Samalut, EGIPTO (Agencia Fides, 12/07/2018) – En el santuario-museo de los mártires coptos
de Libia, asesinados por los terroristas afiliados al Estado Islámico
(Daesh) en enero de 2015 en una playa líbica, junto a los ataúdes usados
para transportar los cuerpos de Libia a Egipto, están guardados, como
reliquias, las esposas que ataban las manos de mártires; así como los
uniformes color naranja que sus verdugos los obligaban a usar durante
las ejecuciones, que fueron filmadas y difundidas a través de Internet.
El Museo del Santuario fue inaugurado recientemente por Anba Befnosios,
Obispo copto ortodoxo de Samalut, en la Catedral, construida para
albergar los restos mortales de los mártires, en la localidad egipcia de
Al Our. Entre los objetos expuestos en el museo están los zapatos de
los martirizados y algunas monedas encontradas en los bolsillos de la
ropa que usaban, sus documentos de identidad y los registros de trabajo,
en los cuales anotaban las actividades que realizaban cada
día.
Las familias de los mártires expresaron su alegría en la inauguración
del museo, que servirá para rendir homenaje a la gloria de Dios
manifestada en quienes nunca renunciaron a su fe.
Los 20 coptos egipcianos y su compañero de trabajo de ghanés fueron
secuestrados en Libia a principios de enero de 2015. Más de un mes
después, el 15 de febrero, el video de su decapitación fue publicado en
sitios web yihadistas. Apenas una semana después de la noticia de la
masacre, el patriarca copto ortodoxo Tawadros II decidió inscribir los
21 mártires degollados por Daesh en el Synaxarium, el libro de los
mártires de la iglesia copta, fijando su conmemoración el 15 de febrero.
Los restos mortales, incluyendo las cabezas desmembradas, fueron
encontrados a finales del pasado mes de septiembre en una fosa común en
la costa de Libia, cerca de la ciudad de Sirte. Los cuerpos fueron
encontrados con las manos atadas detrás de la espalda, vestidos con los
mismos overoles anaranjados que llevaban en el vídeo filmado por los
verdugos en el momento de la decapitación.
La repatriación de los restos de los mártires, varias veces anunciada
por los medios egipcios, tomó más tiempo de lo previsto y, finalmente,
tuvo lugar a mediados del pasado mes de mayo.
Gracias al análisis de ADN fue posible identificar los cuerpos de cada
uno de los 21 mártires.
"El video de la ejecución –refirió a Fides el Obispo copto católico
emérito de Guizeh, Anba Antonios Aziz Mina- fue realizado como si se
tratase de una película escalofriante, con el objetivo de difundir el
terror. Sin embargo, en pieza diabólica se puede ver que algunos de los
mártires, en el momento de su ejecución, repetían: 'Señor Jesucristo'.
El nombre de Jesús fue la última palabra que salió de sus labios. Como
en la pasión de los primeros mártires, se encomendaron a aquél que los
habría de recibir. Así celebraron su victoria, la victoria que ningún
verdugo les puede quitar. El nombre susurrado en el último instante fue
como el sello de su martirio".