Kinshasa, REPÚBLICA DEMOCRÁTICA DEL CONGO (Agencia Fides, 29/10/2016) - “Mons. Munzihirwa tenía una sola culpa. Se
atrevía a hablar en voz alta para denunciar las injusticias y los
proyectos de guerra que llevaban la muerte a toda la región de los
Grandes Lagos”, afirma un comunicado enviado a la Agencia Fides por la
Archidiócesis de Bukavu, capital de Kivu del Sur, en el este de
República Democrática del Congo, en el que se recuerda que hoy 29 de
octubre se cumplen 20 años desde el asesinato de su Arzobispo, Mons.
Christophe Munzihirwa, hoy Siervo de Dios.
Mons. Munzihirwa, llamó la atención internacional sobre la tragedia de
los refugiados de la vecina Ruanda que habían huido al este del Congo
(entonces todavía se llamaba Zaire). Durante dos años, en 1995 y 1996,
Mons. Munzihirwa, lanzo diversos llamamientos para proponer un camino de
paz para la región de los Grandes Lagos. Atrajo la atención del mundo
entero sobre la tragedia en curso causada por el desembarco desordenado
de los refugiados en el este del país que ya estaba sobrepoblado.
Propuso una solución digna y en consonancia con el derecho
internacional. Fue asesinado el 29 de octubre de 1996 por unos soldados
de la AFDL (Alianza de las Fuerzas Democráticas de Liberación,
movimiento que en ese momento estaba luchando contra el Presidente de
Zaire, Mobutu) mientras regresaba al obispado después de pasar todo el
día confortando a los refugiados y a las víctimas de la violencia.
“Su voz laceraba los oídos de los más grandes del mundo y se había
convertido en un testigo embarazoso. Era necesario eliminarlo. Como
Jesús, uno debía morir en lugar del pueblo”, afirma el comunicado.
Nadie ha sido condenado por este crimen y por los muchos otros que han
ensangrentado esta tierra, dice la archidiócesis de Bukavu. “Pero Mons.
Munzihirwa no está muerto. Vive en medio de sus ovejas y de sus
compatriotas. Su vida sigue interpelando nuestras conciencias
anestesiadas por la corrupción, el odio, el miedo y la búsqueda de
intereses egoístas. (...). Su lucidez es una brújula para los jóvenes
que vegetan, sin puntos de referencia reales, deambulando de aquí para
allá como ovejas sin pastor”.