MENSAJE DEL SANTO PADRE FRANCISCO
A LOS PARTICIPANTES EN LA III CONFERENCIA INTERNACIONAL DE
"CATHOLIC THEOLOGICAL ETHICS IN THE WORLD CHURCH"
A LOS PARTICIPANTES EN LA III CONFERENCIA INTERNACIONAL DE
"CATHOLIC THEOLOGICAL ETHICS IN THE WORLD CHURCH"
[Sarajevo, 26-29 julio de 2018]
“A Critical Time for Bridge-Building:
Catholic Theological Ethics Today”
Catholic Theological Ethics Today”
¡Queridos hermanos y hermanas!
Saludo a todos vosotros, participantes en esta Tercera Conferencia
mundial sobre Ética Teológica. Se lleva a cabo en Sarajevo, una ciudad
de gran valor simbólico por el camino de reconciliación y pacificación
después de los horrores de una guerra reciente que acarreó tanto
sufrimiento a la gente de esa región.
Sarajevo es una ciudad de puentes. Vuestro encuentro está inspirado en
este motivo dominante, que advierte sobre la necesidad de construir, en
un ambiente de tensión y división, nuevos caminos de cercanía entre
pueblos, culturas, religiones, concepciones de la vida y orientaciones
políticas. He apreciado este esfuerzo vuestro desde el principio,
cuando los miembros de vuestro comité de planificación me visitaron en
el Vaticano el pasado mes de marzo.
El tema de vuestro encuentro es uno sobre el que yo también he llamado
a menudo la atención: la necesidad de construir puentes, no muros.
Vuelvo a repetirlo con la viva esperanza de que las personas en todas
partes presten atención a esta necesidad que cada vez se reconoce más, a
pesar de que a veces suscite miedo y formas de regresión. Sin
renunciar a la prudencia, estamos llamados a reconocer cada signo y
movilizar toda nuestra energía para eliminar los muros de división y
construir puentes de fraternidad en todo el mundo.
Los tres puntos focales de vuestro encuentro se intersecan a lo largo
de este camino de construcción de puentes en un momento crítico como el
nuestro. Habéis dado un lugar central al desafío ecológico, ya que
algunos de sus aspectos pueden crear graves desequilibrios no solo en
términos de la relación entre el hombre y la naturaleza, sino también
entre generaciones y personas. Este desafío, tal como emerge de la
Encíclica Laudato si’, no es simplemente uno entre muchos, sino el
escenario más amplio para una comprensión tanto de la ética ecológica
como de la ética social. Por esta razón, vuestra preocupación por el
tema de los inmigrantes y refugiados es muy seria y provoca una metanoia
que puede fomentar la reflexión ética y teológica, incluso antes de
inspirar actitudes pastorales adecuadas y políticas responsables y
cuidadosamente planificadas.
En este escenario complejo y exigente, se necesitan individuos e
instituciones capaces de asumir un liderazgo renovado. No es necesario,
por otro lado, gritar slogans que a menudo quedan vacíos, o del
antagonismo entre las partes que compiten por el primer puesto. Hace
falta un liderazgo que pueda ayudar a encontrar y poner en práctica una
forma más justa para que todos vivamos en este mundo como partícipes en
un destino común.
Con respecto a la cuestión de cómo la ética teológica pueda dar su
propia contribución específica, encuentro incisiva vuestra propuesta de
crear una red entre personas en los diversos continentes que, con
diferentes modalidades y expresiones, puedan dedicarse a la reflexión
ética en una clave teológica en un esfuerzo para encontrar recursos
nuevos y efectivos. Con tales recursos, se pueden llevar a cabo análisis
adecuados, pero, lo que es más importante, se pueden movilizar energías
para una praxis compasiva y atenta a situaciones humanas trágicas,
preocupada por acompañarlas con un cuidado misericordioso. Para crear
una red así, es urgente construir puentes entre vosotros, compartir
ideas y programas, y desarrollar formas de acercamiento. Huelga decir
que esto no significa luchar por la uniformidad de los puntos de vista,
sino más bien buscar con sinceridad y buena voluntad una convergencia de
propósitos, con apertura dialógica y con la discusión de perspectivas
diferentes. Os será útil una forma particular de competencia, más
urgente y compleja hoy, a la que me referí en el Prólogo de la reciente
Constitución Apostólica Veritatis gaudium. Al mencionar los
criterios fundamentales para una renovación y un relanzamiento de los
estudios eclesiásticos, hice hincapié en la importancia de un "amplio
diálogo" (n. 4, b), que pueda servir de base para esa apertura
interdisciplinaria y transdisciplinaria tan vital también para la
teología y para la ética teológica. También señalé "la urgente necesidad
de 'establecer redes' entre las instituciones de todo el mundo que
cultiven y promueven los estudios eclesiásticos" (n. 4, d).
Os animo, como hombres y mujeres que trabajan en el campo de la ética
teológica, a apasionaros por este diálogo y a trabajar en red. Este
enfoque puede inspirar análisis que serán aún más perspicaces y atentos a
la complejidad de la realidad humana. Vosotros mismos aprenderéis cada
vez mejor cómo ser fieles a la palabra de Dios que nos desafía en la
historia, y a mostrar solidaridad con el mundo, que no estáis llamados a
juzgar sino, más bien a ofrecerle nuevos caminos, acompañar
itinerarios, restañar heridas y sostener debilidades.
Tenéis ya más de diez años de experiencia en la construcción de esos puentes en vuestra asociación, Catholic Theological Ethics in the World Church.
Vuestros encuentros internacionales en Padua (2006) y Trento (2010),
vuestros encuentros regionales en diferentes continentes y vuestras
diversas iniciativas, publicaciones y actividades docentes, os han
enseñado un estilo de intercambio que confío en que persevere de una
manera que resulte fructífera para toda la Iglesia. Me uno a vosotros
para dar las gracias a los oficiales que han llegado al final de su
mandato y a los que ahora asumen sus responsabilidades; os recordaré en
mis oraciones. A todos vosotros imparto cordialmente mi bendición, y os
pido, por favor, que recéis por mí.
Desde el Vaticano, 11 de julio de 2018
FRANCESCO
© Copyright - Libreria Editrice Vaticana