Lima, PERÚ (Agencia Fides, 11/06/2018) – “La obra de la justicia será paz, y el servicio
de la justicia, tranquilidad y confianza para siempre”. Es el versículo
de la Biblia (Isaías 32, 17) elegido por la Conferencia Episcopal del
Perú para su mensaje al pueblo sobre los hechos de últimos días. Los
obispos defienden las protestas populares contra la elevada presión
fiscal, el desperdicio de recursos, el tráfico de drogas, la violencia
contra las mujeres y la corrupción.
Motivados por las “preocupación pastorales” de construir “puentes de paz
con todos, tratando de que ninguna raíz venenosa pueda hacer daño a la
comunidad”, los obispos aprueban “las justas reacciones de protesta”,
que han llevado a la dimisión del ministro de Economía, porque “no se
puede cargar con más impuestos a los trabajadores que exigen mejoras
económicas y, por otro lado, se mantengan durante décadas exenciones
fiscales a las empresas que aún gozan de grandes privilegios”.
Invitan a las personas “a no dejarse manipular” por aquellos que quieren
provocar revueltas violentas. Al mismo tiempo, el Conferencia Episcopal
cree que “son buenas noticias ciertas medidas orientadas hacia una
mayor justicia” mientras advierten de que “los gastos innecesarios de
algunas instituciones del Estado” y el clientelismo “se burlan de la
ciudadanía” y muestran claramente “que esas instituciones y muchos de
sus miembros viven ajenas a la situación social del país”.
El último punto del mensaje se refiere a la trágica muerte de una joven
quemada viva por un ex colega que probablemente se sintió frustrado por
la negativa de la mujer. Para frenar los feminicidios (10 víctimas por
mes, según datos oficiales), el documento invita a emprender “una gran
campaña educativa que ayude a eliminar el machismo de nuestra
mentalidad”, al mismo tiempo que reafirma el compromiso de la Iglesia de
“reivindicar los derechos y la dignidad de la mujer de cara a una
sociedad nueva”. Según el episcopado peruano, todos los hechos citados
están relacionados. Los obispos concluyen agradeciendo al pueblo “que
muestre públicamente su anhelo de una democracia sólida y transparente,
sin corrupción, con políticos de alta calidad ética y moral”.