Lahore, PAKISTÁN (Agencia Fides, 03/11/2018) - El grupo extremista islámico Tehreek-e-Labbaik
Pakistan (TLP) puso fin a los disturbios que organizaron por la
absolución de Christian Asia Bibi, después de haber firmado un acuerdo
con el Gobierno de Pakistán. El documento devuelve la normalidad a
Pakistán que durante tres días ha estado paralizada por manifestaciones
en las principales ciudades. El TLP comenzó sus protestas tras la
decisión del Tribunal Supremo de Pakistán de absolver a Asia Bibi,
campesina cristiana de la región del Punjab condenada a muerte por
presunta blasfemia en 2010 y absuelta en tercer y último grado.
Según el contenido del acuerdo se habría presentado además un recurso de
revisión de la sentencia ante el Tribunal Supremo, una posibilidad
prevista por la ley. Además, en una segunda instancia, se solicita al
tribunal que incluya el nombre de Asia Bibi en la “Lista de salida
controlada” que contiene los nombres de los ciudadanos paquistaníes a
los que no se les permite salir. Se prevé además la liberación de los
radicales detenidos en estos días.
Sin embargo, si bien la normalidad vuelve progresivamente a Pakistán y
mientras los dos procedimientos legales siguen su curso, nada impide que
se pueda empezar a organizar la salida del país de Asia Bibi. La mujer
es técnicamente una persona libre y, si aún no ha salido de la prisión,
solo es por garantizar su protección y para evitar que sea víctima de
una ejecución extrajudicial.
Mientras tanto, incluso en el mundo islámico pakistaní ha habido algunas
voces que han criticado las medidas de presión del TLP, como un grupo
de religiosos islámicos en el foro “Tanzeem Ittehad-i-Ummat” que ha
pedido a los manifestantes que depongan sus actos. Muhammad Zia-ul-Haq
Naqashbandi, el presidente de la organización con sede en Lahore,
aseguró: “No es el momento de luchar entre nosotros, de matar a nuestra
gente y de destruir nuestras propiedades. Eso dice al mundo que somos
extremistas”. Y añadió: “Exigimos que las protestas sean siempre
pacíficas y que no dañen la propiedad pública o privada”. Según el líder
religioso, los disturbios afectaron efectivamente a la economía del
país y muchas personas encontraron imposible transitar por las calles,
incluidos pacientes que acudían a los hospitales.