Kaohsiung, TAIWÁN (Agencia Fides, 21/07/2020) - “Cristo está vivo y te quiere vivo”, y desea
que cada joven esté dispuesto a testimoniar su fe y esperanza en la
sociedad: este ha sido el tema central de la reunión de la Juventud
Vicentina Mariana (Vincentian Marian Youth, VMY), que cientos de jóvenes
del movimiento han vivido en Kaohsiung, Taiwán, del 16 al 19 de julio.
Como ha informado a la Agencia Fides el padre Rindo Karippai, misionero
Vincentino en Taiwán, uno de los acompañantes de los jóvenes - junto con
otros sacerdotes, religiosas y laicos – “el encuentro ha sido un
proceso de catecumenado, que ha tenido como finalidad, ayudar a los
jóvenes a crecer en su fe”. “Inspirados por la Palabra de Dios, los
jóvenes están motivados a emprender una vida de constante conversión y
apego a Cristo”, ha afirmado el padre Karippai.
En el encuentro, la juventud católica taiwanesa ha podido vivir momentos
intensos de formación en la fe, oraciones y una serie de actividades de
grupo para la profundización y la renovación de la propia vida
espiritual.
El movimiento VMY tiene un alcance universal. Nacido dentro de la gran
familia carismática vinculada a san Vicente de Paúl, su historia está
vinculada a la evolución de la Compañía de las Hijas de la Caridad y de
los Sacerdotes de la Congregación de la Misión (CM). Surgió en Francia
en 1835 y recibió la aprobación pontificia en 1847, difundiéndose en
diversas partes del mundo.
Todos los miembros del movimiento VMY contemplan en María la voluntad de
los jóvenes de imitar las virtudes características de la asociación:
transparencia (pureza o sencillez), colaboración (humildad) búsqueda de
la voluntad de Dios (obediencia), sensibilidad para con los pobres
(caridad).
La consagración mariana propuesta a los jóvenes refuerza la consagración
bautismal y el camino de crecimiento en la propia fe, según el lema: “A
Jesús a través de María”. Hoy el movimiento juvenil está presente en 40
países con más de 200.000 miembros. “Con María como nuestra guía y San
Vicente de Paúl como nuestra fuente de inspiración - afirman los jóvenes
- entregamos el corazón al mensaje de Jesús en el Evangelio de Lucas:
Aquí estoy, envíame”.