jueves, 7 de agosto de 2014

FRANCISCO: Mensajes del mes de julio (13 y 11)

 VIDEOMENSAJE DEL SANTO PADRE FRANCISCO
A LOS ENFERMOS DEL POLICLÍNICO UNIVERSITARIO
"AGOSTINO GEMELLI" DE ROMA




Un videomensaje grabado por el Papa FRANCISCO se emitió el domingo 13 de julio, por la mañana, en algunas transmisiones televisivas y se puso a disposición de los enfermos ingresados en el Policlínico romano «Agostino Gemelli». El Pontífice explica en el mismo los motivos por los cuales no pudo realizar la visita al hospital y a la Facultad de medicina y cirugía de la Universidad católica del Sacro Cuore de Roma, programada para el 27 de junio pasado en el marco de las celebraciones por el 50° aniversario de fundación, y anulada a último momento por una inesperada indisposición. [L'Osservatore Romano, edición semanal ne lengua española, 25 de julio de 2014 ]


Hemos iniciado el período estival: muchos parten para descansar un poco; las vacaciones son un momento en el cual podemos también estar en compañía de Jesús por un tiempo más prolongado o releyendo algunas páginas del Evangelio, descansar. Pero el verano se convierte también en un tiempo difícil sobre todo para los ancianos y los enfermos que quedan más solos y encuentran mayor dificultad en algunos servicios, sobre todo en las grandes ciudades. Así, pues, el tiempo del descanso es también el tiempo en el cual las dificultades de la vida parecen llegar a ser aún más fuertes.


Permitidme que mi pensamiento se dirija ciertamente a todos los enfermos, pero en especial a los enfermos del Gemelli que el 27 de junio, fiesta del Sagrado Corazón, me esperaban. Sé que todo se había preparado con entusiasmo y pasión, también para recordar el 50° aniversario de la inauguración en Roma del Policlínico Universitario «Agostino Gemelli» anexo a la facultad de medicina y cirugía. Todo estaba preparado; es más, como habéis podido ver, mis más cercanos colaboradores ya estaban en el Gemelli, pero pocos minutos antes de partir un fuerte dolor de cabeza que tenía desde la mañana y que esperaba se pasase, fue empeorando y a esto se añadieron también náuseas, y así las cosas... no pude venir.


Comprendo el disgusto no sólo de los responsables sino también de todos los que trabajaron con tanto esfuerzo y pasión. Comprendo sobre todo la desilusión de los enfermos ya preparados para rezar juntos durante la santa misa y a quienes habría saludado personalmente.


Pienso precisamente en vosotros enfermos, asistidos con amor y profesionalidad por el personal médico y paramédico del Gemelli: cultivad en la oración el gusto de las cosas de Dios, sed testigos de que sólo en Dios está vuestra fuerza. Vosotros, enfermos, que experimentáis la fragilidad del cuerpo, podéis testimoniar con fuerza a las personas que están a vuestro lado cómo el bien precioso de la vida es el Evangelio, el amor misericordioso del Padre y no el dinero o el poder. En efecto, incluso cuando una persona, en la lógica mundana, es importante, no puede añadir un solo día a su vida.


Doy las gracias de corazón también a todo el personal administrativo y a los miles de personas que llegaron al Gemelli desde las sedes italianas de la Universidad Católica: Milán, Brescia y Piacenza-Cremona. A todas estas personas mi agradecimiento personal y sabed que conozco cuánta entrega y cuánta pasión ponéis en vuestro trabajo. Un saludo cordial al presidente del Toniolo, el cardenal Scola y al consiliario general de la Universidad católica, monseñor Claudio Giuliodori.


Sabed que he deseado mucho el encuentro con vosotros pero, como bien sabéis, nosotros no somos dueños de nuestra vida y no podemos disponer a nuestro gusto. Debemos aceptar las fragilidades. Cultivad conmigo la confianza de que sólo en Dios está nuestra fuerza. Os encomiendo a María y vosotros seguid rezando por mí, porque lo necesito.


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MENSAJE DEL SANTO PADRE FRANCISCO
CON OCASIÓN DEL "COLOQUIO MÉXICO-SANTA SEDE
SOBRE MOVILIDAD HUMANA Y DESARROLLO"
(CIUDAD DE MÉXICO, 14 DE JULIO DE 2014
)




Deseo dirigir mi saludo a los organizadores, a los relatores y a los participantes en el "Coloquio México-Santa Sede sobre movilidad humana y desarrollo".


La globalización es un fenómeno que nos interpela, especialmente en una de sus principales manifestaciones como lo es la emigración. Se trata de uno de los "signos" de este tiempos que vivimos y que nos recuerda las palabras de Jesús "¿Por qué no juzgan ustedes mismos lo que es justo?" (Lc 12,57). No obstante el gran flujo de migrantes presentes en todos los continentes y en casi todos los países, la migración es vista aún como emergencia, o como un hecho circunstancial y esporádico, mientras se ha convertido ya en un elemento característico y en un desafío de nuestras sociedades.


Es un fenómeno que trae consigo grandes promesas junto a múltiples desafíos. Muchas personas obligadas a emigrar sufren y a menudo, mueren trágicamente; muchos de sus derechos son violados, son obligados a separarse de sus familias y lamentablemente continúan siendo objeto de actitudes racistas y xenófobas.


Frente a tal situación, repito aquello que he tenido oportunidad de afirmar en el Mensaje para la Jornada mundial del Migrante y del Refugiado de este año: 'Es necesario un cambio de actitud hacia los migrantes y refugiados por parte de todos. Pasar de una actitud de defensa y de miedo, de desinterés o de marginación que, al final, corresponde precisamente a la cultura del descarte, a una actitud que tenga a la base la cultura del encuentro, la única capaz de construir un mundo más justo y fraterno, un mundo mejor'.


Me urge, además, llamar la atención sobre decenas de miles de niños que emigran solos, no acompañados, para escapar a la pobreza y a las violencias: esta es una categoría de migrantes que, desde Centro America y desde México, atraviesa la frontera con los Estados Unidos de América en condiciones extremas, en busca de una esperanza que la mayoría de las veces resulta vana. Ellos aumentan día a día.


Tal emergencia humanitaria reclama en primer lugar intervención urgente, que estos menores sean acogidos y protegidos. Tales medidas, sin embargo no serán suficientes, sino son acompañadas por políticas de información sobre los peligros de un tal viaje y sobre todo, de promoción del desarrollo en sus países de origen.


Finalmente es necesario frente a este desafío, llamar la atención de toda la comunidad internacional para que puedan ser adoptadas nuevas formas de migración legal y segura. Deseo un gran éxito a la admirable iniciativa del Ministerio de Asuntos Exteriores del gobierno mexicano de organizar un coloquio de estudio y reflexión sobre el gran desafío de la emigración e imparto de corazón a cada uno de los presentes mi Bendición Apostólica.


Vaticano, 11 de julio de 2014



FRANCISCUS PP.


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