(19-28 DE SEPTIEMBRE DE 2015)
Martes 22 de Septiembre de 2015
RUEDA DE PRENSA DURANTE EL VUELO PAPAL
DE SANTIAGO DE CUBA A WASHINGTON D.C.
Martes 22 de septiembre de 2015
(Padre Lombardi)
Santo Padre, gracias por estar aquí con nosotros en este vuelo
intermedio. Así tenemos una conversación con usted para reflexionar un
poco sobre esta primera etapa del viaje a Cuba, que ha sido muy bella y
comprometida.
Tenemos una lista de los colegas que han preparado algunas preguntas.
Se harán en español o en italiano, y le piden que responda en español a
nuestra amiga cubana, que será la primera en intervenir; pero hay otros
que pedían si era posible usar también el italiano, porque, en general,
lo entienden mejor […] Esta vez, el guaraní lo dejamos…
La primera pregunta la hace nuestra amiga Rosa Miriam Elizalde, del Cubadebate:
(Rosa Miriam Elizalde)
Gracias, Santidad: Ha sido verdaderamente un honor y un placer
acompañarle en este viaje, y también una gran alegría. Creo que mi
pregunta es un poco previsible: Me gustaría saber sus criterios sobre el
embargo de los Estados Unidos a Cuba, y si hablará de esto ante el
Congreso de los Estados Unidos.
(Papa FRANCISCO)
El problema del bloqueo es parte de las negociaciones. Esto es
público, ¿no es cierto? Ambos presidentes se han referido a eso, o sea,
que es una cosa pública que va en camino de las buenas relaciones que se
están buscando. Mi deseo es que se llegue a buen término en eso, que se
llegue a un acuerdo que satisfaga las partes. Un acuerdo, ¿cierto?.
Respecto a la postura de la Santa Sede sobre los bloqueos, los Papas
anteriores han hablado de eso. No sólo de este. De otros casos de
bloqueo. O sea, hay doctrina social de la Iglesia al respecto. Yo me
refiero a esa, que es bien precisa y bien justa. Y respecto al Congreso
de los Estados Unidos, el discurso lo tengo hecho. Así que no puedo
decir… Pero estoy pensando bien lo que voy a decir al respecto. Pero no
específicamente de ese tema, más bien, en general, el tema de los
acuerdos binacionales o multinacionales, como signos de progreso en la
convivencia, va por ese lado. Pero el tema en concreto –y ustedes tienen
la memoria, no quiero decir “macanas”–, pero el tema en concreto no
está mencionado, casi seguro que no.
Padre Lombardi)
Ahora damos la palabra a otra Rosa: hemos comenzado con dos señoras
que se llaman Rosa: es una buena señal. Rosa Flores, de la CNN: a usted
la palabra. ¿Puede hacerla en italiano, posiblemente? O en español...,
el Papa responde en italiano:
(Rosa Flores)
Santo Padre, buenas tardes. Soy Rosa Flores de la CNN. Hemos oído que
más de 50 disidentes han sido arrestados fuera de la Nunciatura porque
trataban de tener un encuentro con usted. La primera pregunta es: ¿Le
gustaría encontrarse con los disidentes? Y si tuviera lugar dicho
encuentro, ¿qué les diría?
(Papa FRANCISCO)
Primero, no tengo noticias de que haya sucedido eso. No tengo ninguna
noticia, lo cual quiere decir, ¿sí?, ¿no?, no sé. Directamente, no sé. Y
sus dos preguntas son futuribles. ¿Me gustaría… qué sucediera? A mí me
gusta encontrarme con toda la gente porque considero que, primero, toda
persona es hijo de Dios, tiene derecho. Y segundo, siempre un trato con
otra persona enriquece. O sea, que al futurible lo respondo así. Me
gustaría encontrar con todo eso. Si usted quiere que hable algo más de
los disidentes, le puedo decir algo, sí, bien concreto: de la
Nunciatura, primero, estaba bien claro que yo no iba a dar audiencia,
porque se pidieron audiencias, no sólo los disidentes, sino también
audiencias de otros sectores, incluso de algún Jefe de Estado distinto.
Yo estoy en una visita en un país y solamente a eso. O sea que no había
prevista ninguna audiencia ni con los disidentes ni con otros. Y,
segundo, de la Nunciatura se hicieron llamados telefónicos a algunas
personas que están en esos grupos disidentes. El encargo del Nuncio era
comunicarles que yo, con gusto, cuando llegara a la Catedral para el
encuentro con los consagrados, saludaría a los que estaban allí. Un
saludo. Eso sí existió. Ahora bien, como ninguno se identificó en el
saludo, yo no sé si estaban o no estaban. Yo saludé sobre todo a los
enfermos, a los que iban en silla de ruedas… Pero ninguno se ha
identificado como disidente. Desde la Nunciatura se han hecho algunas
llamadas para invitarles a un saludo de pasada…
(Rosa Flores)
Pero, ¿qué les diría?…
(Papa FRANCISCO)
Ah, hija, no sé lo que les diría. Les desearía cosas buenas a todo el mundo, pero lo que uno dice le viene en el momento.
(Padre Lombardi)
Ahora tenemos a Silvia Poggioli, de la National Public Radio de los Estados Unidos, que es una gran radio de los Estados Unidos.
(Silvia Poggioli)
Perdone, quisiera preguntarle: En los decenios en que Fidel Castro ha
estado en el poder, la Iglesia católica en Cuba ha sufrido mucho.
Usted, en su encuentro con Fidel, ¿ha tenido la sensación de que él tal
vez estaba un poco arrepentido?
