CIUDAD DEL VATICANO (Agencia Fides, 24/10/2016) – Antes de rezar la oración mariana 
del Ángelus con los fieles reunidos en la plaza de San Pedro, el domingo
 23 de octubre, el Santo Padre FRANCISCO ha recordado la jornada Mundial
 de las Misiones, comentando la segunda lectura de la Liturgia del día, 
que ha presentado la exhortación apostólica de San Pablo a Timoteo, en 
la cual plantea su propia existencia de apóstol totalmente consagrado a 
la misión (cfr 2 Tm 4,6-8.16-18). 
 
“En esta narración autobiográfica de San Pablo – ha dicho el Papa - se 
refleja la Iglesia, especialmente hoy, en la Jornada Misionera Mundial, 
cuyo tema es 'Iglesia misionera, testimonio de misericordia’. En Pablo 
la comunidad cristiana encuentra su modelo, en la convicción de que es 
la presencia del Señor la que volverá eficaz su trabajo apostólico y la 
obra de evangelización. La experiencia del Apóstol de las Gentes nos 
recuerda que debemos empeñarnos en las actividades pastorales y 
misioneras, de una parte, como si el resultado dependiera de nuestros 
esfuerzos, con el espíritu de sacrificio del atleta que no se detiene ni
 siquiera delante a las derrotas; pero de otra, sabiendo que el 
verdadero éxito de nuestra misión es el don de la Gracia: es el Espíritu
 Santo quien vuelve eficaz la misión de la Iglesia en el mundo.
¡Hoy es tiempo de misión, es tiempo de coraje!, coraje de reforzar los 
pasos vacilantes, de retomar el gusto por dedicarse al Evangelio, de 
retomar confianza en la fuerza que la misión lleva consigo. Es tiempo de
 coraje, si bien el hecho de tener coraje no significa tener garantizado
 el éxito. Se nos pide el coraje de luchar, no necesariamente para 
vencer; para anunciar, no necesariamente para convertir. Se nos pide el 
coraje para ser alternativos al mundo, sin nunca volvernos polémicos o 
agresivos. Se nos piede el coraje de abrirnos a todos, sin disminuir 
nunca lo absoluto y la unicidad de Cristo, único salvador de todos. Se 
nos pide el coraje de resistir a la incredulidad, sin volvernos 
arrogantes. Se nos pide también el coraje del publicano del Evangelio de
 hoy, que con humildad no osaba ni siquiera elevar los ojos al cielo, 
pero se golpeaba el pecho diciendo: 'Oh Dios, ten piedad de mi 
pecador'. ¡Hoy es el tiempo del coraje, hoy se necesita coraje! La Virgen María modelo de la Iglesia “en salida” y dócil al Espíritu 
Santo, nos ayude a todos a ser, gracias a nuestro Bautismo, discípulos 
misioneros para llevar el mensaje de la salvación a toda la familia 
humana”.
 
