Kampala, UGANDA (Agencia Fides, 22/07/2020) - En Uganda, es probable que el coronavirus
consiga crear más muerte por los efectos secundarios, derivados del
bloqueo que ha detenido las actividades sociales y ha complicado el
acceso a los hospitales. La alarma sobre lo que parece ser una paradoja
la lanza Martin Ogwang, director médico del Hospital de Lacor, una
instalación propiedad de la diócesis de Gulu. Según el médico, la alarma
por la propagación de Covid-19 y las medidas tan duras tomadas para
contenerlo están obstaculizando el acceso a los hospitales,
especialmente a las salas de obstetricia y pediatría.
Por el momento, el virus no ha tenido graves consecuencias en el país.
Según los datos proporcionados por la Organización Mundial de la Salud,
el 9 de julio se registraron 935 casos y ninguna muerte. Sin embargo, en
el pasado, Uganda tuvo hacer frente a dos emergencias sanitarias
terribles (la propagación del SIDA en los años ochenta y noventa y la
del ébola a principios de los años 2000) que han dejado su huella en la
memoria colectiva. Por ello, tan pronto como el coronavirus comenzó a
extenderse, las autoridades de Kampala implementaron una estricta
cuarentena. Las medidas de distanciamiento social comenzaron el 18 de
marzo: las reuniones de personas están prohibidas, todas las formas de
transporte público están interrumpidas, las tiendas están cerradas, el
uso de máscaras es obligatorio.
Estas medidas, aplicadas rigurosamente
por la policía, se han relajado parcialmente, pero han causado y están
causando graves consecuencias.
“Una de las medidas implementadas - explica Martin Ogwang a la Agencia
Fides -, fue la prohibición del transporte público, utilizado por la
mayoría de las madres más pobres para llegar al hospital. Incluso las
pocas que tienen medios de transporte personales todavía necesitan de
una autorización de las autoridades del distrito para viajar. Esto ha
significado que las mujeres no pueden llegar a los centros de salud. Los
números son claros: en enero tuvimos 720 admisiones al departamento de
obstetricia, en abril 475; igualmente en enero 600 admisiones a la sala
de pediatría en comparación de las 300 en abril. Por lo tanto, la
asistencia al hospital disminuyó a la mitad”.
“Los niños que vemos en este período - observa Venice Omona, pediatra de
Lacor -, están muy enfermos: vinieron después de que los padres
intentaron, sin éxito, tratarlos en casa o en pequeñas clínicas
cercanas. Llegan tarde, cuando la situación es grave, muy grave. La
mayoría de ellos tienen malaria, anemia, diabetes”. Francis, de 5 años,
fue acompañado por su tía Ailing, quien lo llevó a su espalda caminando
en el frío de la noche durante más de 30 kilómetros. “No sabía a quién
llamar para ayudarnos con el transporte - dijo a Josephine -, por lo que
me puse en camino a pie”. Llegó al hospital de Lacor después de seis
horas. Francis estaba en estado grave, pero fue curado y, después de
unos días, dado de alta.
No es solo un problema de transporte. También hay miedo entre las
personas. “Muchos –continúa Martin Ogwang– piensan que si la epidemia
estalla, sin duda comenzará en los hospitales. Por lo tanto, las mujeres
y los hombres se mantienen alejados de las estructuras públicas. Sin
embargo, el Hospital de Lacor permanece abierto, pero hemos instituido
algunas medidas para proteger al personal médico y a los pacientes. Por
ejemplo, tenemos un proceso a seguir muy riguroso en todas las entradas
del hospital”.
Por lo tanto, las personas solo llegan al hospital cuando lo necesitan
en extremo y, a menudo, cuando las personas a tratar se encuentran en
condiciones muy graves. Un caso emblemático es el de una madre de 37
años que fue llevada a un centro de salud cercano. Comenzó a sangrar
desde su casa en medio de la noche, pero no pudo ser transportada al
hospital. Le llevó seis horas llegar al centro de salud más cercano. Ni
allí ni en el hospital público han logrado intervenir. Cuando llegó al
hospital de Lacor, estaba en estado de inconsciencia, ya no era posible
hacer nada por ella o por el bebé que llevaba en su seno.
“Si el bloqueo continúa - concluye el pediatra -, podríamos perder a
muchos niños que no pueden llegar al hospital a tiempo, especialmente
bebés o niños pequeños con malaria y anemia falciforme. El coronavirus
en Uganda también es esto”.