(Papa FRANCISCO)
El arrepentimiento es algo muy íntimo, una cuestión de conciencia. En
el encuentro con Fidel he hablado de historias de los jesuitas
conocidos, porque le he llevado como regalo también un libro del padre
Llorente, muy amigo suyo, un jesuita, y también un CD con las
conferencias del padre Llorente; y le he regalado también dos libros del
padre Pronzato, que seguramente él apreciará. Hemos hablado de estas
cosas. Hemos hablado mucho de la encíclica Laudato si’,
porque él está muy interesado en este tema de la ecología. Ha sido un
encuentro no tanto formal, sino espontáneo; estaba presente también la
familia, mis acompañantes, mi chófer; pero nosotros estábamos un poco
separados, con la mujer y él, y los otros no podían escuchar, pero
estaban en el mismo ambiente. Hemos hablado de estas cosas. Mucho sobre
la encíclica, porque él está muy preocupado por esto. No hemos hablado
del pasado. Algo del pasado sí: del colegio de los jesuitas, de cómo
eran los jesuitas, de cómo le hacían trabajar, de todo esto sí.
(Padre Lombardi)
Ahora damos la palabra a Gian Guido Vecchi, que creo que usted conoce, del Corriere della Sera, italiano:
(Gian Guido Vecchi)
Santidad, sus reflexiones, y también sus denuncias, sobre la
iniquidad del sistema económico mundial, el riesgo de autodestrucción
del planeta, el tráfico de armas, son también denuncias incómodas, en el
sentido de que afectan a intereses muy fuertes. En la vigilia de este
viaje se han hecho consideraciones bastante extravagantes –que han sido
recogidas por medios muy importantes en el mundo– de sectores de la
sociedad americana también, que llegaban a preguntarse si el Papa era
católico… Y había habido discusiones de los que hablaban del “Papa
comunista”; ahora, nada menos que si “el Papa es católico”. Ante estas
consideraciones, ¿qué piensa usted?
(Papa FRANCISCO)
Un amigo cardenal me ha contado que una señora, muy preocupada, muy
católica, un poco rígida la señora, pero buena, buena, católica, fue a
preguntarle si era verdad que en la Biblia se habla de un anticristo. Y
él le explicó: “Está también en el Apocalipsis, ¿no?” Y siguió
preguntando si era verdad que se habla de un antipapa... “Pero ¿por qué
me pregunta eso?, dijo el cardenal. “Porque yo estoy segura de que el
Papa Francisco es el antipapa”. “Y por qué –preguntó él–, por qué tiene
esa idea? “Eh, porque no usa los zapatos rojos”. Es así, histórico… Los
motivos para pensar si uno es comunista o no es comunista... Yo estoy
seguro de que no he dicho una palabra más de lo que está en la Doctrina
social de la Iglesia. En el otro vuelo [de retorno del viaje a América
Latina], una colega suya –no sé si está aquí, me corrija– me dijo, a
propósito de cuando fui a hablar a los Movimientos populares, dijo:
“Usted ha tendido la mano a este Movimiento popular –así decía más o
menos–, pero la Iglesia, ¿le seguirá?” Y yo le dije: “Soy yo quien sigue
a la Iglesia”, y en esto creo que no me equivoco, creo que no he dicho
nada que no esté en la Doctrina social de la Iglesia. Las cosas se
pueden explicar. Tal vez una explicación ha dado la impresión de ser un
poco más “izquierdosa”, pero sería un error de explicación. No. Mi
doctrina sobre todo esto, sobre la Laudato si’, sobre el imperialismo económico y todo eso, es la de la Doctrina social de la Iglesia. Y si es necesario que yo recite el Credo, estoy dispuesto a hacerlo.
(Padre Lombardi)
Damos la palabra a Jean-Louis de la Vaissiere, de la agencia “France Presse”:
(Jean-Louis de la Vaissiere)
Buenas tardes, Santo Padre. Gracias por este viaje, siempre
interesante. En el último viaje a América Latina ha criticado duramente
el sistema capitalista liberal. En Cuba parece que sus críticas del
sistema comunista no han sido tan severas, eran mucho más soft. ¿Por qué estas diferencias?
(Papa FRANCISCO)
En los discursos que he pronunciado en Cuba, siempre he aludido a la
Doctrina social de la Iglesia. Las cosas que se han de corregir las he
dicho claramente, no “perfumadamente”, “soft”. Pero respecto a la
primera parte de su pregunta: no he dicho más de lo que he escrito
duramente, de lo que he escrito en la Encíclica, y también en la Evangelii gaudium,
sobre el capitalismo salvaje o liberal: todo está escrito allí. No
recuerdo haber dicho nada más que eso. No sé si usted se acuerda, me lo
recuerde… He dicho aquello que he escrito, que es bastante, es bastante,
es bastante. Y, además, es casi lo mismo que he dicho a su colega: todo
esto está en la Doctrina. Pero aquí, en Cuba –esto aclarará tal vez un
poco su pregunta– el viaje ha sido un viaje muy pastoral con la
comunidad católica, con los cristianos, también con los hombres de buena
voluntad, y por eso mis intervenciones han sido homilías... También con
los jóvenes –que eran jóvenes creyentes y no creyentes y, entre los
creyentes, de diversas religiones– ha sido un discurso de esperanza y
también de ánimo al diálogo entre ellos, a caminar juntos, a buscar
aquello que nos acomuna y no lo que nos divide, a construir puentes… Ha
sido un lenguaje más pastoral. Sin embargo, en la Encíclica se debían
tratar cuestiones más técnicas, incluidas las que usted ha mencionado.
Pero si usted recuerda algo que dije en el otro viaje, ánimo, dígamelo,
porque verdaderamente no me acuerdo.
(Padre Lombardi)
Ahora damos la palabra a un viejo conocido, Nelson Castro, de “Radio Continental”, que viene de Argentina…
(Papa FRANCISCO)
…y que es un buen médico…
(Nelson Castro)
Buenas tardes, Santo Padre. La pregunta vuelve sobre el tema de la
disidencia, en dos aspectos: ¿Por qué se ha decidido no recibir a los
disidentes? Y segundo: Ha habido uno que se le ha acercado y que ha sido
apartado y arrestado… La pregunta es: ¿Desempeñará la Iglesia católica
un papel en la búsqueda de una apertura a las libertades políticas,
visto el papel desempeñado en el restablecimiento de las relaciones
entre Cuba y los Estados Unidos? Este tema de las libertades, que es un
problema para quienes piensan diversamente en Cuba, ¿será un una tarea
en la que la Santa Sede piensa para la Iglesia católica en el futuro de
Cuba?
