viernes, 27 de julio de 2018

Videomensaje Papal a la Asamblea Trienal de los Jóvenes organizada por la AECYA

CIUDAD DEL VATICANO (http://press.vatican.va - 27 de julio de 2018).-  Texto del Videomensaje que el Santo Padre FRANCISCO envió el 15 de julio a la Asamblea Trienal de los jóvenes organizada por la Conferencia Episcopal de las Antillas (AECYA)


VIDEOMENSAJE DEL SANTO PADRE FRANCISCO
A LA ASAMBLEA TRIENAL DE LOS JÓVENES ORGANIZADA
POR LA CONFERENCIA EPISCOPAL DE LAS ANTILLAS (AECYA)


¡Buenos días!


Saludo con afecto a ustedes los jóvenes que quieren transformar la familia del Caribe. Lindo trabajito. Se ve que tienen garra y quieren luchar. Sigan adelante.


Es un tema desafiante, ustedes son jóvenes, pero me pregunto: ¿Son jóvenes o jóvenes envejecidos? Porque si son jóvenes envejecidos no van a poder hacer nada. Tienen que ser jóvenes "jóvenes". Con toda la fuerza de la juventud para transformar. Y lo primero que tienen que hacer es ver si se "instalaron". No, si están instalados la cosa no va. Tienen que desinstalarse los que están instalados, y empezar a luchar. Ustedes quieren transformar, quieren llevar adelante y han hecho suyas las directivas de la Exhortación post-Sinodal sobre la familia para llevar adelante la familia, para transformar la familia del Caribe. Llevarla adelante hoy para mañana, o sea, en el presente para el futuro. Y hoy, ustedes, para entender el presente tienen que saber describirla, saberla comprender para enfrentar el mañana. Y en el camino de hoy a mañana necesitan de la doctrina sobre la familia y la tienen en el capítulo cuarto de la Exhortación: ahí está el núcleo. Estúdienlo. Véanlo y van a tener las pautas de progresión. Pero hoy y mañana. Nos queda el ayer. No se puede mirar al mañana sin mirar al ayer. No se puede mirar el futuro sin reflexionar sobre el pasado. Ustedes se preparan para transformar algo que les fue dado por sus mayores. Ustedes reciben historia de ayer, reciben tradiciones de ayer. Ustedes tienen raíces y sobre esto quiero detenerme un minutito: no se puede hacer nada en el presente ni en el futuro si no estás arraigado en el pasado, en tu historia, en tu cultura, en tu familia; si no tenés las raíces bien metidas adentro. De la raíz te va a venir la fuerza para seguir adelante. Todos nosotros y ustedes no fuimos fabricados en un laboratorio, tenemos esa historia, esas raíces. Y lo que hagamos, los frutos que demos, la belleza que podamos hacer en adelante, vienen de esas raíces.


Un poeta termina su gran poema con este verso: «Todo lo que el árbol tiene de florido, le viene de lo que tiene soterrado». Miren hacia atrás también para tener raíces, miren a sus abuelos, miren a sus viejos y hablen con ellos, y tomen eso y lo llevan adelante. Transformado, pero ahí van a tener las raíces, la fuerza para transformar la familia. Es una tensión transformante. No se puede transformar sin tensión. 


Les dije que el núcleo de Amoris laetitia era el capítulo cuarto. Cómo vivir el amor. Cómo vivir el amor de la familia. Hablen entre ustedes sobre el capítulo cuarto. Ahí van a tener mucha fuerza para seguir adelante y hacer la transformación. Y no se olviden una cosa: que el amor tiene fuerza propia. El amor tiene fuerza propia. Y el amor no termina nunca. San Pablo dice: La fe y la esperanza acabarán cuando ya estemos con el Señor, en cambio el amor seguirá con el Señor (cf. 1 Co 13,13). Ustedes están transformando algo que es para toda la eternidad. Esa fuerza propia que quedará para siempre. Lindo trabajito se han puesto a hacer. Sigan adelante. Que Dios los bendiga, rezo por ustedes y por favor, no se olviden de rezar por mí. Adiós.


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