Managua, NICARAGUA (Agencia Fides, 19/07/2018) - En el mismo día hace 39 años (1979) el pueblo
de Nicaragua que anuncian la victoria popular contra el dictador Somoza,
ayer 18 de julio de 2018, el Consejo Permanente de la OEA (Organización
de Estados Americanos) aprobó el resolución que condena al régimen de
Daniel Ortega por la represión con 21 votos a favor, 3 en contra y 7
abstenciones. La resolución condena al gobierno de Ortega y Murillo por
las violaciones de los derechos humanos, llama a elecciones anticipadas
para la primavera, exige desmantelar los grupos paramilitares,
garantizar los derechos humanos y recibir una comisión internacional.
En el país, mientras que la violencia no se detiene, los disturbios y
protestas que estallaron hace tres meses (precisamente el 18 de abril)
no han disminuido. La policía y los paramilitares, junto con las Turbas
(civiles pagados por Ortega), tomaron ayer el control del centro de
Masaya, una ciudad a 30 km de la capital, que se convirtió en uno de los
símbolos de la oposición al gobierno del presidente Ortega. Los
enfrentamientos duraron más de 7 horas, en particular en el área donde
reside la comunidad indígena de Monimbo. Aquí, en el vecindario que
había tenido una resistencia valiente, hay 3 muertos. Las fuerzas
militares han pasado casa por casa aterrorizando a la población.
Fides ha recibido testimonios de misioneros que informan sobre la
violencia militar tremenda contra la población, y el método de "aislar" a
algunos barrios, donde incluso la prensa internacional no ha sido capaz
de llegar para informar sobre lo que sucede. Estos grupos aplican una
"estrategia de terror" para someter a la población que reside allí. La
población, sin embargo, no se ha dado por vencida, y todos los
ciudadanos se ha convertido en reporteros porque desde las ventanas de
la casa o escondidos detrás de una puerta, puede grabar con sus
teléfonos todos los ataques y la violencia de los paramilitares, para
informar a la Asociación Nicaragüense de Derechos Humanos y otras
instituciones para la defensa de los ciudadanos.
El nuncio apostólico en Nicaragua, el arzobispo Stanislaw Waldemar
Sommertag, había convocado a representantes de los medios para
manifestar su profunda preocupación por el "trágico momento" de
Nicaragua: "Con toda mi fuerza humana y espiritual, invito a todas las
conciencias humanas poder llegar a una tregua y permitir un rápido
retorno al diálogo nacional para encontrar una solución adecuada en
conjunto y luego resolver la crisis". Mons. Sommertag había visitado
personalmente la iglesia de la Divina Misericordia para ver la situación
después del asedio.
Entre los informes propagados a través de las redes sociales
directamente por los protagonistas y víctimas de esta violencia, también
han enviado algunos a la Agencia Fides, reportamos el testimonio del
Padre Augusto Gutiérrez, párroco de la comunidad indígena de Monimbó que
cuenta: "fueron cuatro horas de ataque con armas de guerra: la iglesia
está completamente destruida, lo que hace el gobierno es muy injusto, es
genocidio, no tiene otro nombre ". Luego lanza una apelación: "Este
vecindario es humilde, todos son indígenas y trabajadores, el gobierno
nos está matando".