(Papa FRANCISCO)
Primero, “los”, no “recibirlos”. No, no recibí ninguna audiencia
privada. Eso para todos. Y hubo una de un Jefe de Estado y se le dijo
que no, y no tenía nada que ver con los disidentes. O sea, el trato con
los disidentes fue el que expliqué. La Iglesia acá, la Iglesia de Cuba,
hizo un trabajo de listas de indultos. Fueron indultados 3.500 por ahí
–la cifra me la dijo el Presidente de la Conferencia Episcopal–… sí,
más de tres mil. Y todavía hay casos en estudio. Y la Iglesia aquí, en
Cuba, está trabajando para conseguir indultos. Por ejemplo, alguno me ha
dicho: “Sería bonito terminar con la prisión de por vida, la cadena
perpetua”. Hablando claramente, la cadena perpetua es casi una pena de
muerte disimulada. Esto lo he dicho públicamente en un discurso a los
juristas europeos. Tú estás ahí, muriendo cada día sin esperanza de
liberación. Es una hipótesis. Otra hipótesis es que se otorguen indultos
generales cada uno o dos años… Pero la Iglesia está trabajando, ha
trabajado… No digo que estos más de tres mil hayan sido liberados por
las listas de la Iglesia, no. La Iglesia ha elaborado una lista –no sé
de cuantas personas–, ha pedido oficialmente indultos y seguirá
haciéndolo.
(Padre Lombardi)
El último de nuestra lista para esta conferencia es Rogelio Mora, de “Telemundo”:
(Rogelio Mora)
Santo Padre, un médico visita a un enfermo, no a uno sano: en menos
de 20 años, tres Papas han visitado Cuba. Cuba, ¿tiene algún mal?
(Papa FRANCISCO)
No entiendo la pregunta.
(Rogelio Mora)
Si la visita de tres Papas en menos de 20 años a la isla de Cuba se
puede interpretar como si hubiera una enfermedad en la isla, que la isla
sufre por alguna causa…
(Papa FRANCISCO)
Ah, ahora te entiendo. No, no. El primero fue San Juan Pablo II
–histórica primera visita–, lo que era normal: él visitó muchos países,
incluso países agresivos contra la Iglesia, ¿no? El segundo fue el Papa
Benedicto. También estaría dentro de lo normal. Y la mía fue un poco
casual porque yo pensaba entrar en los Estados Unidos por México. Al
principio, la primera idea, era por Ciudad Juárez, o sea, el límite.
Pero ir a México sin ir a la Guadalupana hubiera sido una bofetada, ¿no?
Pero eso ya pasó. Fue una cosa que pasó. El 17 de diciembre pasado se
anunció lo que estaba más o menos reservado, un proceso de casi un año. Y
entonces, dije: “Voy a entrar a Estados Unidos por Cuba”. Y la elegí
por este motivo. Pero no porque tenga un mal especial que no tengan
otros países, no. O sea que yo no interpretaría así las tres visitas.
Más aún, hay varios países que los dos Papas anteriores han visitado
–incluso yo he visitado algunos–, Brasil, por ejemplo: Juan Pablo II la
visitó tres o cuatro veces, y en Brasil no había un mal especial, ¿no?
Estoy contento de haber encontrado al pueblo cubano, a la comunidad
cristiana cubanas, hoy el encuentro con las familias fue muy lindo, fue
muy hermoso. Les agradezco por el trabajo que los espera, que será
intenso, porque tres ciudades… Eran veinticuatro discursos, y en Cuba he
pronunciado ocho… Gracias por su trabajo. Y recen por mí.
(Padre Lombardi)
Muchas gracias, Santidad, de verdad. Y le deseamos lo mejor, porque
si nosotros tenemos que trabajar, usted tiene más trabajo que nosotros.
Le expresamos los mejores deseos y continuaremos a colaborar como
comunicadores para que lo que usted dice sirva verdaderamente para toda
la humanidad y para la paz, como usted dijo al comienzo. Gracias.
----- 0 -----
Domingo 27 de septiembre de 2015
SALUDO AL COMITÉ ORGANIZADOR, A LOS VOLUNTARIOS Y A LOS BENEFACTORES
DISCURSO DEL SANTO PADRE
Aeropuerto Internacional de Filadelfia
Domingo 27 de septiembre de 2015
Domingo 27 de septiembre de 2015
Los días que he pasado con ustedes se me han hecho cortos. Pero han sido para mí días de mucha gracia y pido al Señor que también lo hayan sido para ustedes. Quiero que sepan que, ahora que me preparo para partir, lo hago con el corazón lleno de gratitud y esperanza.
Estoy muy agradecido a todos ustedes y también a todos los que se han empleado a fondo para hacer posible mi visita y preparar el Encuentro Mundial de las Familias. De manera particular, doy las gracias a la Arquidiócesis de Filadelfia, a las Autoridades Civiles, a los organizadores y a los muchos voluntarios y bienhechores que han colaborado de una u otra manera.
Gracias también a las familias que han compartido su testimonio durante el Encuentro. ¡No es nada fácil hablar abiertamente de la propia vida! Sin embargo, su sinceridad y humildad ante el Señor y ante cada uno de nosotros nos han hecho ver la belleza de la vida familiar en toda su riqueza y variedad. Pido al Señor que estos días de oración y reflexión sobre la importancia de la familia para una sociedad sana, animará a las familias a seguir esforzándose en el camino de la santidad y a ver a la Iglesia como su segura compañera de camino, independientemente de los desafíos que tengan que afrontar.
