Islamabad, PAKISTÁN (Agencia Fides, 14/11/2017) - Ejecución capital para Asia Bibi, la mujer
cristiana condenada a muerte por blasfemia y en espera de juicio ante el
Tribunal Supremo; renuncia del Ministro de Justicia Zahid Hamid;
liberación de los líderes religiosos islámicos detenidos: estas son
algunas de las peticiones formuladas por los grupos radicales islámicos
“Tehreek-i-Labbaik Ya Rasool Allah Pakistan” y “Sunni Tehreek” que hace
días que iniciaron una protesta pública contra el gobierno paquistaní en
las calles de Islamabad. Según la información de la Agencia Fides, en
el sermón predicado el pasado viernes por los imanes cercanos a los
grupos radicales, ante unos tres mil manifestantes, se amenazó con
cometer ataques violentos, incluso contra la familia del Ministerio de
Justicia o contra las personas acusadas de blasfemia. El año pasado,
recuerda a Fides el abogado Cristiano Sardar Mushtaq Gill, quien también
es víctima de amenazas, “unos 150 líderes religiosos
radicales, en la audiencia del caso de Asia Bibi habían instado al
gobierno a ejecutarla. El extremismo islámico está presente en la escena
pública” señala.
En los últimos días, la policía ha intimidado a los activistas para que
liberen inmediatamente la “Jinnah Avenue”, donde los manifestantes
habían organizado una sentada de protesta no autorizada.
Después de los ataques terroristas registrados en los últimos años, las
grandes asambleas públicas están prohibidas en Pakistán por
disposiciones legales. Los manifestantes se trasladaron a otra zona de
Islamabad, en un parque dedicado a acoger las protestas legítimas y
pacíficas. La protesta estalló como resultado de la controversia surgida
debido a la aprobación de la “Ley Electoral 2017”, que dispone cambiar
la forma del juramento para los candidatos a cargos públicos: en una
fórmula citada por el Profeta Mahoma, de modo que la expresión “Yo Juro
solemnemente” se convierte en “yo creo”, para preservar la presencia y
la credibilidad de los candidatos no musulmanes. La controversia, de
carácter completamente político, ha sido tomada inmediatamente por
grupos radicales como una ofensa a la religión islámica y al carácter
islámico de la República de Pakistán. Tras presentar una apelación ante
el Tribunal Supremo de Islamabad, la ley ha quedado
suspendida por el Tribunal.