CIUDAD DEL VATICANO (http://catolicidad.blogspot.com
– Agosto 7 de 2014). El Santo Padre sigue con profunda
preocupación las noticias dramáticas que vienen del norte de Iraq y
que afecta a la población indefensa. Particularmente afectadas son
las Comunidades cristianas: es un Pueblo que huyen de sus propias
villas a causa de la violencia que en estos días se está librando y
volcando sobre la región.
Durante la oración del Ángelus, del 20 de julio, el Papa FRANCISCO
había exclamado con dolor: "nuestros hermanos son
perseguidos, son expulsados, tienen que abandonar
sus casas sin tener la posibilidad de llevar nada con
ellos A estas familias y a estas personas quiero
expresar mi cercanía y mi constante oración. Queridísimos
hermanos y hermanas tan perseguidos, sé lo mucho que
sufren, sé que sois despojados
de todo. Estoy con ustedes en la fe en
Aquel que ha vencido el mal ".
A la luz de los angustiosos acontecimientos, el Santo Padre renueva
su cercanía espiritual a todos aquellos cuantos están atravesando
por esta dolorosísima prueba y se une a los sinceros llamamientos de
los Obispos locales, pidiendo junto con ellos y para sus comunidades
atribuladas, que emane de toda la Iglesia una oración coral para
invocar al Espíritu Santo el don de la paz.
Su Santidad también envía su urgente llamamiento a la Comunidad
Internacional, para que, se tomen medidas para poner fin al drama
humanitario de inmediato, se hagan esfuerzos para proteger a cuantos
que se ven afectados o amenazados por la violencia y se asegure la
ayuda necesaria, especialmente a lo más urgente, a tantos
desplazados, cuya suerte depende de la solidaridad de los demás.
El Papa apela a la conciencia de todos y cada creyente y repite: "El
Dios de paz suscite en todos un auténtico
deseo de diálogo y de reconciliación.
¡La violencia no se vence con
la violencia. La violencia se vence con la paz! Oremos
en silencio, pidiendo por la paz, todos en silencio...
María Reina de la Paz, ruega por nosotros!". (Ángelus del
20 de julio de 2014).