Al finalizar mi visita, quisiera también agradecer a todos los que han colaborado en la preparación de mi permanencia en las Arquidiócesis de Washington y Nueva York. Para mí fue especialmente emotivo la canonización de san Junípero Serra, que nos recuerda a todos nuestro llamado a ser discípulos misioneros. También lo fue la visita, junto a mis hermanos y hermanas de otras religiones, a la Zona Cero, lugar que nos habla con fuerza del misterio del mal. Sin embargo, tenemos la certeza de que el mal no tiene nunca la última palabra y de que, en el plan misericordioso de Dios, el amor y la paz triunfarán sobre todo.
Señor Vicepresidente, le pido que reitere al Presidente Obama y a los miembros del Congreso mi gratitud, junto con la seguridad de mis oraciones por el pueblo estadounidense. Esta tierra ha sido bendecida con grandes dones y oportunidades. Ruego al Señor para que ustedes sean administradores buenos y generosos de los recursos humanos y materiales que les han sido confiados.
Doy gracias al Señor porque me ha concedido ser testigo de la fe del Pueblo de Dios en este País, como ha quedado manifestado en nuestros momentos comunitarios de oración y se puede ver en tantas obras de caridad. Dice Jesús en las Escrituras: «En verdad les digo que cada vez que lo hicieron con uno de estos, mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicieron» (Mt 24,40). Sus atenciones conmigo y su generosa acogida son signo de su amor y fidelidad a Jesús. Lo son también sus atenciones para con los pobres, los enfermos, los sintecho y los inmigrantes, su defensa de la vida en todas sus etapas y su preocupación por la familia. En todos estos casos se ve que Jesús está en medio de ustedes y que el cuidado de los unos por los otros es el cuidado con que tratan al mismo Jesús.
Ahora que los dejo, les pido a todos, especialmente a los voluntarios y bienhechores que han asistido al Encuentro Mundial de las Familias: No dejen que su entusiasmo por Jesús, por la Iglesia, por nuestras familias y por la familia más amplia de la sociedad se apague. Quiera Dios que estos días que hemos compartido produzcan frutos abundantes y permanentes; que la generosidad y el cuidado por los demás perduren. Y ya que nosotros hemos recibido mucho de Dios –dones concedidos gratuitamente, y no por nuestros méritos–, que también nosotros seamos capaces de dar gratuitamente a los demás.
Queridos amigos, los saludo a todos en el Señor y los encomiendo al cuidado maternal de María Inmaculada, Patrona de los Estados Unidos. Los tendré presentes en mis oraciones a ustedes y a sus familias, y les pido, por favor, que recen por mí. Que Dios los bendiga. ¡Que Dios bendiga a América!
----- 0 -----
CONFERENCIA DE PRENSA DEL SANTO PADRE
DURANTE EL VUELO DE REGRESO DE LOS ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA A ROMA
DURANTE EL VUELO DE REGRESO DE LOS ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA A ROMA
Vuelo Papal
Domingo, 27 de septiembre de 2015
Domingo, 27 de septiembre de 2015
(Padre Lombardi)
Santidad, bienvenido entre nosotros. Gracias por concedernos este tiempo tras un viaje tan intenso y fatigoso.
Comencemos inmediatamente a hacerle preguntas. La primera la hace
esta muchacha aquí, que ha escrito el número del “Times” sobre usted y,
por tanto, se ha preparado muy bien sobre su viaje en América. Ella
pegunta en inglés y Mateo la traduce al italiano, así la podrá entender
bien.
(Papa FRANCISCO)
Buenas tardes a todos y muchas gracias por el trabajo, porque ustedes
andaban de un lado para otro, ¿eh? Yo iba en auto, pero ustedes...
Muchas gracias.
(Elisabetta Dias, corresponsal del “Time Magazine”)
Muchas gracias, Santo Padre: soy Elisabetta Dias, corresponsal del
“Time Magazine”. Estamos curiosos por saber. Esta ha sido su primera
visita a los Estados Unidos. ¿Qué le ha sorprendido de los Estados
Unidos y qué le ha resultado diverso respecto a sus expectativas?
(Papa FRANCISCO)
Sí, era la primera visita, nunca había estado aquí. Me ha sorprendido “the warmth”,
el calor de la gente, muy amable. Algo muy bello y también diferente.
En Washington, una acogida calurosa pero un poco más formal; en Nueva
York un poco extralimitada y en Filadelfia muy expresiva. Tres
modalidades, pero de la misma acogida. Me ha impresionado mucho la
bondad, la acogida, las ceremonias religiosas y también la piedad, la
religiosidad. Se veía rezar a la gente, y esto me ha impresionado mucho,
mucho. Es hermoso.
(Elisabetta Dias)
¿Ha encontrado un reto por parte de los Estados Unidos que no se esperaba? ¿Alguna provocación?
(Papa FRANCISCO)
No, gracias a Dios no. No. Todo bien. Ninguna provocación. No challenge, no provocation.
No, no. Todos educados… ningún insulto, ningún gesto feo. No, no. Pero
debemos seguir trabajando con este pueblo creyente como han trabajado
hasta ahora, acompañando al pueblo en el crecimiento, en sus cosas
buenas y en sus dificultades; acompañando al pueblo en las alegrías y en
los momentos malos de dificultad, cuando no hay trabajo, cuando hay
enfermedad... El desafío de la Iglesia hoy es ser como ha sido siempre:
cercana a la gente, cercana al pueblo de los Estados Unidos, con
cercanía. No una Iglesia separada del pueblo, no. Cercana, cercana. Y
esto es un desafío que la Iglesia en los Estados Unidos ha entendido
bien. La ha entendido, Y quiero hacerla.
(Padre Lombardi)
Ahora hacemos la segunda pregunta de David O’Reilly del “Philadelphia
Inquirer”: es uno de los grandes periódicos de Filadelfia, donde hemos
estado estos días.
(David O’Reilly, “Philadelphia Inquirer”)
Santo Padre, Filadelfia –come usted sabe– ha pasado un mal período
con los abusos sexuales: todavía es una herida abierta en Filadelfia. Sé
que muchos en Filadelfia se han sorprendido porque en su alocución a
los obispos en Washington les ha ofrecido consolación y conforto. Creo
que muchos en Filadelfia querrían preguntarle: “¿Por qué ha sentido la
necesidad de ofrecer consolación y conforto a los obispos?”.
