CIUDAD DEL VATICANO (http://press.vatican.va - 26 de octubre de 2016).-  Después de la catequesis el Papa FRANCISCO saludó a los fieles procedentes de 
diversos países presentes en la Plaza de San Pedro y manifestó su 
alegría por recibir, entre los de lengua francesa, a los procedentes de 
la diócesis de París acompañados de su Arzobispo el Cardenal André 
Vingt-Trois junto con los Obispos Auxiliares; a los de diversas diócesis
 de Francia y a los llegados de Suiza. También dio una cordial 
bienvenida a los de lengua alemana, especialmente a los numerosos 
jóvenes y a las estudiantes de la Mädchen-Realschule Sankt Ursula de 
Augsburg.
“Se está acabando el mes de octubre dedicado a la oración del Rosario
 que es una síntesis de la Divina misericordia –dijo a los peregrinos 
polacos– En los misterios del Rosario, con María, contemplamos la vida 
de Jesús que irradia la misericordia del Padre. Alegrémonos de su amor y
 su perdón, acojámoslo en los extranjeros y en los necesitados, vivamos 
su evangelio cada día”.
Entre los peregrinos de lengua italiana saludó a los fieles de la 
diócesis de Ivrea acompañados por su Obispo Edoardo Cerrato, a los 
sacerdotes “fidei donum” de la diócesis de Brescia y a las religiosas 
participantes en el encuentro promovido por la USMI deseándoles que su 
peregrinación en el Año Santo reavivase la comunión con el Sucesor de 
Pedro y con la Iglesia universal haciéndoles testigos de la Divina 
Misericordia en sus iglesias locales.
También mencionó a los especialistas del Hospital Policlínico 
Humberto I venidos con los chicos y chicas aquejados de la enfermedad de
 Apert junto con sus familiares, a los participantes en el congreso de 
la Sociedad Nacional de Transplantes de Órganos, a la asociación 
AccoglieRete de Siracusa, a las Hijas de la Caridad con los niños y 
niñas del hogar “Cuccioli d’Aquila” de Mollas en Albania y a los tantos 
estudiantes procedentes de varias escuelas italianas.
“Al final del mes de octubre quiero recomendar la oración del 
Rosario” –observó hablando a los jóvenes, a los enfermos y a los recién 
casados– Que esta sencilla oración mariana os indique a vosotros, 
queridos jóvenes, el camino para interpretar la voluntad de Dios en 
vuestra vida. Amad esta oración, queridos enfermos, porque lleva consigo
 el consuelo para la mente y el corazón. Y que sea para vosotros, 
queridos recién casados, un momento privilegiado de intimidad espiritual
 en vuestra nueva familia”. 
Estas fueron sus palabras en español:
Queridos hermanos y hermanas:
 
Hoy reflexionamos sobre una obra de misericordia corporal, acoger al 
peregrino, al extranjero. La historia de la humanidad es una historia de
 migraciones, no existe un pueblo que no haya conocido este fenómeno. 
Tampoco la historia de la salvación es ajena a esta situación. Abrahán, 
Moisés, incluso Jesús ha dejado su tierra y se ha puesto en camino. 
 
Estas situaciones a veces se han visto unidas a graves crisis 
sociales, que a lo largo de los siglos se han afrontado con dos 
aptitudes: o la de cerrarse al que viene o la de acogerlo. Puede que 
levantar muros haga más ruido que la callada acción de quienes ayudan y 
asisten a los emigrantes y refugiados, pero cerrarse no es la solución, 
sólo favorece los tráficos criminales. La única respuesta es la de la 
solidaridad.
 
El compromiso de los cristianos es urgente. Todos tenemos el deber de
 acoger al hermano que huye de la guerra, el hambre o la violencia y 
estamos llamados a salir al encuentro del que sufre para llevarle el 
abrazo y la misericordia de Dios.
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular a
 los grupos provenientes de España y Latinoamérica. Pidamos al Señor la 
gracia de abrirnos al hermano, acogerlo, para poder restituirle la 
dignidad que, en muchos casos, ha perdido por los abusos, el egoísmo, la
 criminalidad, así nuestra vida será fecunda y nuestras sociedades 
recuperarán la paz. Dios los bendiga. 
 
