NEWS ANALYSIS/OMNIS TERRA (Agencia Fides, 12/03/2018) - Al
hablar de las relaciones entre política y religión, Jesús les dio a sus
apóstoles una consigna: “Dad al César lo que es del César y a Dios lo
que es de Dios” (Marcos 12:17). De acuerdo con esto, ha habido muchos
milagros en la Historia. Bajo el dominio de mil años del Imperio Romano
el cristianismo no solo sobrevivió, sino que también se convirtió en un
motor clave en el desarrollo de la civilización europea. Comenzó a
partir de un pequeño grupo en Jerusalén y, aunque sufrió tres siglos de
persecución por parte del Imperio Romano, se terminó convirtiendo en uno
de los elementos centrales de la civilización europea. ¿Quién puede
decir que esto no sea un milagro? Con respecto a China, Matteo Ricci se
sintió frustrado en repetidas ocasiones, pero no se vio intimidado por
los reveses, y finalmente entró en Beijing e hizo que la Iglesia echara
raíces en China y creciera hasta nuestros días. ¿No es esto un milagro?
De hecho, todos estos milagros ocurren
porque la Iglesia ha seguido las enseñanzas de Jesús, es decir, dar al
César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios.
Parece que llegan buenas noticias sobre las relaciones entre China y el
Vaticano. Sin embargo no está claro todavía, como en ocasiones
anteriores, si lo que estamos oyendo es el crujido de unas pisadas en la
escalera sin distinguir, sin embargo, quién está bajando. Pero el
crujido es un crujido que resuena en todo el edificio. ¿Es un ruido tan
fuerte que estamos ignorando si quien baja es alto o no, gordo o
delgado?, ¿es tan fuerte que incluso está tapando otro ruido, no
precisamente el de la persona que está bajando la escalera, sino el de
la palabra de Dios? Esta es una Palabra que llega como una voz suave a
nuestros corazones y necesitamos la fe para escucharla.
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