jueves, 2 de noviembre de 2017

Ángelus del Papa en la Solemnidad de Todos los Santos

CIUDAD DEL VATICANO (http://catolicidad.blogspot.mx - 1° de noviembre de 2017).- En la Solemnidad de todos los Santos, el Papa FRANCISCO ha rezado el Ángelus


Texto íntegro del Ángelus:


SOLEMNIDAD DE TODOS LOS SANTOS

PAPA FRANCISCO

ÁNGELUS

Plaza de San Pedro
Miércoles 1° de noviembre de 2017


Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días y buena fiesta!


La Solemnidad de Todos los Santos es “nuestra” fiesta: no porque no seamos buenos, sino porque la santidad de Dios ha tocato nuestra vida. Los santos no son modelos perfectos, sino personas atravesadas por Dios. Podemos compararlos con las ventanas de la iglesias, que dejan entrar la luz en diversas tonalidades de color. Los santos son nuestros hermanos y hermanas que han recibido la luz de Dios en su corazón y lo han trasmitido al mundo, cada uno según su propia “tonalidad”. Pero todos han sido trasparentes, han luchado para eliminar las manchas y la oscuridad del pecado, para dejar pasar la gentil luz de Dios. Este es el propósito de la vida: dejar pasar la luz de Dios, y también el propósito de nuestra vida.


De hecho, hoy en el Evangelio Jesús se dirige a los suyos, a todos nosotros, diciendo «Bienaventurados» (Mt 5,3). Es la palabra con la cual inicia su predicación, que es el “evangelio”, buena noticia porque es la puerta de la felicidad. Quien está con Jesús es bienaventurado, es feliz. La felicidad no está en el tener cualquier cosa o en el convertirse en alguien, no, la felicidad verdadera es estar con el Señor y vivir por amor. ¿Vosotros creeís esto? La felicidad verdadera no está en el tener cualquier cosa o en el convertirse en alguien; la felicidad verdadera es estar con el Señor y vivir por amor. ¿Creeís esto? Tenemos que seguir adelante, para creer esto. Ahora, los ingredientes para la vida feliz se llaman bienaventuranzas: son bienaventurados los simples, los humildes que hacen espacio a Dios, que saben llorar por los demás y por los errores propios, permaneciendo suaves, luchando por la justicia, son misericordiosos con todos, custodian la pureza del corazón, trabajan siempre por la paz y permanecen en la alegría, no odian y, aún cuando sufren, responden al mal con el bien.


Estos son los bienaventurados. No requieren de gestos y exclamaciones, no son superhombres, sino quien vive las pruebas y las fatigas de cada día, como nosotros. Así son los santos: respiran como todos el aire contaminado del mal que está en el mundo, pero en el camino nunca pierden de vista el trayecto de Jesús, el que se indica en la bienaventuranzas que es como el mapa de la vida cristiana. Hoy es la fiesta de aquellos que han alcanzado la meta indicada en este mapa: no solo los santos del calendario, sino tantos hermanos y hermanas “de al lado”, que tal vez hemos encontrado y conocido. Hoy es una fiesta de familia, de tantas personas simples y escondidos que en realidad ayudan a Dios a impulsar al mundo. ¡Y hay muchos hoy! Hay muchos. Gracias a estos hermanos y hermanas desconocidos que ayudan a Dios a llevar adelante al mundo, que viven entre nosotros; ¡saludemoslos a todos con un gran aplauso!


Ante todo – dice la primera bienaventuranza– son «pobres de espíritu» (Mt 5,3). ¿Que cosa significa? Que viven para el éxito, el poder y el dinero; saben que acumulando tesoros para sí, pero no se enriquecen frente a Dios (cfr Lc 12,21). En lugar de creer que el Señor es el tesoro de la vida, es el amor al prójimo la única verdadera fuente de ganar. A veces estamos descontentos por cualquier cosa que extrañamos o preocupados si no somos considerados como nos gustaría; recordemos que no está aquí nuestra bienaventuranza, sino en el Señor está el amor: sólo con Él, solo amando se vive de bienaventuranza.


Finalmente deseo citar una bienaventuranza, que no se encuentra en el Evangelio, sino al final de la Biblia y habla del término de la vida: «Bienaventurados los muertos que murieron en el Señor» (Ap 14,13). Mañana seremos llamados a acompañar con la oración a nuestros difuntos, para que disfruten por siempre en el Señor. Recordemos con gratitud a nuestros seres queridos y recemos por ellos.


La Madre de Dios, Reina de los Santos y Puerta del Cielo, interceda por nuestro camino de santidad y por nuestros seres queridos que nos han precedido y son ya partícipes de la Patria celestial.



Después del Ángelus


Queridos hermanos y hermanas,


Estoy entristecido por los ataques terroristas de estos últimos días en Somalia, Afghanistán y ayer en New York. Ante tales actos deplorables violencia, rezo por los difuntos, por los heridos y por sus familiares. Pidamos al Señor que convierta los corazones de los terroristas y libere al mundo del odio y de la locura homicida que abusa del nombre de Dios para dispersar muerte.


Saludo con afecto a todos vosotros, peregrinos de Italia y de varios Países, en particular a aquellos provenientes de Courbevoie (Francia) y Derry (Irlanda).
Saludo a los fieles de Terrasini, a los chicos confirmados de Modena, a la Asociación “Impegnarsi serve”.


Un saludo especial dirijo a los participantes en la 'Corsa dei Santi', promovida por la Fundación “Don Bosco en el mundo” para ofrecer una dimensión de fiesta popular a la celebración religiosa de Todos los Santos. ¡Gracias por vuestra bella iniciativa y por vuestra presencia!


Mañana por la tarde me dirigiré al Cemeterio americano de Nettuno y posteriormente a las Fosas Ardeatinas: les pido que me acompañen con la oración en estas dos etapas de memoria y de sufragio por las víctimas de la guerra y de la violencia. Las guerras no producen más que cementerios y muerte: es por esto que he querido dar una señal en un momento donde nuestra humanidad no parece haber aprendido la lección o no quiere aprenderla.


A todos deseo una buena fiesta en la compañía espiritual de los Santos. Por favor, no se olviden de rezar por mí. ¡Buen almuerzo y adiós! 


(Traducción del original italiano: http://catolicidad.blogspot.mx)



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