Juba, SUDÁN DEL SUR (Agencia Fides, 31/07/2020) - La paz aún está muy lejos en Sudán del Sur. La
violencia está muy extendida en todo el país, viendo involucrados a los
ganaderos, en busca de pastos para sus animales, y sobre los cuales se
ha creado una profunda rivalidad política. “Aquí parece que la
inestabilidad es endémica” explica a la Agencia Fides Giorgia Gelfi,
gerente de proyecto de la Ong “Cuamm - Médicos con África”. “Las
personas están casi acostumbradas a un estado de tensión constante que
tiene sus raíces en la política, pero también en la historia y la
cultura de este país", señala.
Sudán del Sur, que se independizó en 2011, colapsó en una guerra civil
en 2013 cuando algunos soldados de etnia dinka, leales al presidente
Salva Kiir, iniciaron enfrentamientos con los del grupo étnico nuer,
liderados por el vicepresidente Riek Machar, y acusados de preparar un
golpe de estado. En 2018, Kiir y Machar firmaron un acuerdo para
compartir el poder. Sin embargo, el 28 de agosto, Machar y los líderes
de otros grupos se negaron a firmar la última parte del acuerdo,
alegando que las disputas sobre la división del poder y la adopción de
una nueva constitución no se habían manejado eficientemente.
Los dos líderes luego volvieron a negociar la paz en septiembre de 2018
mediante la firma del acuerdo de paz, gracias a la presión de los
poderes regionales e internacionales. Según los términos del acuerdo,
Machar nuevamente habría servido como vicepresidente. Finalmente, Kiir y
Machar llegaron a un acuerdo para formar un gobierno de unidad el 22 de
febrero de 2020, a pesar de continuar en conflicto por cuestiones
internas.
“El nombramiento de nuevos gobernadores - continúa Giorgia Gelfi -,
podría llevar a un punto de inflexión. El presidente Salva Kiir les ha
ordenado restaurar la paz en sus respectivas áreas: es una orden
perentoria que esperamos traiga serenidad y nos permita operar
pacíficamente en el área”.
Mientras tanto, en el país, inicialmente preservado de la epidemia, los
casos de coronavirus están aumentando y, con ellos, la emergencia. “La
situación - continúa Giorgia Gelfi -, aparentemente está bajo control.
Solo hay 2.300 casos confirmados y unas cuarenta muertes. Sin embargo,
tememos que la situación sea peor. Se realizan pocos tampones en el
país, el riesgo es que la infección esté más extendida de lo que se
piensa”.
La ciudadanía tiene poca conciencia del peligro. Las distancias no se
mantienen ni se usan mascarillas. Las instalaciones son pocas y están
mal equipadas. Para hacer frente a la propagación de la epidemia en
África, gracias a la contribución de donantes italianos e
internacionales y la asociación entre las Naciones Unidas, la Ong “Cuamm
- Médicos con África” ha enviado materiales de diagnóstico a cinco
hospitales, como termómetros infrarrojos y concentradores de oxígeno,
pero también filtros y tanques para agua y sistemas de ultrasonido
portátiles.
“La operación - explica Don Dante Carraro, director de Médicos con
África Cuamm -, fue facilitada por la asociación entre Cuamm y las bases
de respuesta de emergencia humanitaria de las Naciones Unidas,
administradas por el Programa Mundial de Alimentos, incluida Brindisi,
una colaboración lanzada en plena emergencia Covid en abril de 2020. Un
acuerdo valioso y estratégico que permite el acceso a una red de vuelos y
centros humanitarios que siempre están activos, para garantizar el
transporte oportuno de materiales esenciales en situaciones de
emergencia”.
Son una ayuda valiosa porque el Covid-19 no es la única emergencia a la
que se enfrenta Sudán del Sur. “La temporada de lluvias ha llegado
–concluye Giorgia Gelfi– y, con ella, la malaria. Los síntomas iniciales
son los mismos que los del coronavirus. Por lo tanto, para nosotros
será aún más complicado ayudar a las personas que llegan a nuestros
centros. Un desafío más en una situación ya compleja”.