(Papa FRANCISCO)
En Washington he hablado a todos los obispos de los Estados Unidos:
Estaban todos, ¿no?, de todo el País. He sentido la necesidad de
expresar compasión porque ha ocurrido algo muy feo, y muchos de ellos
han sufrido tanto porque no lo sabían, o porque cuando explotó el asunto
han sufrido mucho: hombres de Iglesia, de oración, auténticos pastores…
Y yo he dicho que sabía que ellos –y he usado una palabra de la Biblia,
del Apocalipsis– “ustedes vienen de la gran tribulación”: esto es lo
que ha sucedido y ha sido una gran tribulación. Pero no sólo el
sufrimiento afectivo: es lo que hoy he dicho al grupo de personas que
han sufrido abusos. Ha sido... no digo “apostasía”, pero sí casi un
sacrilegio. Sabemos que los abusos se dan por doquier: en el ámbito
familiar, en el ámbito vecinal, en las escuelas, en los gimnasios, en
todas partes. Pero cuando un sacerdote comete un abuso, es gravísimo,
perché la vocación del sacerdote es hacer que ese niño, esa muchacha
crezca hacia lo alto, hacia el amor de Dios, hacia la madurez afectiva,
hacia el bien… Y en lugar de hacer esto el mal lo ha destrozado, la ha
machacado. Y por esto es casi un sacrilegio. Y él ha traicionado la
vocación, la llamada del Señor. Por eso, en este momento, la Iglesia es
fuerte en esto; tampoco se debe encubrir: también son culpables los que
han encubierto estas cosas. También algunos obispos que han encubierto
esto. Es algo muy feo. Y las palabras de conforto no quieren decir:
“Esté tranquilo, no es nada; no, no. Las cosas han sido así, pero “han
sido tan feas, y yo me imagino que ustedes han llorado mucho”: ese es el
sentido de las palabras. Y hoy he hablado duramente.
(Padre Lombardi)
Muchas gracias. Ahora pido a Maria Antonietta Collins y a Andrés Beltramo Álvarez que se acerquen para las siguientes preguntas.
(Maria Antonietta Collins)
Santo Padre, usted ha hablado mucho del perdón, que Dios nos perdona y
que muchas veces quienes pedimos perdón somos nosotros. Le quisiera
preguntar, al verle hoy en el Seminario: ¿Hay muchos sacerdotes que han
cometido abusos sexuales con menores y no han pedido perdón a sus
víctimas? ¿Usted los perdona? Y, por otro lado, ¿usted comprende a las
víctimas y a las familias que no consiguen perdonar, o que no quieren
perdonar?
(Papa FRANCISCO)
Si una persona ha hecho mal, es consciente de lo que ha hecho y no
pide perdón, yo le pido a Dios que lo tenga en cuenta. Yo lo perdono,
pero él no recibe el perdón, está cerrado al perdón. O sea, una cosa es
dar el perdón –todos estamos obligados a perdonar, porque todos fuimos
perdonados–, pero otra cosa es recibir el perdón. Y si ese sacerdote
está cerrado al perdón, no lo recibe, porque él cerró la puerta con la
llave desde adentro. Y lo que queda es rezar para que el Señor le abra
esa puerta. O sea, dar el perdón –hay que estar dispuestos–, pero no
todos lo pueden recibir, no lo saben recibir, o no están dispuestos a
recibirlo. Es duro lo que estoy diciendo. Y así se explica que haya
gente que termine su vida de modo dura, mal, sin recibir la caricia de
Dios. ¿La segunda pregunta era?
(Maria Antonietta Collins)
Si usted comprende a las víctimas y a las familias no han conseguido perdonar o que no quieren perdonar.
(Papa FRANCISCO)
Sí, los comprendo. Los comprendo, rezo por ellos y no los juzgo. No
los juzgo, rezo por ellos. Una vez, en una de estas reuniones, me
encontré con varias personas y una mujer me dijo: “Cuando mi madre se
enteró de que me habían abusado, blasfemó contra Dios, perdió la fe y
murió atea”. Yo comprendo a esa mujer. La comprendo. Y Dios, que es más
bueno que yo, la comprende. Y estoy seguro que esa mujer Dios la ha
recibido. Porque lo que fue manoseado, lo que fue destrozado era su
propia carne, la carne de su hija. Yo la comprendo. Yo no juzgo a
alguien que no puede perdonar. Rezo y le pido a Dios –porque Dios es un
campeón en buscar caminos de solución–, pido que lo arregle.
(Padre Lombardi)
Andrés Beltramo, di Notimex, que pregunta en italiano, así nos ayuda todos
(Andrés Beltramo de Notimex)
Padre, gracias ante todo por este momento. Todos le hemos oído hablar
mucho del proceso de paz en Colombia entre las farc y el gobierno. Hay
un acuerdo histórico. ¿Se siente usted un poco parte de este acuerdo? Y
usted había dicho que pensaba ir a Colombia cuando se produjera el
acuerdo: ahora hay muchos colombianos que le están esperando… Y otra
pequeña pregunta: ¿Que siente usted tras haber vivido un viaje tan
intenso y el avión parte? Gracias, Padre.
(Papa FRANCISCO)
La primera: Cuando he recibido la noticia de que en marzo se firmaría
el acuerdo, he dicho al Señor: “Pero Señor, haz que lleguemos a marzo
con esta bella intención”, porque faltan pequeños detalles, pero la
voluntad está ahí. Por ambas partes. La hay. También la hay por parte
del pequeño grupo: todos, los tres están de acuerdo. Debemos llegar a
marzo, al acuerdo definitivo. Que el punto de la justicia internacional,
usted lo conoce... He quedado muy contento. Y me he considerado parte
en el sentido de que yo siempre he querido esto, y he hablado dos veces
con el presidente Santos del problema, y la Santa Sede –no sólo yo–, la
Santa Sede está muy abierta a ayudar en lo que pueda.
