Pyay, MYANMAR (Agencia Fides, 08/09/2017) – “La situación de los Rohingya, actualmente, es
muy difícil de evaluar. No hay noticias que sean seguras y las que
circulan son contradictorias, según la fuente de la que provengan, ya
sea el gobierno, los propios Rohingya u otras diferentes. Lo que podemos
decir y que deseamos con fuerza es que se llegue a una solución
pacífica, que tenga en cuenta el respeto de la dignidad y de los
derechos humanos de todos”: así los declara a la Agencia Fides el obispo
Alexander Pyone Cho, que dirige la diócesis de Pyay, en el Oeste de
Myanmar. Pyay es la diócesis que cubre el territorio del estado de
Rakhine, en el Oeste del país, donde está asentada la población de la
minoría étnica de los Rohingya, de religión musulmana.
Mientras siguen circulando noticias de violencia y bombardeos contra los
civiles, el obispo señala que “la situación se ha complicado y ha
empeorado por la presencia de extremistas que alimentan el conflicto y
que generan cada vez más violencia”.
“Los Rohingya – explica Mons. Pyone Cho – son una población pacífica y
cordial. Llegaron a Birmania desde Bangladesh en la era británica y han
convivido durante décadas con la población local de los Rakhine sin
ningún tipo de problema. Hace cuatro años comenzaron los primeros
episodios de desordenes, tras un presunto episodio de violación de una
chica Rakhine por parte de un Rohingya. La tensión aumentó rápidamente
debido a la intervención de grupos extremistas budistas y el conflicto
se transformó asumiendo un carácter religioso. El ejercito tubo que
intervenir para controlar la situación. Por desgracia la división y el
odio han continuado incubándose e incluso ha surgido un grupo armado de
Rohingya que ha realizado ataques”.
El obispo Alexander Pyone Cho concluye: “Ahora existe una gran
dificultad para los refugiados, por sus condiciones de vidas. La zona
está totalmente cerrada y nadie puede verificar exactamente lo que esta
sucediendo. En esa zona no hay cristianos, ni católicos, y como iglesia
no podemos actuar de ninguna manera. Sol podemos rezar y pedir el
respeto de la dignidad humana y la construcción de la paz. Es cuanto
pedimos también al Papa Francisco que con alegría acogeremos a finales
de noviembre en Myanmar”.