Harare, ZIMBABWE (Agencia Fides, 25/07/2018) - “Los generales tienen todo bajo control. Los
candidatos de la mayoría y de la oposición están, de alguna manera,
controlados por ellos. Para ser honesto, no creo que las elecciones
traigan grandes cambios a Zimbabwe”.
El padre Brian MacGarry lee la situación política posterior a Mugabe con
cierto desencanto antes de las votaciones que se celebrarán el 30 de
julio. El padre Brian es un jesuita que ha conocido todas las esperanzas
y desilusiones experimentadas por los ciudadanos de la antigua Rhodesia
en los últimos cuarenta años.
El misionero inglés en los años setenta obtuvo la ciudadanía del país
para trabajar mejor sobre el terreno. Fue partidario de Robert Mugabe y
su lucha contra el rígido sistema de apartheid impuesto por el primer
ministro Ian Smith. En el nuevo Zimbabwe, que se independizó en 1980, se
distanció progresivamente de Mugabe, que se transformó, de iluminado
líder de la resistencia, en un déspota cruel. Pero, caído Mugabe, el
padre Brian no se hace ilusiones.
“Emmerson Dambudzo Mnangagwa, el nuevo presidente, - explica el padre
MacGarry a Fides -, participó en la lucha de liberación. Pero compartió
el poder con Mugabe durante años. Respiró el aire de la época de Mugabe y
ha sido un miembro del Zanu Pf, el partido gobernante durante décadas.
No espero nada de él”.
En Zimbabwe, sin embargo, también está el Movimiento por el Cambio
Democrático, el partido de la oposición. Recientemente, su líder
histórico, Morgan Tsvangirai, felleció y fue reemplazado por Nelson
Chamisa. “Chamisa, - señala el padre Brian -, ha transformado al MCD en
el Zanu-Pf, el partido gobernante desde 1980. Las luchas por hacerse con
el poder dentro de su partido han expuesto su astucia y ambiciones”.
La incógnita es el papel que tendrán los militares que, en el pasado,
influyeron en las elecciones. A través de la violencia y la
intimidación, siempre han favorecido al Zanu-Pf. “El ejército se ha
salido con la suya desde el principio, - dice el padre apenado Brian -.
“Tanto Mnangagwa como Chamisa le son cercanos. Los militares, sin
embargo, podrán ganar las elecciones pero no reactivar la economía”.
La economía está al borde del colapso. El efectivo es casi inexistente y
ha sido reemplazado por “Bond Notes” (que oficialmente valen un dólar,
pero de hecho mucho menos). En el último período, se ha seguido una
política de prohibición de las importaciones con el objetivo de apoyar
la producción nacional, con consecuencias que se ven ahora como la
escasez de bienes de consumo y el aumento de los precios.
La agricultura sigue siendo la principal fuente de ingresos del país
para más del 70% de la población y podría generar más ingresos
relacionados con las exportaciones y más empleo que cualquier otro
sector productivo, pero la estructura agrícola del país ha sido
desmantelada en la última década por la reforma agraria de Mugabe. “Los
británicos, -continúa el padre Brian-, son los principales partidarios
de Mnangagwa porque quieren garantizarse el control de los recursos
minerales del país. Pero no pueden permitirse reconstruir toda la
economía”.
Desde el punto de vista de las libertades personales, algo ha mejorado.
“Sí, - concluye el padre Brian -, hay un aire de libertad. Mnangagwa,
sin embargo, ha insinuado que quiere “restaurar el orden”, por lo que la
situación podría empeorar. No tengo miedo. Siempre dije lo que pensaba
de Mugabe y de su familia y continuaré diciéndolo. Pagué con una pena de
prisión. Ahora no tengo nada que perder”.