La otra pregunta: Esto es un poco personal, debo ser sincero. Cuando
parte el avión después de una visita, me viene a la mente la mirada de
tanta gente y siento el deseo de rezar por ellos y decir al Señor: “Yo
he venido aquí para hacer algo, para hacer el bien. Quizás he hecho el
mal: Perdóname. Pero guarda a toda esa gente que me ha mirado, que ha
pensado las cosas que he dicho, que ha escuchado, incluidos los que me
han criticado, a todos”. Siento esto. No sé. Me viene así. Pero es un
poco –me perdone–, es un poco personal: esto no se puede decir en los
periódicos…
(Padre Lombardi)
Muchas gracias. Thomas Jansen del Cic, es decir, la Agencia Católica Alemana.
(Thomas Jansen)
Santo Padre, quisiera preguntarle algo sobre la crisis migratoria en
Europa: muchos países están construyendo nuevas barreras con alambre de
púas. ¿Qué dice de esta situación?
(Papa FRANCISCO)
Usted ha usado una palabra: “crisis”. Se produce un estado de crisis
después de un largo proceso. Así es: estalló un proceso desde hace años,
porque las guerras de las que toda esa gente se va, huye, son guerras
desde hace años. El hambre: el hambre es hambre desde hace años… Cuando
pienso en África –esto es algo simplista, ¿eh?, pero lo pongo como
ejemplo– me hace pensar en África, como el continente explotado. Se iba
allí a capturar esclavos y, además, los grandes recursos... El
continente explotado. Y ahora las guerras, tribales o no tribales,
tienen tras de sí intereses económicos… Pienso que en lugar de explotar
un continente o un país o una tierra, habría que hacer inversiones para
que aquella gente tenga trabajo; así se evitaría esta crisis. Es verdad:
como dije en el Congreso,
se trata de una crisis de refugiados jamás vista desde la última guerra
mundial, es la más grande. Usted me pregunta sobre las barreras. ¿Sabe
usted cómo terminan los muros? Todos, todos los muros se derrumban: hoy,
mañana o dentro de 100 años. Pero todos se derrumbarán. No es una
solución. El muro no es una solución. En este momento, Europa se
encuentra en dificultad: es verdad. Debemos ser inteligentes, porque
viene toda esa oleada migratoria y no es fácil encontrar soluciones.
Pero con el diálogo entre los países, deben encontrarlas. Los muros
nunca son una solución; en cambio los puentes sí, siempre, siempre. No
sé: lo que pienso acerca de los muros, de las barreras es que duran poco
tiempo, mucho tiempo, pero no son una solución. El problema persiste,
persiste aún con más odio. Eso es lo que pienso.
(Padre Lombardi)
Jean-Marie Guénois, de “Figaro”, del grupo francés.
(Jean-Marie Guénois)
Santo Padre, usted obviamente no puede anticipar los debates de los
Padres Sinodales: lo sabemos perfectamente. Pero quisiéramos saber,
naturalmente, antes del Sínodo, si su corazón de pastor quiere de verdad
una solución para los divorciados vueltos a casar. Quisiéramos saber
también si su Motu proprio sobre la facilitación de las causas de
nulidad ha cerrado –según usted– este debate. Y por último, qué
responde a aquellos que temen, con esta reforma, la creación de hecho
del así llamado “divorcio católico”. Gracias.
(Papa FRANCISCO)
Comienzo con la última. En la reforma de los procesos, de su
modalidad, he cerrado la puerta a la vía administrativa, que era la vía
por la cual podía entrar el divorcio. Y se puede decir que aquellos que
piensan en un “divorcio católico” se equivocan porque este último
documento ha cerrado la puerta al divorcio que podía entrar –habría sido
más fácil– por la vía administrativa. Quedará siempre sólo la vía
judicial. Luego, pasemos a la tercera: el documento. No recuerdo si era
la tercera, si no corríjame usted…
(Jean-Marie Guénois)
Sí: la pregunta era sobre la noción de “divorcio católico” y si el Motu proprio ha cerrado el debate que sobre este tema estaría previsto en el Sínodo.
(Papa FRANCISCO)
Esto ha sido pedido por la mayoría de los Padres sinodales en el
Sínodo del año pasado: agilizar los procesos, porque hay procesos que
duran ya 10-15 años. Una sentencia, y después otra sentencia y
ulteriormente si hay apelación, la apelación, y de nuevo otra apelación…
y no se termina nunca. La doble sentencia, cuando era válida, y no
existía la apelación, fue introducida por el Papa Lambertini, Benedicto
XIV, porque en Europa Central –no digo el país– había algunos abusos, y
para detenerlos, él introdujo esto. Pero no se trata de una cosa
esencial para el proceso. Los procesos cambian, la jurisprudencia cambia
para mejorarse: sí, mejora siempre. En aquel momento ese cambio era
urgente. Luego, Pío X quiso agilizar la cuestión y algo hizo, pero no
tuvo el tiempo ni la posibilidad de hacerlo todo. Los Padres sinodales
han pedido esto: la agilización de los procesos de nulidad matrimonial. Y
aquí me detengo. Este documento, este Motu proprio, facilita los
procesos en cuanto al tiempo, pero no se trata de un divorcio, porque
el matrimonio es indisoluble cuando es sacramento, y esto la Iglesia no,
no lo puede cambiar. Es doctrina. El matrimonio es un sacramento
indisoluble. El procedimiento legal sirve para probar que aquello que
parecía un sacramento no había sido un sacramento: por falta de
libertad, por ejemplo, o por falta de madurez, o por enfermedad mental…
son tantos los motivos que llevan, después de un estudio, de una
investigación, a decir: “No, allí no ha habido sacramento, por ejemplo,
porque aquella persona no era libre”. Un ejemplo: ahora no es muy común,
pero en ciertos sectores de la sociedad sí es común –al menos en Buenos
Aires lo era– los matrimonios cuando la novia quedaba encinta. “Se
tiene que casar”. Yo en Buenos Aires aconsejaba a los sacerdotes que se
negaran a casarlos, casi les prohibía celebrar el matrimonio en esas
condiciones. Nosotros lo llamamos “matrimonio de prisa”, sólo para
salvar todas las apariencias. Nace el niño y a algunas parejas les va
bien, pero no hay libertad. Luego, les va mal, se separan… y dicen “yo
fui obligado a casarme porque tenía que reparar esa situación”: esta
sería una causa de nulidad. Las causas de nulidad son muchas, las pueden
encontrar en internet, ahí están todas. Luego, el problema de las
segundas nupcias, de divorciados que contraen una nueva unión. Lean lo
que tienen en el Instrumentum laboris,
lo que se pone en discusión. A mí me parece un poco simplista decir que
el Sínodo..., que la solución para esa gente es que puedan recibir la
comunión. Esta no es la única solución, no. Lo que el Instrumentum laboris propone es mucho más. El problema de las nuevas uniones de los divorciados no es el único problema. En el Instrumentum laboris
hay muchos más. Por ejemplo: los jóvenes no se casan, no quieren
casarse. Es un problema pastoral para la Iglesia. Otro problema: la
madurez afectiva para el matrimonio. Otro problema: la fe. ¿Yo creo que
esto es “para siempre”? Sí, sí, lo creo. ¿Pero lo creo de verdad? La
preparación para el matrimonio..., pienso en ello tantas veces: para ser
sacerdote hay una preparación de ocho años; y luego, como no es
definitivo, la Iglesia me puede quitar el estado clerical. Pero para
casarse, que es para toda la vida, se siguen cuatro cursos, cuatro
veces… Ahí hay algo que no funciona. El Sínodo tiene que pensar bien
cómo hacer la preparación para el matrimonio; es una de las cosas más
difíciles. Y hay tantos problemas... Pero todos están mencionados en el Instrumentum laboris.
