Roma, ITALIA (Agencia Fides, 02/06/2016) – “Gracias a la experiencia de evangelización,
misión, oración, testimonio y caridad de las Iglesias jóvenes, deseamos
que toda la Iglesia vuelva a encender su pasión por Cristo y por el
anuncio de su Evangelio”, ha subrayado Su Exc. Mons. Protase Rugambwa,
Secretario adjunto de la Congregación para la Evangelización de los
Pueblos y Presidente de las Obras Misionales Pontificias (OMP), en su
discurso ante la Asamblea general de las OMP, que se está celebrando en
Roma, sobre el tema “Despertar la conciencia de
la misión hoy. Las OMP al servicio de las Iglesias jóvenes”.
El arzobispo ha retomado y reiterado una afirmación suya de hace tres
años, cuando participó por primera vez la Asamblea General: “Las OMP
tienen razón de existir sólo si conservan celosamente su especificidad
propia: animación, formación, cooperación con las Iglesias locales para
la Missio ad Gentes. No somos una de las muchas agencias de caridad que
recogen fondos para los países emergentes. Lo que caracteriza nuestro
servicio es la primera evangelización, su carácter universal”.
El año del centenario de una de las cuatro Obras Misionales Pontificias,
la Pontificia Unión Misionera (PUM), nacida de la intuición del Beato
Paolo Manna, “para que todos los bautizados fueran sensibles,
apasionados e informados sobre su compromiso misionero Ad Gentes”,
caracteriza la Asamblea de este año. Mons. Rugambwa ha reiterado la
necesidad de un replanteamiento, una reforma de la PUM, en su papel de
“alma” de todas las OMP, como la definía el Beato Papa Pablo VI. “Esta
indicación acertada – ha dicho el Arzobispo - nos convence de que no
sólo se debe pensar y renovar la PUM como un proceso gradual realizado
entre todos juntos, sobre todo con las otras tres obras Pontificia, sino
que además este proceso debe ser beneficioso para su trabajo y su
identidad, fuertemente ligada al apoyo financiero de las Iglesias
misioneras”. Por lo tanto, ha instado a “no temer” el dejarse renovar
por el espíritu: “En el contexto de una 'Ecclesia semper
reformanda', las OMP, gracias a los cien años de la PUM, tampoco tienen
que temer los vientos que invitan a la conversión, a la reforma, a morir
para resucitar”.
Después de dibujar una imagen panorámica de las principales actividades
realizadas por los Secretariados Generales durante el año pasado y de
indicar algunas etapas futuras, el Presidente de las OMP ha concluido su
discurso con estas palabras: “Como el sembrador, preocupado sólo de la
calidad de la semilla, de la buena preparación del terreno y de la buena
calidad de su trabajo, esperamos el buen fruto del Espíritu que siempre
nos renueva y nos hace vigilantes, atentos a los signos de los tiempos,
a la necesidad constante de conversión personal y a la valiente reforma
de las estructuras al servicio de la misión y de la salvación de todo
el mundo”.