Johannesburgo, SUDÁFRICA (Agencia Fides, 02/06/2016) - “Los refugiados en Sudáfrica se
enfrentan a la injusticia y a la inhumanidad”, ha dicho S. E. Mons. Buti
Thlagale, Arzobispo de Johannesburgo, en su discurso de apertura de la
mesa redonda organizada por el Departamento para el cuidado de los
Migrantes y Refugiados de la Arquidiócesis de Johannesburgo y por el
Jesuit Refugee Services (JRS). Se insta a las diferentes articulaciones
de la Iglesia a ser compasivos y amables, compartiendo la información
para mejorar el trabajo de caridad.
Durante el curso de los trabajos se han abordado varias cuestiones
relacionadas con las condiciones de los refugiados en el país. JRS ha
destacado que el nuevo seguro de salud nacional, cubre a todos los
ciudadanos de Sudáfrica y a los refugiados permanentes, pero a los
solicitantes de asilo sólo parcialmente, a los que sólo se garantiza los
servicios de urgencias.
El director del Instituto Scalabriniano para la movilidad humana en
África ha remarcado que las políticas de migración han fracasado, debido
a que se basan en “criterios de selección y admisión, que por sí solos
no pueden determinar los números, los flujos y patrones de migración.
También es importante entender por qué las personas emigran”. Por
último, ha subrayado que cualquier política migratoria debe contemplar
el interés nacional, es decir, el derecho a la seguridad de los
ciudadanos, con los derechos humanos de los migrantes. “Lo ideal sería
que tuviesen el mismo peso”.
Un relator de la vecina Mozambique ha informado en su ponencia sobre la
situación de los refugiados, la mayoría de nacionalidad congoleña. Al
entrar en Mozambique desde Tanzania se les pide que se registren como
refugiados. La inscripción se realiza en el campo de refugiados y sólo
después de ser registrados pueden abandonar el campo. Los migrantes y
refugiados regulares que viven en el país desde hace 10 años pueden
solicitar convertirse en ciudadanos de Mozambique. Los irregulares son
expulsados. Pero hay mozambiqueños y migrantes irregulares procedentes
de otros países que tratan de entrar en Sudáfrica. Pero todos ellos
corren el riesgo de ser enviados de vuelta a Mozambique, donde los misioneros Escalabrinianos han organizado centros para ayudarles.