Me agrada que usted me haya hecho la pregunta sobre el “divorcio
católico”: no, eso no existe. O nunca hubo matrimonio –y esto es la
nulidad, porque no existió– o si existió, es indisoluble. Esto queda
claro. Gracias.
(Padre Lombardi)
Muchas gracias, Santo Padre. Ahora es el turno de Terry Moran, de ABC News, una de las grandes redes norteamericanas.
(Terry Moran, de ABC News)
Santo Padre, gracias. Muchas gracias, y gracias también al staff del Vaticano.
Santo Padre, usted visitó a las Pequeñas Hermanas de los Pobres, y se
nos dijo que usted quiso manifestarles su apoyo también en sede
judicial. Santo Padre, usted sostiene que aquellos individuos –incluidos
los funcionarios gobernativos– que dicen no poder, según su buena
conciencia, según su conciencia personal, atenerse a determinadas leyes o
cumplir con sus obligaciones como funcionarios gobernativos, por
ejemplo, en emitir licencias matrimoniales a parejas del mismo sexo.
¿Sostendría usted estas reivindicaciones de libertad religiosa?
(Papa FRANCISCO)
Yo no puedo tener presente todos los casos que pueden existir en la
objeción de conciencia. Pero sí puedo decir que la objeción de
conciencia es un derecho y entra en todo derecho humano. Es un derecho, y
si una persona no permite que se ejerza la objeción de conciencia, está
negando un derecho. En toda estructura judicial debe entrar la objeción
de conciencia, porque se trata de un derecho, de un derecho humano. Si
no, terminamos en una selección de derechos: este es un derecho de
calidad, este no es un derecho de calidad... Este es un derecho humano. A
mí me ha conmovido siempre –y esto va en contra de mí mismo, ¿eh?–
cuando de joven leía la “Chanson de Roland” –la he leído varías
veces–, cuando todos los mahometanos estaban en fila y enfrente estaba
la pila bautismal o la espada, y debían elegir. No se les permitía la
objeción de conciencia No, es un derecho y nosotros tenemos que hacer la
paz, debemos respetar todos los derechos.
(Terry Moran)
¿Esto incluye también a los funcionarios gobernativos?
(Papa FRANCISCO)
Es un derecho humano. Si el funcionario de gobierno es una persona humana, posee ese derecho. Es un derecho humano.
(Padre Lombardi)
Muchas gracias. Damos ahora la palabra a Stefano Maria Paci, del grupo italiano de Sky News.
(Stefano Maria Paci, Sky News)
Santidad. En la ONU usted ha usado palabras muy fuertes para
denunciar el silencio sobre la persecución contra los cristianos, que
son despojados de sus casas, expulsados, desposeídos de sus bienes,
hechos esclavos y brutalmente asesinados. El presidente Holland ha
anunciado ahora el inicio de bombardeos, de parte de Francia, contra las
bases del Isis en Siria: ¿Qué piensa sobre esta acción militar? Y
luego, una curiosidad: el alcalde Marino, alcalde de Roma, ciudad del
Jubileo, declaró que vino al Encuentro Mundial de las Familias, a la
Misa, invitado por usted. ¿Nos podría decir cómo estuvo esto? [el
Capitolio –Ayuntamiento de Roma– ha precisado que el alcalde Marino
nunca ha afirmado que hubiera sido invitado por el Santo Padre]
(Papa FRANCISCO)
Comienzo con la segunda pregunta. Yo no invité al alcalde Marino,
¿Está claro? Yo no lo hice y se lo pregunté a los organizadores: tampoco
ellos lo invitaron. Él vino, él se profesa católico; vino
espontáneamente. Así fue. ¿Queda claro? Y la otra pregunta, ah, sí,
sobre los bombardeos. De verdad que tuve noticia de esto sólo anteayer y
no he leído nada al respecto; no conozco bien la situación y no sé cómo
irá. He oído decir que Rusia tenía una posición, que los Estados Unidos
no tenía aún clara su posición… No sabría qué decirle, de verdad,
porque no he entendido bien la cuestión. Pero cuando oigo la palabra
“bombardeo”, muerte, sangre… repito lo que dije en el Congreso y en las Naciones Unidas: evitar estas situaciones… pero no juzgo la situación política porque no la conozco. Gracias.
