CIUDAD DEL VATICANO (http://press.vatican.va - 21 de octubre de 2016).- El Papa FRANCISCO ha recibido esta mañana en la Sala del Consistorio a
los Miembros de la Fundación San Juan Pablo II –que preside el Cardenal
Stanislaw Rylko– y este año celebra su trigésimo quinto aniversario. La
Fundación sostiene iniciativas de carácter educacional, cultural,
religioso y caritativo inspiradas en la figura de San Juan Pablo II, de
quien mañana se celebra la memoria litúrgica, y su acción se extiende a
varios países, especialmente en Europa del Este donde muchos
estudiantes han podido completas sus estudios gracias a ella.
La celebración del aniversario permite a la Fundación hacer balance
del trabajo que han efectuado hasta la fecha y al mismo tiempo mirar al
futuro con nuevas metas y objetivos. Así, el Papa alentó a sus miembros a
continuar su compromiso con la promoción y el apoyo de las nuevas
generaciones, para que puedan hacer frente a los retos de la vida
siempre animadas por la sensibilidad evangélica y el espíritu de fe. “La
formación de los jóvenes –dijo– es una inversión para el futuro: ¡ que
nunca se les robe la esperanza del mañana!”.
“El año jubilar que estamos terminando –prosiguió– nos ha llevado a
reflexionar y meditar sobre la grandeza de la misericordia de Dios en un
tiempo en que el ser humano, debido a los avances en diversos campos de
la tecnología y la ciencia, tiende a sentirse autosuficiente, como si
estuviera emancipado de toda autoridad superior,creyendo que todo
depende de él. Como cristianos, sin embargo, somos conscientes de que
todo es don de Dios y de que la verdadera riqueza no es el dinero, que
al contrario puede esclavizar, sino el amor de Dios, que nos hace
libres”.
Después recordó con emoción su viaje a Polonia donde, afirmó,
“experimenté la alegría de la fe en la JMJ. La tierra polaca ha tenido
dos grandes hijos en Santa Faustina Kowalska y San Juan Pablo II, ambos
apóstoles de la Divina Misericordia. El Santo Papa se expresaba así en
la Encíclica Dives in Misericordia, “Jesús, sobre todo con su
estilo de vida y con sus acciones, ha demostrado cómo en el mundo en que
vivimos está presente el amor, el amor operante, el amor que se dirige
al hombre y abraza todo lo que forma su humanidad. Este amor se hace
notar particularmente en el contacto con el sufrimiento, la injusticia,
la pobreza; en contacto con toda la « condición humana » histórica, que
de distintos modos manifiesta la limitación y la fragilidad del hombre,
bien sea física, bien sea moral”. Santa Faustina, en su Diario,
anotaba una exhortación que le dirigió el Señor Jesús: "Hija Mía,
observa mi Corazón misericordioso y reproduce su compasión en tu corazón
y en tus acciones, de modo que tú misma, que proclamas al mundo mi
misericordia, seas inflamada por ella”.
“¡Que las palabras, y especialmente los ejemplos de vida de estos dos
testigos luminosos inspiren siempre vuestro compromiso generoso y que la
Virgen María, Mater Misericordiae, os proteja y acompañe! Os bendigo a
todos de corazón así como a vuestras familias y por favor os pido que
recéis por mí”, dijo el Santo Padre FRANCISCO al despedirse de los Miembros de la
Fundación.