sábado, 18 de junio de 2016

Audiencia Jubilar del Papa FRANCISCO: "Una conversión que parte de la misericordia"

CIUDAD DEL VATICANO, 18 de junio de 2016 (VIS).-  Más de 30,000 personas han participado esta mañana en la Audiencia Jubilar en la Plaza de San Pedro durante la cual el Santo Padre FRANCISCO, prosiguiendo con sus catequesis sobre la misericordia, ha abordado esta vez la relación entre misericordia y conversión.


El Papa explicó que cuando Jesús se manifestó después de su resurrección varias veces a los discípulos les indicó que su  predicación en el mundo se debía centrar en la conversión y el perdón de los pecados, dos aspectos de la misericordia de Dios. “La conversión –dijo- está presente en toda la Biblia, especialmente en la predicación de los profetas que invitan constantemente al pueblo a volver al Señor, pidiéndole perdón y cambiando su forma de vida. Convertirse para los profetas era “cambiar de rumbo” y dirigirse de nuevo al Señor, convencidos de que nos ama con un amor siempre fiel… Regresar al Señor”.


Jesús hizo de la conversión la primera palabra de su predicación: Convertíos y creed en el Evangelio” y con ese anuncio se presenta al pueblo pidiendo que acojan su palabra como la última y definitiva que el Padre dirige a la  humanidad y respecto a la predicación de los profetas insiste todavía más en la dimensión interior de la conversión que involucra a toda la persona, corazón y mente, para ser una criatura nueva, una persona nueva. Cambia el corazón y uno se renueva”.


Pero cuando Cristo llama a la conversión “no se yergue en juez de las personas, sino que lo hace partiendo de la cercanía, de la compartición de la condición humana y, por lo tanto, de la calle, de la casa, de la mesa –subrayó el Pontífice- La misericordia para todos los que necesitaban cambiar de vida brotaba de su presencia amable para involucrar a cada uno en su historia de  salvación. Jesús persuadía a la gente con su amabilidad, con su amor.Con esa actitud, Jesús llegaba al corazón de las personas que se sentían atraídas por el amor de Dios y empujadas a cambiar de vida.. Por ejemplo la conversión de Mateo y la de Zaqueo ocurrieron así, porque se sintieron amados por Jesús y , a través de el,  por el Padre. La conversión verdadera se produce cuando acogemos el don de la gracia y un claro signo de su autenticidad es que nos damos cuenta de las necesidades de los hermanos y estamos dispuestos a salir a su encuentro”.


“¡Cuántas veces también nosotros sentimos la exigencia de un cambio que nos involucre completamente! –exclamó FRANCISCO al final de su catequesis- ¡Cuántas veces decimos: tengo que cambiar, no puedo seguir así… Por este camino mi vida no dará fruto, será una vida iñútil y yo no seré feliz! ¡Cuántas veces nos vienen estos pensamientos!... Y Jesús está a nuestro lado, con la mano tendida que nos dice: “Ven, ven conmigo. El trabajo lo hago yo: Yo te cambiaré el corazón, te cambiaré la vida, te haré feliz… Es así. Jesús que está con nosotros nos invita a cambiar de vida. Es el,  con el Espíritu Santo, que siembra en nosotros esta inquietud para cambiar de vida y ser un poco mejores.  Sigamos esta  invitación del Señor y no  opongamos resistencia porque solamente si nos abrimos a su misericordia encontramos la verdadera vida y la verdadera alegría. Solamente tenemos que abrir la puerta de par en par y El hará el resto. El hace todo, pero nosotros tenemos que abrir de par en par el corazón para que El nos pueda curar y hacernos salir adelante. Os aseguro que seremos más felices”.


Al final de la catequesis el Papa saludó a los peregrinos de diversos países entre ellos a los miembros de la Escuela de Sanidad de las Fuerzas Armadas de Bron (Francia) y a los alumnos del Seminario de Eichstätt en Alemania.


En italiano dio la bienvenida entre otros a los voluntarios del Cottolengo de Turín, al grupo de “La Ciudad de los Muchachos en el 70 aniversario de su fundación y a los panaderos de la Asociación Confesercenti a los dio las gracias por haber distribuido el pan a los peregrinos llegados para el Jubileo durante esta semana. “Gracias –dijo dar el pan, partir el pan, es una de las cosas más hermosas de la vida. Gracias”.