Kabul, AFGANISTÁN (Agencia Fides, 05/11/2018) – “Los afganos cuentan con una esperanza: que las 
fuerzas enfrentadas están dispuestas a entablar una negociación 
dirigida, por una parte, a la renuncia al uso de la fuerza de los 
talibanes; y, por otra parte, a la su legítimo reconocimiento como 
movimiento político que participa en la vida democrática del país”. Es 
lo que asegura a Fides el padre Giovanni Scalese, un misionero barnabita
 titular de la Missio sui iuris de Afganistán, en su análisis de la 
situación postelectoral en el país. El sacerdote añade: “Como declaró la
 semana pasada el cónsul general afgano en Peshawar, el único camino 
hacia la paz para un país en conflicto durante 40 años es el diálogo. 
Después de la participación del pueblo en estas últimas elecciones, creo
 que a los talibanes solo les queda sentarse en la mesa de 
negociaciones”.
Los comicios se celebraron en un clima de miedo e incertidumbre debido a
 los ataques de los talibanes y del ISIS y la desorganización en la 
votación. A pesar de esto, según el barnabita, ese día puede suponer un 
punto de inflexión en la historia del país: “En primer lugar, porque los
 ciudadanos han mostrado un deseo de renovación y limpieza de la Wolesi 
Jirga, controlada por caudillos y personajes corruptos. Se espera que en
 el futuro los jóvenes diputados tomen la iniciativa y sean portadores 
de los verdaderos intereses del pueblo afgano”. Sin embargo, el cambio 
también podría afectar a la política internacional: “Estados Unidos ha 
llevado a cabo una guerra de 17 años en Afganistán, pagando un precio 
enorme en términos no solo económicos sino también humanos. No es 
extraño que quiera retirarse gradualmente de la administración del país.
 Sin embargo, lo deseable es solo una progresiva retirada militar, y que
 se deje espacio a las iniciativas económicas para
impulsar el pleno desarrollo del país. Para lograr esto, sin embargo, 
primero es necesario promover la paz y la convivencia en la vida 
cotidiana”.