Texto del discurso que el Papa ha dirigido a los presentes en el encuentro:
DISCURSO DEL SANTO PADRE FRANCISCO
A LOS PARTICIPANTES EN LA CONFERENCIA DE LOS
RECTORES DE SEMINARIOS DE LENGUA ALEMANA
A LOS PARTICIPANTES EN LA CONFERENCIA DE LOS
RECTORES DE SEMINARIOS DE LENGUA ALEMANA
Sala del Consistoro
Jueves, 8 de marzo de 2018
Queridos hermanos,
Os saludo de todo corazón por este encuentro fraterno, que nos
fortalece en el camino de la nueva evangelización de nuestro continente
europeo. Agradezco al Rector Niehues sus amables palabras.
Como personas humanas y como sacerdotes, confiamos en el patrimonio
de nuestras experiencias. Al mismo tiempo, sin embargo, debemos
reconocer que están surgiendo formas culturales nuevas y diferentes que
no encajan en nuestros modelos conocidos. Debemos despojarnos de algunos
hábitos a los que estamos apegados y comprometernos con lo que todavía
es desconocido. Pero incluso en esto siempre podemos dirigir nuestra
mirada a Jesús que sufrió, murió y resucitó. En sus heridas, así como en
las del mundo, podemos reconocer los signos de la Resurrección. Esta
certeza siempre nos pone siempre de nuevo en el camino como testigos de
la esperanza.
Queridos hermanos, nosotros no podemos crear vocaciones. En cambio,
podemos ser testigos de la llamada que nos dirige Dios misericordioso.
Él nos llama, para que salgamos de nuestro "yo" y nos dirijamos al "tu”.
Este "tu" es la persona concreta del necesitado, del que necesita la
cercanía de los hombres y la cercanía de Dios. Y sobre esto queremos
concienciar también a los jóvenes que se están preparando para el
sacerdocio. Al mismo tiempo, todos nosotros estamos siempre llamados a
una comunidad más grande, la de los kyriakoi, aquellos que
pertenecen al Señor. Esta comunidad nos sostiene para que podamos
responder con todo nuestro corazón a la llamada de Dios.
Os encomiendo, así como a los candidatos al sacerdocio de los países
de habla alemana a la Santísima Virgen María, Madre de la Iglesia. Y
mientras os pido que por favor recéis también por mí, os imparto de todo
corazón la bendición apostólica así como a vuestras comunidades.
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