(Padre Lombardi)
Gracias.
Ahora Miriam Schmidt, de la DPA (Deutsche Presseagentur), la agencia alemana de información.
(Miriam Schmidt)
Santo Padre, quisiera hacerle una pregunta sobre las relaciones de la
Santa Sede con China y sobre la situación en ese país, que es bastante
difícil también para la Iglesia católica. ¿Qué piensa sobre esto?
(Papa FRANCISCO)
China es una gran nación, que aporta al mundo una gran cultura y tantas cosas buenas. Dije una vez en el avión, regresando de Corea,
que me gustaría mucho ir a China: yo amo al pueblo chino; lo quiero
mucho. Espero que haya posibilidades de tener buenas relaciones, buenas
relaciones. Tenemos contactos, hablamos… se va adelante. Para mí, tener
un país amigo como China, que tiene tanta cultura y tantas posibilidades
de hacer el bien, sería una alegría.
(Padre Lombardi)
Muchas gracias. Ahora tenemos a Sagrario Ruiz de Apodaca.
(Sagrario Ruiz de Apodaca)
Gracias. Buenas noches Santo Padre. Es la primera vez que ha visitado
los Estados Unidos, nunca había estado antes. Habló en el Congreso, en
las Naciones Unidas, ha tenido auténticos encuentros con multitudes… ¿Se
siente más fuerte? Y quisiera preguntarle también, ya que le hemos oído
hablar de poner de relieve el papel de las religiosas y de las mujeres
en la iglesia estadounidense: ¿Veremos algún día mujeres sacerdotes en
la Iglesia católica, como piden algunos grupos de los Estados Unidos y
como sucede en otras iglesias cristianas? Gracias.
(Papa FRANCISCO)
Las religiosas de los Estados Unidos han hecho maravillas en el campo
de la educación, en el campo de la salud. El pueblo de los Estados
Unidos ama a las religiosas: no sé cuánto ama a los sacerdotes, pero a
las religiosas las ama, las ama mucho. Son muy buenas, son mujeres
buenas, buenas, buenas. Cada una sigue su propia Congregación, sus
reglas; existen diferencias, pero son buenas y por eso me sentí en la
obligación de agradecerles por todo lo que han hecho. Una persona
importante del gobierno de los Estados Unidos me dijo en estos días: “La
cultura que poseo se la debo primariamente a las religiosas. Las
religiosas tienen escuelas en todos los barrios –ricos y pobres–,
trabajan con los pobres y también en los hospitales… Esta era la primera
pregunta. La tercera, la recuerdo… ¿Y la segunda?
(Sagrario Ruiz de Apodaca)
Si se siente fuerte después de haber estado en los Estados Unidos, con esta agenda y haber obtenido este éxito…
(Papa FRANCISCO)
Yo no sé si tuve éxito o no. Pero tengo miedo de mí mismo, porque si
tengo miedo de mí mismo me siento siempre –no sé– débil, en el sentido
de no tener poder; el poder es una cosa pasajera: hoy está, mañana no…
lo importante es que tú con el poder hagas el bien. Jesús definió lo qué
es el poder: el verdadero poder es servir, hacer servicios, hacer los
servicios más humildes. Yo tengo todavía que ir adelante por este camino
del servicio porque siento que no hago todo lo que debería hacer. Este
es el concepto que yo tengo sobre el poder.
Tercera: las mujeres sacerdote: eso no está en mis manos. El Papa San
Juan Pablo II, en tiempos de discusión, después de una larga reflexión,
lo dijo claro, No porque las mujeres no tengan capacidad. Pero mira: en
la Iglesia son más importantes las mujeres que los hombres, porque la
Iglesia es mujer, “La” Iglesia, no “El” Iglesia: la Iglesia es la esposa
de Cristo, y la Virgen es más importante que los papas, los obispos y
los sacerdotes. Hay algo que debo reconocer: nosotros estamos con un
poco de retraso en la elaboración de una teología de la mujer. Tenemos
que adelantar en esa teología. Esto sí, verdaderamente. Gracias.
(Padre Lombardi)
Tenemos ahora la última pregunta. Es de Matilde Imbertì, de Radio France. Y luego, concluimos… Terminamos la lista de las preguntas.
(Matilde Imbertì, Radio France)
Santo Padre, en los Estados Unidos usted se ha convertido en una
estrella. ¿Es un bien para la Iglesia que el Papa sea una estrella?
(Papa FRANCISCO)
¿Sabes tú cuál era el título que usaban los Papas y que se debe usar?
Siervo de los siervos de Dios. Es un poco distinto de las estrellas. Las
estrellas son hermosas para mirarlas, a mí me gusta mirarlas cuando el
cielo está sereno en verano… Pero el Papa debe ser –debe serlo– el
siervo de los siervos de Dios. Es cierto, en los medios se usa
esto, pero hay otra cosa indiscutible: cuántas estrellas hemos visto que
luego se apagan y caen… es una cosa pasajera. Ser el “siervo de los
siervos de Dios”, en cambio, es hermoso. No pasa. Esto es lo que yo
pienso.
(Padre Lombardi)
Hemos terminado la lista de los que se habían inscrito. Santo Padre,
muchas gracias por su disponibilidad. Hemos tenido, por lo menos, 50
minutos de conversación, y ha sido un momento muy consistente.
Felicitaciones por la resistencia que ha tenido en el viaje y también en
esta conversación con nosotros. Nosotros continuamos a estar con usted:
no termina con este viaje. Este viaje se concluye, pero luego viene el
Sínodo y tantas otras cosas más… Y queremos continuar a seguirlo con
mucho afecto, estima, aprecio, esperando poder ayudarlo en su servicio a
los siervos de Dios.
(Papa FRANCISCO)
Muchas gracias por su trabajo, su paciencia, su benevolencia.
Gracias. Estoy a su disposición. Rezo por ustedes; de verdad. Gracias
por toda su ayuda… Feliz vuelo.
© Copyright - Libreria Editrice Vaticana