Brasilia, BRASIL (Agencia Fides, 30/07/2020) - Un llamamiento a la comunidad universal para
que levante la voz contra el fenómeno de la trata de seres humanos y
denuncie las diversas expresiones de la comercialización de la vida,
expresión de la esclavitud moderna, ha sido lanzado por la vida
religiosa latinoamericana y por las organizaciones comprometidas en la
lucha contra la trata, con motivo de la Jornada mundial contra la trata
de seres humanos que se celebra hoy, 30 de julio.
Los representantes de la vida religiosa latinoamericana subrayan la
necesidad de acciones coordinadas para erradicar la demanda y hacer
visibles todas las formas de explotación que aún están escondidas, a
partir de las que están en casa. También afirman que es el momento de
promover la justicia económica y social, favoreciendo a las personas más
pobres, y de pedir a los gobiernos que adopten alternativas justas al
modelo neoliberal, que apliquen las leyes contra la trata de seres
humanos y que garanticen los derechos humanos.
Basándose e la experiencia, la vida religiosa latinoamericana realiza
tres denuncias que a la vez se convierten en retos pastorales.
En primer lugar denuncian el poder de la cultura patriarcal en todos los
sectores (económico, social, familiar, político, cultural y religioso),
de manera particular la cosificación de la mujer que contribuye a la
cultura mundial de explotación y violencia contra ellas, reflejado en la
trata de personas.
La segunda denuncia se dirige al modelo económico injusto, cruel,
neoliberal y capitalista que beneficia a unos pocos entre los que se
incluyen los traficantes, empresarios y compradores, que por encima de
los derechos humanos, fomentan una cultura de mercantilización
deshumanizante y excluyente que expone a las personas a un mayor riesgo
de ser víctimas de la trata.
Finalmente, denuncian las leyes y políticas injustas y deshumanizantes
de inmigración que se hallan arraigadas en una cultura de racismo,
violencia y xenofobia que niegan los derechos humanos básicos de
migrantes y refugiados.
Los religiosos reiteran su compromiso para crear conciencia más allá de
sus redes, exigiendo a los gobiernos actitudes y políticas públicas que
promuevan la integridad y los derechos humanos de todas las personas que
son víctimas de este delito.
“Usaremos nuestra voz – reiteran - para dar la bienvenida, defender,
proteger, promover e integrar a las personas que son víctimas de la
trata, del abuso sexual y de la explotación de niñas, niños y
adolescentes, para garantizar una migración más segura, evitar el
reclutamiento de traficantes durante su viaje y acompañar a las víctimas
a su regreso”.