CIUDAD DEL VATICANO (http://press.vatican.va - 8 de julio de 2018).- Con motivo de la jornada dedicada al Domingo del Mar, que se celebra
hoy, 8 de julio de 2018, el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo
Humano Integral ha enviado un mensaje de gratitud a los capellanes,
voluntarios y seguidores del Apostolado del Mar, recordando la difícil
tarea de la gente de mar en todo el mundo.
Publicamos a continuación el texto del Mensaje del Prefecto del
Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, el cardenal
Peter A. Turkson:
Mensaje para el Domingo del Mar 2018
(8 de julio de 2018)
Celebrando el Domingo del Mar, estamos obligados a recordar a los
casi 1.200.000 marineros de cada nacionalidad, que profesan una fé
diferente, obligados a vivir varios meses en el espacio restringido de
un barco, separados de sus familias y de sus seres queridos, sin poder
participar a los eventos familiares más importantes y significativos
(cumpleaños, graduaciones, etc) ni estar presentes en los momentos
difíciles que te ponen a prueba, como las enfermedades o la muerte.
Con su profesión, los marineros desarrollan un rol significativo en
nuestra economía global transportando, de una parte a otra del globo, el
90% de los bienes que utilizamos en nuestra vida cotidiana. Por eso,
hoy, mientras rezamos por estas personas, donde quiera que estén,
queremos expresar nuestra gratitud por el duro trabajo lleno de
sacrificios que llevan a cabo.
Algunos de los obstáculos que la gente del mar afronta cotidianamente son los siguientes:
Negación del permiso de desembarcar y de visitar el barco
Con la mecanización y la automoción, el tiempo de atraque del barco
en el puerto se ha reducido al mínimo, por eso la tripulación no tiene
suficiente tiempo para descansar y relajarse. Además, aunque la
introducción del Código Internacional para la protección de los buques y
de las instalaciones portuarias (ISPS) haya mejorado la seguridad del
mar, al mismo tiempo se ha revelado particularmente difícil para los
marineros. En numerosos puertos, para las tripulaciones es cada vez más
complicado obtener el permiso para bajar a tierra firme, a causa de la
política empresarial y de las normas restrictivas y discriminatorias
impuestas por los Gobiernos. A esto se debe añadir el hecho de que a
muchos de nuestros capellanes y voluntarios que visitan los buques, les
viene negado el permiso de entrar en puerto o de subir a bordo de los
buques para suministrar bienestar material y espiritual a los marineros
que llegan a la costa tras semanas de navegación.
Condenamos estos hechos que contradicen el espíritu de la Regla 4.4 del Convenio sobre el trabajo marítimo (MLC) [1],
que ha entrado en vigor el 20 de agosto del 2013, con la intención de
mejorar el bienestar de los marineros. Las tripulaciones no se deberían
ver negada la libertad de bajar a tierra firme, así como a los
capellanes y a los voluntarios no se les debería negar el derecho de
subir a bordo de los buques.
Violencia en el mar y piratería
Aunque la situación haya mejorado respecto a los años precedentes,
queremos invitar a cada persona a que esté atenta a la violencia en el
mar, que generalmente está marcada por la piratería. La principal causa
de piratería va siempre unida a la inestabilidad política y a menudo a
la industria de la pesca. La pesca ilegal, no declarada y no
reglamentada (IUU) ha privado a muchos Estados costeros de sus recursos
marítimos naturales, creando una situación de extrema pobreza en el
país, y facilitando a individuos sin escrúpulos a convertir pescadores
desesperados y sin trabajo en piratas.
Pedimos a los Gobiernos y a los propietarios de los buques que pongan
en práctica todos los mecanismos necesarios para proteger la vida de
las personas en el mar y reducir al mínimo el coste económico.
Abandono de buques y tripulación
El abandono de buques y tripulación no es un problema nuevo para la industria marina. Según un artículo periodístico [2],
entre el 2012 y el 2017 más de 1.300 marineros han sido abandonados por
diversas razones en puertos extranjeros lejos de casa, a menudo sin
sueldo y sin reservas de comida y carburante para el buque. Una vez
abandonados, a los marineros se les deja solos, preocupándose por la
comida, el sueldo, el estado de inmigración y de muchas cosas más, a no
ser que sean ayudados por una organización humanitaria.
Queremos exprimir nuestro más sincero agradecimiento a todos los capellanes y voluntarios de las Stella Maris
que, de Malta a Sudáfrica, del Reino Unido a los Estados Unidos,
durante meses, han proporcionado ayuda material, espiritual, legal y
psicológica a diferentes tripulaciones de buques abandonados, y
continúan haciendolo.
Pedimos que se dé una total implementación de los enmendamientos a la
MLC 2006, y que se ponga en práctica un sistema de seguridad financiera
dirigido a garantizar que los propietarios de los buques den una
indemnización a los marineros y a sus familias en caso de abandono [3].
Impacto ambiental en los océanos
En la Laudato Si’ Papa FRANCISCO afirma: “Se ha vuelto
urgente e imperioso el desarrollo de políticas para que en los próximos
años la emisión de dióxido de carbono y de otros gases altamente
contaminantes sea reducida drásticamente, por ejemplo, reemplazando la
utilización de combustibles fósiles y desarrollando fuentes de energía
renovable” (n.26).
Como cualquier tipo de transporte que utiliza combustibles fósiles,
los buques producen emisiones de dióxido de carbono que contribuyen de
manera significativa al cambio climático global y a la acidificación de
los océanos. Además del dióxido de carbono estos buques emiten una
cierta cantidad de contaminantes que contribuyen al problema.
Respaldamos los esfuerzos llevados a cabo por la Organización
Marítima Internacional (OMI) para prevenir y reducir de forma
significativa la contaminación plástica marina del sector marítimo y
disminuir las emisiones de los gases de efecto invernadero producidas
por los buques e implementar otras normas que impongan el uso de
carburantes más limpios en el mar.
Por último, invocamos a María, Estrella del Mar, para que extienda su protección maternal a la gente del mar y la guíe en los peligros hacia un puerto seguro.
Cardenal Peter A. Turkson
Prefecto
______________________
[1] Los Miembros deberán velar por que las
instalaciones de bienestar en tierra, si las hay, sean de fácil acceso.
Los Miembros también deberán promover la construcción en determinados
puertos de instalaciones de bienestar como las enumeradas en el Código, a
fin de que la gente de mar a bordo de los buques que se encuentren en
sus puertos tenga acceso a instalaciones y servicios de bienestar
apropiados.
[2] https://worldmaritimenews.com/archives/227230/interview-over-1300-seafarers-abandoned-in-five-years/
[3] Enmiendas al Código del citado Convenio relativas a la Regla 2.5 – Repatriación de la MLC 2006 (y anexos)