Dili, TIMOR ORIENTAL (Agencia Fides, 13/11/2017) – “El pueblo de Timor Oriental necesita de un
desarrollo real. La gente de mi país necesita educación y un sistema
sanitario de calidad, seguridad alimenticia que se genera gracias a la
competencia técnica en agricultura, infraestructuras como medios de
transporte y carreteras, electricidad y agua potable segura, proyectos
inmobiliarios”: asó lo revela en una conversación con la Agencia Fides
el laico católico Jenito Santana, director adjunto del “Kdadalak
Sulimutuk Institute” (KSI, “Instituto de educación social”) en Dili. En
los últimos tiempos, la inestabilidad política en Timor Oriental hace
que sea difícil centrarse en el desarrollo de la población: por lo que
lo urgente es la estabilidad política, con el fin de que “un gobierno
pueda satisfacer las necesidades reales de la gente”, señala Santana.
Mejorar la agricultura, los medios de comunicación, las escuelas y la
salud “aumentaría el bienestar de todos, ayudando a crear una sociedad
pacífica y armoniosa en la que se viva una cooperación fructífera entre
la Iglesia Católica y el gobierno”, agrega.
Timor Oriental, en la actualidad cuenta con 1,2 millones de habitantes,
se independizó en 2002, después de una administración transitoria
dirigida por la ONU. La población ha finalizado una larga lucha por la
autodeterminación y la independencia de Indonesia, que se anexó la isla
cuando los colonos portugueses se retiraron en 1975. Alrededor del 85%
de la población depende de la agricultura para su sustento. El arroz es
el cultivo más extendido. La tasa de desempleo en el sector agrícola es
alta, aunque alrededor de 15.000 jóvenes llegan cada año como fuerza de
trabajo.
El KSI es una organización de la sociedad civil que trabaja con las
asociaciones de agricultores y promueve el desarrollo sostenible, en
colaboración con instituciones públicas y con la iglesia católica. El
Instituto se concentra sobre tres dimensiones: la sostenibilidad
ecológica, económica y social, con el objetivo general de construir una
sociedad en la que todos vivan en igualdad social, paz, solidaridad y
respeto del ambiente. A nivel de instrumentos, el Instituto promueve el
comercio ecuo, los pequeños prestamos, los grupos de ahorro, la
organización colectiva, las cooperativas y las redes, regionales y
nacionales, para influenciar a los responsables políticos.
Entre los desafíos más importantes hoy, hay disputas sobre la propiedad y
explotación de la tierra. Por ejemplo, el gobierno tiene la intención
de otorgar tierras en el distrito de Ermera - conocido por su cultivo de
café-, en concesiones a multinacionales, amenazando el sustento de los
pequeños campesinos.
Desde hace mucho tiempo, se habla de una reforma agrícola para
beneficiar a los pequeños agricultores, pero nuca se ha realizado. En
este marco, “la Iglesia Católica, en la que se reconocen la mayoría de
los habitantes, se ha comprometido con el pueblo para promover la
justicia, la solidaridad, la paz y la promoción de los derechos
humanos”, concluye Santana.