Texto del discurso que el Papa ha dirigido a los presentes en la Audiencia:
DISCURSO DEL SANTO PADRE FRANCISCO
A LOS PARLAMENTARIOS Y A LOS POLÍTICOS DE LA PROVINCIA DE MARSELLA (FRANCIA)
A LOS PARLAMENTARIOS Y A LOS POLÍTICOS DE LA PROVINCIA DE MARSELLA (FRANCIA)
Sala Clementina
Lunes, 12 de marzo de 2018
Lunes, 12 de marzo de 2018
Señoras y señores,
acompañados por Monseñor Georges Pontier y los obispos de la provincia de Marsella, lleváis a cabo un viaje al corazón de la Iglesia Católica,
para descubrir el trabajo que se hace aquí en Roma. Os agradezco que
hayáis aceptado vivir este camino y me complace saludaros cordialmente y
dirigirme a vosotros.
La propuesta que os han hecho los obispos atestigua la estima de la
Iglesia Católica por el esfuerzo político cuando está motivado por el
deseo de crear condiciones favorables para la convivencia respetuosa de
las diferencias, atento a las situaciones precarias, a las personas más
vulnerables. En vuestros territorios, como en muchos otros lugares,
enfrentáis problemas que constituyen para vosotros, en el ejercicio de
vuestra misión, otros tantos desafíos. En efecto, " la grandeza política
se muestra cuando, en momentos difíciles, se obra por grandes
principios y pensando en el bien común a largo plazo." (Enc. Laudato si’, 178). La historia de vuestras regiones, fuertemente marcada por la
dimensión mediterránea, atestigua la riqueza de las diversidades que son
potenciales reales a nivel humano, económico, social, cultural e
incluso religioso. Y es tanto más importante, sobre la base de los
principios de subsidiariedad y solidaridad, en un gran esfuerzo de
diálogo político y de creación de consenso, preocuparse por la búsqueda
del desarrollo integral de todos (cf. ibíd., N. Evangelii gaudium, 240) . En esta perspectiva, los valores de libertad, igualdad y
fraternidad son piedras angulares y un horizonte para el ejercicio de
vuestras responsabilidades. Ante los problemas de la sociedad, también
es necesario convertirse en promotores de un debate real sobre valores y
directrices que todos reconozcan comunes. En este debate, los
cristianos están llamados a participar con los creyentes de todas las
religiones y todos los hombres de buena voluntad, a fin de fomentar el
desarrollo de una cultura del encuentro.
En este sentido, ojalá vuestro deseo de servir al bien común os lleve
a hacer todo lo posible para construir puentes entre las personas que
se encuentran en diferentes condiciones sociales, económicas, culturales
y religiosas, así como entre diferentes generaciones. Os animo a ser
también creadores de vínculos entre las zonas urbanas y rurales, entre
el mundo de los estudios y el de las profesiones, para que el dinamismo
de vuestros territorios se enriquezca siempre con las diversas
especificidades. Finalmente, estáis llamado a tratar siempre de haceros
prójimos de los demás, especialmente de las personas en una situación
precaria; a no resignaros nunca a la desigualdad social, la raíz de los males de la sociedad, sino a promover una conversión ecológica integral
al servicio de la salvaguardia de nuestra casa común. Pienso también en
los migrantes y refugiados que han huido de sus países debido a la
guerra, la pobreza, la violencia y a lo que ya se ha hecho para
ayudarlos. Se trata de perseverar en la búsqueda de medios compatibles
con el bien de todos, para acogerlos, protegerlos, promover su desarrollo humano integral integrarlos en la sociedad (cf. Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz, 1° de enero 2018). Así, se puede contribuir a la construcción de una sociedad más justa, más humana y más fraternal.
Confío vuestro camino a Cristo, fuente de nuestra esperanza y de
nuestro esfuerzo al servicio del bien común. Invoco sobre vosotros,
sobre vuestras familias, sobre vuestro país, así como sobre los obispos
que os acompañan la bendición del Señor. Gracias.
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