Harare, ZIMBABWE (Agencia Fides, 29/07/2020) - “Zimbabwe es un país agrícola con 14 millones
de habitantes ubicado en el sur de África. Sufrió una sequía devastadora
en 2018/2019 que causó un sufrimiento indescriptible para la población
que depende de la agricultura para su subsistencia. En marzo de 2019, el
ciclón Idai golpeó algunas partes del país, lo que provocó el
desplazamiento de miles de personas y los cultivos de los campos que
estaban casi listos para la cosecha fueron destruidos”. Con estas
palabras, el padre Simplisio Manyika, O.Carm, Director nacional de las
Obras Misionales Pontificias en Zimbabwe, describe la situación del país
a la Agencia Fides. Cuando los habitantes comenzaron a recuperarse
lentamente, llegó la pandemia de coronavirus.
“La llegada del Covid 19 ha sido un shock para nuestras instalaciones
sanitarias. La introducción del bloqueo ha traído aún más sufrimiento a
los pobres”, señala el p. Simplisio, enfatizando que el cierre de las
iglesias ha privado a las personas del alimento espiritual justo cuando
más lo necesitaban, además, las parroquias y diócesis que viven de las
ofrendas de los fieles, se han quedado sin recursos. Con el cierre, los
agricultores no pueden vender sus productos agrícolas, los comerciantes
no tienen fuentes de ingresos, muchos aldeanos que trabajaban en el
extranjero y que enviaban sus ganancias a su tierra natal han sido
expulsados o han regresado. “Muchas personas encuentran la vida
insoportable y luchan para hacer frente a las necesidades diarias”,
señala el sacerdote.
“En este contexto, la Iglesia de Zimbabwe ha pedido ayuda a varias
organizaciones internacionales para responder a los desafíos planteados
por Covid 19 y ha recibido, entre otros, ayuda del Fondo de Emergencia
de las Obras Misionales Pontificias”, recuerda el p. Simplicio,
explicando que parte de los fondos se utilizarán para responder a la
pandemia de Covid 19 a través de la Comisión de Salud presente en cada
diócesis y otros fondos servirán para alimentar a los hambrientos que
aumentan día a día.
“Algunas iniciativas provienen de la Comisión de Educación Católica, que
suministra a las escuelas que necesitan cubos de agua para las medidas
higiénicas y termómetros para medir la temperatura. La Comisión de Salud
está instruyendo al personal sanitario católico sobre las formas
apropiadas de responder a esta pandemia, también proporcionando equipos
de protección personal. Caritas Zimbabwe está recorriendo el país para
donar ayuda alimentaria a los necesitados”.
En este sentido, el Director nacional de las OMP cita un episodio
significativo. “Recientemente, la Iglesia ha distribuido paquetes de
alimentos en una de las parroquias más pobres de la diócesis de Harare.
La distribución tuvo lugar en la iglesia parroquial católica, pero
estaba destinada a toda la comunidad, de todas las religiones, y los
líderes políticos estuvieron presentes para dar testimonio. El párroco
ayudó a distribuir la comida, que durará tres meses, a ochenta familias.
Todo el mundo se conmovió al ver cómo la Iglesia Católica no
discrimina. Los líderes políticos se quedaron sin palabras con gratitud y
terminaron alentando a los presentes a aprender ‘de la Iglesia Madre’,
como dijo un político que no es católico. Este es solo un ejemplo
sencillo de cómo la caridad y la evangelización son dos caras de la
misma moneda”.
El padre Simplicio señala que a través de estas ayudas, las diócesis
pueden realizar “un suspiro de alivio”, además la ayuda del Fondo de
Emergencia de las OMP “ha abierto los ojos de las personas, que ahora
entienden lo importante que es compartir lo poco que tienen con quienes
no tienen nada”.
Algunas diócesis han comenzado un programa de hermanamiento entre
parroquias urbanas con parroquias rurales pobres: las parroquias urbanas
recolectan alimentos y ofrendas y luego los envían a la parroquia rural
hermanada. “El fondo de emergencia que hemos recibido nos ayudará a
aliviar el sufrimiento de los pobres en Zimbabwe”, concluye el Director
nacional de las OMP.