Nueva Delhi, INDIA (Agencia Fides, 11/09/2017) – “Nosotros como cristianos indios, estamos
preocupados por el cambio que vemos en nuestro país que, de democracia
pluralista, se está convirtiendo casi en una especie de reino dominado
por una ideología hindú. Parece existir un diseño sistemático para
socavar la constitución democrática. Las instituciones a menudo parecen
flanquear a los grupos radicales. Los que son víctimas se convierten en
acusados, los procesos judiciales son controlados y prevalece una
narración basada en en la propia identidad religiosa y de casta. Los
medios parecen silenciosos, autocensurados, forzados por el Estado o
impulsados por intereses empresariales. Estamos asistiendo a una erosión
de los principios del país, como la libertad y la igualdad, mientras se
afirma una nueva cultura coercitiva que destruye a la sociedad”: así lo
afirma una carta recibida en la Agencia Fides – dirigida a los jefes de
las Iglesias y a otros líderes cristianos, firmad
a
por 101 activistas e intelectuales cristianos muy conocidos, entre los
cuales se encuentran educadores, activistas, abogados, periodistas,
teólogos, filósofos, académicos y pastores.
El nacimiento espontáneo en muchas ciudades del movimiento público
#NotInMyName muestra “el sentimiento común indio contra la ideología del
odio” e invita a todos a no permanecer en silencio, se afirma en el
texto, mientras la sociedad sigue bajo shock por el reciente asesinato
del periodista Gauri Lankesh, un gran crítico de la política
nacionalista hindú.
La carta señala “el doble carril que sigue el gobierno”: por un lado
dice estar en primera fila en lo que respecta al desafío global del
terrorismo internacional, pero por otro “minimiza el impacto de los
movimientos nacionalistas y violentos que atacan sobre todo a los
débiles y a los marginados. De hecho, las víctimas, son sobre todo
dalit, tribales y minorías religiosas”.
El número de actos violentos sólo contra los cristianos, en los últimos
tres años (2014-2016) – señala el texto – asciende a 600, mientras
“crecen el boicot y la discriminación social que inciden sobre el
derecho a la vida, al alimento y al sustento”. El National Crime Records
Bureau ha documentado 47.064 actos de violencia contra los dalits en el
2014, mientras la violencia contra los musulmanes ha alcanzado un pico
alarmante.
La carta señala con preocupación que “el odio también es propagado por
parte de los diputados del Parlamento y a veces por los mismos ministros
del gobierno, que representan el marco institucional de esta
violencia”. “Es inevitable, quizás de forma deliberada, que tales
cuestiones distraigan la atención de los problemas reales de la gente y
de las políticas económicas que inciden negativamente en los
trabajadores, agricultores y jóvenes”. Según los autores de la carta,
“la política actual va contra todo principio fundamental humano y
constitucional de igualdad y dignidad y no preserva el bien común”.
Los redactores de la carta recuerdan que “la comunidad cristiana posee
un legado digno de elogio en lo que respecta a la tradición profética,
la defensa de la justicia, de los derechos humanos, de los oprimidos y
de los marginados y, por tanto, está llamada a defender abiertamente la
verdad, y a protestar contra las violaciones de estos principios”.
“Los cristianos son la sal de la tierra... ¿o se han vuelto tibios?” se
lee en el texto. “Las iglesias deben actuar antes de que sea demasiado
tarde. Como ciudadanos y como cristianos, es tiempo de estar del lado de
las víctimas para ser la voz de los pobres y de los marginados; es
tiempo de colaborar con la sociedad civil para difundir la verdad; es
tiempo de retomar iniciativas para prevenir una ulterior erosión de
nuestros valores humanos y constitucionales. Por ello invitamos
humildemente a todos los líderes cristianos y jefes de las iglesias a
reflexionar y dirigir la comunidad cristiana en la India por el camino
de la verdad, del amor y de la justicia”, concluye la carta.