Puerto Ocopa, PERÚ (Agencia Fides, 14/11/2017) - Puerto Ocopa es una localidad del
distrito del Río Tambo, provincia de Satipo (Junín). Se trata de una de
las zonas más afectadas por la violencia del grupo terrorista Sendero
Luminoso (PCP-SL) que a finales de los años ochenta y principios de los
noventa asedió esta y otras comunidades ashaninka de las cuencas de los
ríos Ene, Tambo y Perené, en la Selva central de Perú. Comunidades
enteras fueron secuestradas y miles de nativos asesinados. En medio a este escenario del horror, la misión franciscana
Santa Teresita ha resistido y se ha establecido allí para ayudar a las
víctimas.
Actualmente, después del grave terremoto que el pasado 13 de agosto ha
golpeado al país, la zona principal de la casa de acogida franciscana ha
quedado inutilizable. Las paredes de ladrillo y calicanto de esta
construcción de más de 50 años se han resquebrajado, sus ocupantes, 54
niños asháninkas huérfanos o en situación de pobreza, han tenido que
abandonar la estructura. Cintas amarillas con indicaciones de peligro
prohíben el acceso.
“La casa, que ahora esta devastada por el terremoto, fue refugio de
familias y niños huérfanos”, ha explicado la hermana Nélida Vicente,
madre superiora de las Hermanas de la Caridad, en una nota recibida en
la Agencia Fides.
“En 1987 llegaron los terroristas” recuerda la madre Benita, quien vive
en la misión desde 1982. “Al principio los senderistas buscaban
adoctrinar a la comunidad e integrarla a sus huestes. Varios creyeron en
las promesas de justicia social y se unieron a Sendero Luminoso. Pero
la mayoría, los rechazó. Hacia inicios de los años noventa, las acciones
de sendero empezaron a ser más agresivas y con prohibiciones de todo
tipo. Nos decían que no podíamos salir, que no podían llegar aviones,
recibir gente. Todo estaba prohibido”, cuenta la religiosa. “Cuando
venían los terroristas durante la misa todos se tiraban por el suelo,
grandes y pequeños. Otras veces, llegaban de noche con dinamita y los
niños se escapaban”.
Según la Comisión de la Verdad y la Reconciliación (CVR), Sendero
Luminoso ha secuestrado a unos 10 mil ashaninka. “En el monte, los
senderistas sometían a las personas a condiciones de esclavitud. Sus
llamados 'Comités de Base' eran, en la práctica, campos de
concentración. Los nativos realizaban trabajos forzados para alimentar a
sus secuestradores, las mujeres eran violadas, y si alguien intentaba
huir o no se sometía al pensamiento del ex líder de Sendero Luminoso,
Abimael Guzmán Reynoso, era asesinado. En muchos casos, los asesinatos
de los rebeldes debían ser presenciados o ejecutados por la propia
familia”, continúa la hermana Benita.
Según la Comisión, durante el “holocausto ashaninka” desaparecieron unas
40 comunidades y murieron 6 mil nativos, poco más del 10% de su
población, que en 1993 se estimaba en 55 mil.
Sgún el Centro Amazónico de Antropología y Aplicación Práctica (CAAAP),
gracias a iniciativas conjuntas, se rescataron a unos 2,800 asháninkas .
“La casa hogar Santa Teresita llegó a albergar a unos ochocientos,
entre hombres, mujeres y niños. A pesar de ello, los rescates no
atenuaban la tragedia. Niños y adultos llegaban al refugio en estado de
desnutrición o agonizantes y muchos morían, principalmente los más
pequeños. Y los que sobrevivían tenían que convivir con el recuerdo de
sus padres muertos o del horror de los campos de concentración
senderistas. A más de 20 años de la barbarie, con sus 915 habitantes, la
pequeña comunidad de Puerto Ocopa parece estar vacía y silenciosa”,
concluye la hermana Benita.