Sacrofano, ITALIA (Agencia Fides, 01/06/2018) – Se abrió con la cita de dos pasajes bíblicos (Mc 10,13-16 y Mt 18, 1-5)
en los que “los evangelistas ponen juntos a Dios, el niño y la misión”,
tal y como desarrolló la ponencia de la hermana Roberta Tremarelli,
AMSS, Secretaria General de la Obra Pontificia de Infancia Misionera
(POSI), presentada a la Asamblea General de las Obras Misionales
Pontificias (POM) el jueves 31 de mayo.
“Estos pasajes deben leerse con la idea de que los discípulos han de ser
sencillos, humildes y sinceros, es decir, tener esas condiciones
morales y espirituales que son esenciales para entrar en el Reino de
Dios -explicó la Hermana Tremarelli-. Los niños también nos recuerdan
que la fecundidad misionera de la Iglesia tiene su raíz vivificante, no
en los medios y los méritos humanos, sino en el don gratuito de Dios ...
La dimensión misionera en la educación de los niños es primordial. De
hecho, la misión comienza con los niños y los hace crecer en un espíritu
misionero que los acompañará durante toda su vida. Muchos niños
responden a las necesidades de otros niños simplemente porque están
impulsados por el amor que el Hijo de Dios, hecho niño, ha hecho
presente entre nosotros”. Recordando los orígenes de la POSI, que ha
celebrado en estos días sus 175 años, la Secretaria General destacó que
“hoy, como entonces, este trabajo nutre el espíritu y el cuerpo de
los niños gracias a las oraciones y ofrendas de los propios niños. Todo
lo que se promueve a través de esta Obra Pontificia no es un fin en sí
mismo sino para la promoción de la conciencia misionera. Sus
características son: pequeñez, reciprocidad, confianza en los niños”.
Si el papel de la familia, los animadores y los educadores es importante
en la formación misionera de los niños, también es cierto que los niños
son ellos mismos animadores y testigos de los adultos. "En los países
donde el porcentaje de cristianos es muy bajo, debido a la presencia de
otras religiones, la realidad de la POSI es una promoción para el
encuentro, el diálogo y la colaboración. Gracias a los niños y a sus
actividades, en estos países tratamos de trabajar juntos para construir
un mundo mejor a partir de las nuevas generaciones”.
La Secretaria General de la POSI destacó la necesidad de un itinerario
formativo orgánico, que eduque a los niños en la espiritualidad
misionera y la participación en la misión a través de la oración, el
testimonio y la colecta, y también forme la conciencia de la
autofinanciación, tanto para las actividades de la POSI como para cada
parroquia, realidad local, a través de la colaboración de los niños y
sus familias. “Todos los proyectos, las solicitudes de fondos que recibe
la POSI se refieren a situaciones humanitarias urgentes: alimentos,
educación, agua, atención médica, catequesis. Recordemos que para San
Pablo la urgencia era la del anuncio evangélico. El desafío misionero al
que se nos llama es el enunciado por el Papa Francisco en EG n.27:
“sueño con una elección misionera capaz de transformarlo todo”. ¡Cada
cosa desde el corazón hacia todo lo demás! Amar significa contribuir
para que cada país y cada persona se vuelva autosuficiente, adulto,
responsable”.
Por tanto, la hermana Tremarelli indicó tres aspectos relevantes: la
formación de los animadores, “un elemento fundamental e indispensable
para ser creíble y perseverante en la animación misionera”; una mayor
contribución a “una mejor comprensión en la Iglesia de la situación de
los niños y sus derechos a nivel internacional”; la protección de los
niños: las solicitudes de ayuda para formación e información en las
escuelas y parroquias con talleres para la prevención de los abusos.
“Aunque el aspecto material es muy importante y en ocasiones puede
parecer lo más importante, -señaló la hermana Tremarelli-, las ayudas
que se distribuyen no son el corazón de la Obra. La espiritualidad
misionera de todo cristiano y, por lo tanto, de la POM no se basa en el
asistencialismo sino en la evangelización, ya sea directa, a través de
la palabra o indirecta, con el testimonio de la vida y del amor al
prójimo, que se expresa de distintas formas. Por eso, en la base de la
ayuda económica, es esencial que haya animación y formación, de hecho,
solo si la cooperación se basa en la caridad puede echar raíces en la
vida de los niños y no ser solo un gesto superficial y aislado”.
Finalmente, Sor Tremarelli presentó una visión general de la variada
presencia de la Obra distintos países, con su pluralidad de iniciativas y
matices, sin excluir ciertas dificultades, pero con signos alentadores
para el camino de la formación misionera de los niños.