Manila, FILIPINAS (Agencia Fides, 20/07/2020) – “Estuve aquí, en estas mismas calles con una
multitud de personas el 24 y 25 de febrero de 1986, hace 34 años, cuando
aún era un joven seminarista. Hoy he regresado como un gesto de
protesta. A pesar de los temores relacionados con el Covid-19, la gente
ha salido a las calles, manifestando, gritando, creando cualquier tipo
de ruido. Puedo sentir de nuevo lo que sentí durante los días del People
Power: la emoción, el disgusto, la ira, el compromiso de los jóvenes”.
Así comienza la nota del sacerdote vicentino, el p. Daniel Franklin
Pilario, CM,
profesor en la Escuela de Teología de San Vincente y en la Universidad
Adamson. En su mensaje enviado a la Agencia Fides, el sacerdote cuenta
que está reviviendo el clima político y social de 1986, cuando la
población salió a la calle, en la llamada "Revolución de los Rosarios"
en un vasto movimiento popular que puso fin a la dictadura de Ferdinando
Marcos. “El 'No' emerge de las profundidades de nuestra humanidad
cuando se viola nuestra fibra moral. Decimos que todo esto está mal y
nos movilizamos en protesta”, explica el padre vicentino.
El p. Pilario cita el caso de la emisora ABS-CBN, a la que el
Parlamento - donde el partido del presidente Duterte tiene la mayoría -,
no ha renovado la concesión para la retransmisión, en lo que ha sido
definido como “una venganza personal del presidente”, dada las críticas
expresadas por ese canal mediático hacia él. Y afirma: “¿Cuántas veces
en este país veremos que la ley se usa para matar a los pobres? No, no
ha destruido a los oligarcas en este país; ha matado a los pobres”. El
religioso vicentino recuerda: “Me uní a los pequeños grupos de 20-30
trabajadores cuando era estudiante. Hoy estamos hablando de 11.000
trabajadores y muchos otros sin futuro. Son muchas las víctimas de este
gobierno que merecen nuestro apoyo. Es hora de levantarnos y hacer oír
nuestras voces. Ante el mal, el silencio es un sí al status quo. La
neutralidad significa ser cómplice del poder”.
Y concluye, hablando en nombre de muchos sacerdotes y religiosos
filipinos: “Yo también protesto contra esta ley peligrosa e injusta.
Lloro por las ejecuciones extrajudiciales que veo de cerca, por las
viudas y los huérfanos. Y digo 'No' a todas las acciones de este
gobierno que están en contra de la sensibilidad humana que mis padres,
mis maestros y mis guías espirituales me han enseñado en la vida. Es
hora de resistir”.