Bangui, REPÚBLICA CENTROAFRICANA (Agencia Fides, 20/11/2018) - El balance de la masacre perpetrada en Alindao
el 15 de noviembre se eleva a 48 muertos, según
un informe de la ONU. En el asalto a la catedral local, al episcopado y
al cercano campo de desplazados, fueron asesinados el vicario general de
la diócesis de Alindao, mons. Blaise Mada, y el padre Celestine
Ngoumbango, párroco de Mingala. La mayoría de las víctimas son
desplazados que estaban en el campo.
Los acusados de la masacre son los hombres de la UPC (Unité pour la Paix
en Centrafrique), grupo armado formado por antiguos miembros de la
coalición de guerrilleros Seleka, que tomó el poder en 2012 al derrocar
al presidente François Bozizé; dando lugar a una guerra civil que ha
adquirido un carácter confesional. De hecho, los guerrilleros Seleka,
musulmanes, se opusieron a los grupos anti-balaka, formados por
cristianos y seguidores de las religiones tradicionales.
La Conferencia Episcopal de la República Centroafricana declaró que la
Iglesia católica "se ha convertido en el blanco de los grupos armados en
África Central". En un comunicado, los obispos piden al Gobierno y a la
MINUSCA (Misión de las Naciones Unidas para la Estabilización de la
República Centroafricana) que "coordinen sus acciones para que los
autores de estos asesinatos y sus responsables sean detenidos y llevados
ante la justicia".
Los obispos exhortaron a las comunidades cristianas a mantener la calma y
a orar por la paz, evitando buscar venganzas que desencadenarían un
ciclo de violencia difícil de detener. En una entrevista con la Agencia
Fides, monseñor Juan José Aguirre, obispo de Bangassou, dijo que "las
fuerzas extranjeras quieren asegurarse de que los centroafricanos luchen
entre sí para poder meter las manos en la riqueza del país y abrir el camino al Islam radical en el corazón de África.