Addis Abeba, ETIOPÍA (Agencia Fides, 17/072018) - “Reflexionemos sobre lo que tenemos en
común y sobre lo que podemos hacer juntos para construir una Iglesia
fuerte en nuestra región”, es la invitación del padre Ferdinand Lugonzo,
Secretario General de la Association of Member Episcopal Conferences in
Eastern Africa (AMECEA) pronunciada durante su intervención en la
décimo novena asamblea plenaria del organismo que congrega a las
Conferencias Episcopales del África Oriental y que se desarrolla en
Addis Abeba.
El padre Lugonzo recuerda que la AMECEA ha sido la primera asociación de
este tipo que fue creada en todo el mundo. La primera asamblea plenaria
de la AMECEA se desarrolló en Dar es Salaam, Tanzania, en 1961. En
aquella ocasión los obispos fijaron siete objetivos todavía válidos,
destaca el padre Lugonzo quien recuerda que la filosofía original de la
asociación es “pensar globalmente y actuar localmente”.
“Tras haber reflexionado sobre los siete puntos de la agenda, es
necesario delinear una estrategia a largo plazo para la Iglesia en
África”, destaca el Secretario General de la AMECEA.
El primer punto se refiere a la Iglesia y los medios de comunicación.
Durante la asamblea se está trabajando en torno a la creación de una
televisión regional, de una cadena de radio y de una imprenta para
promover la evangelización de la región. Otros puntos de la jornada son
la formación espiritual de los sacerdotes diocesanos, la necesidad de un
centro para la renovación pastoral y la formación permanente, la
posible creación de una universidad regional, la adopción de programas
de autoabastecimiento, el futuro de las escuelas católicas y la
educación católica y la justicia y la paz en la región. En su
intervención monseñor Telesphore George Mpundu, arzobispo emérito de
Lusaka, Zambia, recordó el papel de las pequeñas comunidades cristianas
que surgieron en la República Democrática del Congo para alcanzar con
los años otros estados de la AMECEA. Monseñor Mpundu animó a demostrar
el interés de los unos por los otros tanto a nivel nacional como
regional y
global empleando una estrategia a largo plazo para la evangelización y
para involucrar más a los laicos en las actividades de la Iglesia.
“Tenemos que reflexionar también sobre cómo apoyar a las mujeres para
que desarrollen un papel importante en el desarrollo de la Iglesia”,
concluyó.