Accra, GHANA (Agencia Fides, 23/07/2020) - Recomenzar desde los jóvenes para construir un
futuro de paz en África. Confiar en sus energías para transformar el
continente en un lugar mejor. Este es el sentido de un encuentro
virtual, el primero de una larga serie, organizado en línea por el
Instituto Jesuit Arrupe (AJI) en Ghana y en el que han participado
cientos de muchachos de varios países entre los cuales Kenia, Sudán del
Sur, Uganda, Congo, Ghana, Zimbabwe. El título evocador de la primera
web-conference fue: “La juventud africana propagadora de semillas de
paz” y la condujo el padre Augostine Edan Ekeno, jesuita keniata que
trabaja en Rumbek, Sudán del Sur. Hablando con la Agencia Fides, el
padre Ekeno explica así la génesis de la iniciativa y sus desarrollos
futuros: “En el primer encuentro del domingo 19 de julio se conectaron
más de 200 muchachos de muchas partes del continente, alguien nos ha
seguido también desde Europa.
Inmediatamente después, se han constituido
grupos de trabajo que se reunirán en los centros sociales de los
jesuitas, repartidos por varias naciones de África, para promover
acciones y volver a conectarse para las próximas reuniones. En África,
más de la mitad de la población tiene menos de 25 años: los niños son un
recurso valioso y, sin embargo, o bien son olvidados y considerados un
problema o son explotados por los señores de la guerra y de la violencia
para sus sucios intereses. No olvidemos lo extendido que está el
fenómeno de los niños soldados, o el reclutamiento de niños pobres,
fácilmente manipulables para actos de terrorismo o para crear tensiones.
Por el contrario, sabemos que su enorme presencia puede ser un poderoso
instrumento de paz y por eso nos proponemos implicarlos
transformándolos en verdaderos operadores y protagonistas de
reconciliación y desarrollo en sus contextos”.
En varias naciones a las que pertenecen los jóvenes implicados en el
primer encuentro - observa el Jesuita - se registran graves crisis o
situaciones de verdadero conflicto. Los individuos aprenden desde niños,
a oponerse y crecen con el mito de la confrontación o de la guerra:
“Muchos jóvenes se encuentran con un rifle en la mano o son utilizados
para crear caos - como en Kenia en los períodos pre y post electoral o
en Sudán del Sur o en otras zonas - por un puñado de dinero, pero ni
siquiera saben para qué o quién luchan. Algunos se sienten rivales de
otros, pero no saben por qué, son gravemente manipulados por los
enemigos de la paz. En realidad, si son acompañados y formados, liberan
un gran potencial de paz. Nosotros ponemos en la base de nuestros
encuentros la cultura del encuentro y favorecemos conversaciones
apacibles que ayudan a intercambiar experiencias. Son espacios para
involucrar a los chicos y compartir sus problemas. Esperamos multiplicar
este tipo de encuentros en todos nuestros centros de todo el
continente, utilizar las pequeñas comunidades o las parroquias para
fomentar una nueva educación cívica y un protagonismo positivo de los
jóvenes”.
Es urgente invertir la cultura del odio social, tribal, étnico,
desenmascarando su inconsistencia y su profunda falta de fundamento:
según el padre Augustine la articulación para cambiar el rostro de
África pasa por este camino. “Hay lugares en los que uno crece pensando
que los demás son siempre un peligro para su propia supervivencia. Y
cuando, por problemas relacionados con hambrunas, guerras, falta de
trabajo, la población se encuentra en grave dificultad, más que buscar
alternativas se piensa en encontrar chivos expiatorios, un enemigo.
Por eso estamos creando condiciones para favorecer alternativas
laborales, métodos de cultivo de la tierra allí donde ya no es posible
ocuparse del ganado, por ejemplo, y ayudar a los jóvenes a ser empleados
en actividades que crean el propio bien y del propio país”.
Ya en los próximos días tendrá lugar una segunda reunión mientras se
ensancha el círculo de los chicos implicados. “Todos se han tomado la
iniciativa muy en serio y se están organizando para crear una agenda que
debe dirigirse a la política. Los jesuitas nos ponemos a su lado para
guiarlos y acompañarlos. Durante la conversación que acaba de tener
lugar, se planteó el gravísimo problema de la proliferación de las
armas; todos los jóvenes estaban de acuerdo en que, en las diferentes
sociedades y naciones, hay demasiadas armas de todo tipo. Nuestro
objetivo, entonces, deberá ser implicar a los gobiernos y pedir nuevas
políticas para reducirlas. Mientras tanto, aspiramos a ampliar nuestra
red. Estoy seguro de que ya en el próximo encuentro abierto a todos - el
25 de julio - daremos más pasos adelante”.