Yangon, MYANMAR (Agencia Fides, 29/11/2017) - El diálogo interreligioso en Myanmar es algo 
que se ha implementado y que funciona, además existen buenas relaciones 
entre los líderes de las diferentes comunidades de fe. “Estos factores 
promueven de forma activa la armonía social y la paz, con un impacto 
tangible en la dinámica social de la reconciliación entre los diferentes
 grupos étnicos y religiosos”, explica a la Agencia Fides Luigi De 
Salvia, Secretario General de “Religions for Peace” (RfP), organización 
internacional bien arraigada y extendida en Myanmar, promotora del 
diálogo interreligioso como un medio para eliminar los conflictos y 
construir la justicia y la paz en el mundo. Comentando los primeros días
 del Papa Francisco en Birmania, después del encuentro privado con los 
líderes religiosos y entre el Papa y el Consejo Supremo budista de la 
“Sangha”, De Sage nos comenta: “En Birmania la sección de Religions for 
Peace cuenta con un consejo de presidentes que
incluye a Sitagu Sayadaw, el influyente líder budista que se ha reunido 
con el Papa, al cardenal Charles Bo, a un muftí islámico y a un líder 
hindú: por lo tanto la iniciativa interreligiosa cuanta con el apoyo de 
las principales comunidades religiosas en el país y contribuye a 
realizar programas de diálogo y conocimiento mutuo, así como proyectos 
comunes de asistencia social que ayudan a desarrollar la armonía y la 
colaboración entre los fieles birmanos en todas las religiones”.
El secretario de RfP, que se ha reunido en varias ocasiones con los 
representantes birmanos, explica que “en la cuestión relativa a los 
musulmanes rohingya, el elemento religioso ha sido instrumentalizado 
para sacudir al espectro del Islam político. Y la presencia de un grupo 
armado musulmán, aunque de recientemente formación,en el que se teme que
 la red de terrorismo internacional ha puesto los ojos, sin duda 
contribuye a incrementar en los birmanos la defensa de la identidad 
cultural y de la religión mayoritaria, el budismo. A esta dinámica de 
defensa de la identidad se puede reconducir la acción de algunos monjes 
budistas nacionalistas como Ashin Wirathu, que han contribuido a 
despertar sentimientos anti-islámicos entre la población. Hay que decir 
que en este asunto los factores y razones de naturaleza política y 
económica no son extraños, ya que han hecho que el papel y la posición 
de Aun San Suu Kyi sea muy delicado y difícil. Se trata siempre de la 
dinámica de
la relación, difícil y asimétrica, entre la mayoría y la minoría, que 
también se encuentra en otros contextos”, observa De Salvia.
En cualquier caso, “la fuerza del diálogo y las buenas relaciones entre 
los líderes religiosos es un componente fundamental reconocido por 
todos, incluido el mundo de la política, para promover efectivamente la 
reconciliación nacional, y la presencia del Papa Francisco puede ayudar a
 construir esto”, señala.
Esta reconciliación, que es “el mayor de los bienes”, concluye De 
Salvia, “en Birmania ahora es sostenida y apoyada espiritualmente por 
las monjas benedictinas del claustro del monasterio de Santa Cecilia en 
Roma: siguiendo la propuesta de Religions for Peace, las religiosas, al 
comienzo de cada mes lunar (según el calendario budista), rezan 
específicamente por la paz, la armonía y la reconciliación en Myanmar; y
 en estos días lo han hecho de manera especial para apoyar la misión del
 Papa Francisco, al cual encomiendan al Altísimo, para que cada uno de 
sus pasos esté guiado por la gracia de Dios. Su oración y su vida hoy es
 la confirmación del vínculo profundo entre clausura y misión”. 
 
