CIUDAD DEL VATICANO
(http://press.vatican.va/content/salastampa/es/bollettino/pubblico/2014/08/13/0568/01289.html- Agosto 13 de
2014). Carta que el Santo Padre FRANCISCO ha enviado al Secretario
General de la Organización de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon
acerca de la dramática situación en el Norte de Irak:
A Su Excelencia
Sr. Ban Ki-moon
Secretario
General
Organización de
las Naciones Unidas
Con un peso en el
corazón y angustiado he seguido los dramáticos eventos de estos
últimos días en el norte de Irak, donde los cristianos y las otras
minorías religiosas han sido obligadas a huir de sus casas y a
presenciar la destrucción de sus lugares de culto y del patrimonio
religioso. Conmovido por su situación, he pedido a Su Eminencia el
Cardenal Fernando Filoni, Prefecto de la Congregación para la
Evangelización de los Pueblos, que ha sido Representante de mis
predecesores, el Papa San Juan Pablo II y el Papa Benedicto XVI, ante
el pueblo de Irak, que manifieste mi cercanía espiritual y que
exprese mi preocupación, y la de toda la Iglesia católica, por el
intolerable sufrimiento de aquellos que solo desean vivir en paz,
armonía y libertad en la tierra de sus antepasados.
Con el mismo
espíritu, le escribo, Señor Secretario General, y coloco ante usted
las lágrimas, los sufrimientos y los gritos desesperados de los
Cristianos y de las otras minorías religiosas de la amada tierra de
Irak. Mientras renuevo mi llamado urgente a la comunidad
internacional a intervenir para poner fin a la tragedia humanitaria
en curso, animo a todos los organismos competentes de las Naciones
Unidas, en particular a los responsables de la seguridad, la paz, el
derecho humanitario y la asistencia a los refugiados a continuar sus
esfuerzos conformes al Preámbulo y a los Artículos pertinentes a la
Carta de las Naciones Unidas
Los ataques
violentos que están extendiéndose por todo el norte de Irak no
pueden sino despertar las conciencias de todos los hombres y mujeres
de buena voluntad para cumplir acciones concretas de solidaridad,
para proteger a cuentos son golpeados y amenazados por la violencia y
para asegurar la asistencia necesaria y urgente a los numerosos
refugiados así como también el regreso a sus ciudades y a sus
hogares. Las trágicas experiencias del siglo XXI y la más elemental
comprensión de la dignidad humana, obliga a la comunidad
internacional, en particular, a través de las normas y de los
mecanismos del derecho internacional, a hacer todo lo posible para
detener y prevenir otras violencias sistemáticas contra las minorías
étnicas y religiosas.
Confiado en que
mi llamado, que uno al de los Patriarcas Orientales y al de los demás
líderes religiosos, encontrará una respuesta positiva, aprovecho la
oportunidad para renovar a Vuestra Excelencia la confirmación de mi
más alta consideración.
Desde el
Vaticano, 9 de agosto de 2014
FRANCISCUS
PP.