CIUDAD DEL VATICANO
(http://press.vatican.va/content/salastampa/es/bollettino/pubblico/2014/08/21/0589/01305.html - Agosto 21 de
2014). “Ya nunca más esclavos, sino hermanos”. Es éste
el título del Mensaje para la XLVIII Jornada Mundial de la
Paz, la segunda del Papa FRANCISCO y que se celebrará el 1°. de
enero de 2015.
Con frecuencia se
piensa que la esclavitud sea un hecho que pertenece al pasado. Sin
embargo, esta plaga social se encuentra fuertemente presente también
en el mundo de hoy.
El Mensaje para el
1º. de enero de 2014 estaba dedicado a la fraternidad: "La
Fraternidad, fundamento y camino para la paz". El ser todos
hijos de Dios hace, en efecto, a los seres humanos, hermanos y
hermanas con igual dignidad.
La esclavitud hiere
mortalmente dicha fraternidad universal y, por tanto, la paz. La paz,
en efecto, tiene lugar cuando el ser humano reconoce, en el otro, un
hermano que posee la misma dignidad.
En el mundo
contemporáneo, son múltiples los abominables rostros de la
esclavitud: el tráfico de seres humanos, la trata de los migrantes y
de la prostitución, el trabajo esclavo, la explotación del hombre
por el hombre, así como la mentalidad esclavista respecto de las
mujeres y los niños.
Y sobre esta herida
especulan vergonzosamente individuos y grupos aprovechando la
situación causada por tantos conflictos en curso en el mundo, así
como por el contexto de la crisis económica y de la corrupción.
¡La esclavitud es
una terrible laceración abierta en el cuerpo de la sociedad
contemporánea, es una gravísima herida en la carne de Cristo!
Para combatirla
eficazmente, es necesario ante todo reconocer la inviolable dignidad
de toda persona humana, además de mantener inamovible la referencia
a la fraternidad, que requiere la superación de la desigualdad, en
base a la cual un ser humano puede hacer esclavo a otro, y el
consiguiente compromiso de proximidad y gratuidad a favor de un
camino de liberación e inclusión para todos.
El objetivo es la
construcción de una civilización fundada sobre la igual dignidad de
todos los seres humanos, sin discriminación alguna. Para ello, es
necesario también el compromiso de parte de los ámbitos de la
información, de la educación, y de la cultura en favor de una
sociedad renovada y configurada para la libertad, para la justicia y,
por tanto, para la paz.
La Jornada mundial
de la Paz ha sido deseada por Pablo VI y es celebrada cada año el
primero de enero. El Mensaje del Santo Padre es enviado a las
Cancillerías de todo el mundo e indica además la línea diplomática
de la Santa Sede para el año que comienza.