CIUDAD DEL VATICANO
(Agencia Fides, 22/08/2014) - El Cardenal Fernando Filoni, Prefecto
de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, que
regresó ayer por la noche de Iraq al finalizar si visita como
Enviado Personal del Papa FRANCISCO, se reunió ayer por la mañana
con el Pontífice para referirle todo sobre la misión que le había
encomendado.
En la entrevista a
continuación, el Cardenal Prefecto del Dicasterio misionero narra a
la Agencia Fides los encuentros. Detalles e impresiones que han
marcado los días pasados en este sufriente país de Oriente Medio.
Eminencia, usted ha
realizado un viaje en un momento de emergencia humanitaria que ha
visto involucrados a los cristianos y demás habitantes del norte de
Irak. ¿Qué es lo que ha visto?
Cardenal Filoni: “Ha
sido una misión en el sufrimiento, realizada especialmente entre los
cristianos que huyeron de Mosul y de la llanura de Nínive.
Desarraigados de sus hogares, de la simplicidad de su vida cotidiana,
para terminar catapultados en una situación impredecible. La de
encontrarse de un día para otro sin un hogar, sin ropa, sin todo ese
mínimo de cosas que se da por sentado y sin embargo allí, ya no es
así. Cómo el no conseguir agua para lavarse, con una temperatura de
47 grados. O dormir en la calle o en el jardín, bajo un árbol o
bajo una cobertura de plástico. Con mujeres que solían trabajar en
casa, que se ven fuera de lugar. Con los niños que son quizá los
únicos que no entienden el drama de la situación, y que corren de
aquí para allá. Con los ancianos tirados en una esquina y los
enfermos que no saben si para ellos hay un médico o un medicamento.
¿Ha habido algún
encuentro o acontecimiento que le ha marcado deforma especial?
Cardenal Filoni:
“Una madre me mostró su niña de tres meses, diciendo que mientras
iban huyendo de Mosul, le quitaron incluso los pendientes dorados a
la pequeña. Son objetos que en sí no son importantes, pero esa
violencia que han sufrido expresa el desprecio incluso hacia los más
pequeños. Le dije: os han quitado los pendientes, pero las cosas más
preciosas aún están con ustedes, la niña, y vuestra dignidad. Esta
dignidad herida que nadie ha podido quitaros. Ellos estaban contentos
y empezaron a aplaudir”.
¿Cómo fue
recibido?
Cardenal Filoni:
“Que el Papa, al no poder estar presente personalmente, haya
enviado inmediatamente a su enviado personal - no un representante
diplomático, sino personal – ha sido un signo elocuente de que
quería compartir todo con ellos. Y yo he vivido esos días entre
ellos. Me he sentido un privilegiado en comparación con ellos, por
el hecho de tener una habitación para dormir y un poco de agua para
lavarme las manos. Pero he compartido todo con ellos. No me
representaba a mi mismo sino al Santo Padre, y ese compartir todo con
ellos ha sido un signo de la cercanía del Papa. He visitado pueblos
de cristianos y yazidis. Y también he participado en la vida de la
Iglesia local. Los obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas
también han tenido que huir y encontrar un lugar para dormir. A
través del enviado, el Papa ha querido animar a todos, decir a todos
que no han sido olvidados”.
Al regreso de Corea,
el Papa FRANCISCO ha reconocido que la manera de detener al agresor
injusto hay que buscarla en los organismos internacionales.
Cardenal Filoni: “La
Iglesia como Iglesia siempre está y estará en contra de la guerra.
Pero estas pobres personas tienen el derecho de ser defendidas. Ellos
no tienen armas, han sido expulsados bellacamente de sus hogares, no
han comenzado ninguna lucha. ¿Cómo garantizar el derecho de estas
personas a vivir dignamente en sus propios hogares? Desde luego, no
dando espacio a la violencia y tratando de contenerla en todos los
sentidos. Pero no podemos hacer oídos sordos al clamor de estas
personas que nos dicen: ayudarnos y defendernos”.
Con este fin, ¿no
sería útil saber en primer lugar quienes proporcionan dinero y
armas a los yihadistas, y tratar de detener los flujos?
Cardenal Filoni:
“Son aparatos y grupos que operan mostrándose bien provistos de
armas y dinero, y uno se pregunta cómo es posible que todo este
pasaje de armas y recursos pase inadvertido a aquellos que tienen el
deber de vigilar y prevenir estos trágicos acontecimientos. La
pregunta que he oído hacer a muchos es la del “remote control”,
sobre quien mueve desde lejos las cosas. Pero creo que, por ahora, es
difícil dar una respuesta”.
Usted fue Nuncio en
Irak en los tiempos de Saddam Hussein. ¿La crisis actual se puede
poner en relación con los acontecimientos del 2003 y la forma en la
que se puso fin a ese régimen?
Cardenal Filoni: “Sí
y no. Por un lado, se ha producido una conmoción en el país que ha
creado muchas situaciones críticas y de sufrimiento, aunque no
debemos olvidar que antes tampoco existía una situación tranquila e
ideal. Por otro lado, han pasado más de diez años. Cuanto más nos
alejamos de esos acontecimientos, más fácil es preguntarse si lo
que está sucediendo hoy en día es sólo culpa de los demás y de
los hechos del pasado, o si no hay otras responsabilidades. Y tenemos
que preguntarnos qué se ha hecho en todo este tiempo, y lo que se
podría haber hecho”.
El Papa también ha
insistido en que las víctimas de lo que está sucediendo en Iraq no
son sólo los cristianos, sino todas las minorías. ¿Qué sugiere
este énfasis?
Cardenal Filoni:
“Obviamente, en Occidente, la situación de los cristianos es
conocida. Pero, por ejemplo, los Yazidis se han encomendado a
nosotros, porque – como me han dicho - “Somos un pueblo sin voz y
nadie habla de nosotros”. Las situaciones dramáticas que he visto
y que realmente están viviendo hacen de ellos las primeras víctimas.
Pero hay pueblos chiítas de los que han tenido que escapar todos. Y
luego los mandeos, y todos los demás grupos”.
Usted ha hablado con
líderes políticos influyentes tanto en el Kurdistán iraquí como
en Bagdad. ¿Todavía comparten una perspectiva unificadora para el
futuro del país o las fuerzas centrífugas se han vuelto imparables?
Cardenal Filoni:
“Irak es un país complejo. Una expresión de tipo
político-geográfica que surge a partir de 1920, donde la entidad de
la nación no se percibe como uniformidad, sino como multiplicidad.
La Autoridad y los obispos hablan de un mosaico de presencias,
culturas y religiones. Por supuesto, si este mosaico se mantiene
intacto posee su propia belleza y un futuro. Pero si se empiezan a
quitar bloques, tarde o temprano, todo se vendrá abajo. La unidad
del Estado está garantizada por la Constitución, pero luego tiene
que ser realizada en la vida del país y esto es difícil, en parte
debido a que cada grupo lleva consigo traumas, sufrimientos, largas
persecuciones, injusticias. Ahora Iraq es un país por reconstruir, y
puede permanecer unido solo si en dicha unidad encuentran su espacio
y el respeto debido las diferentes identidades”.
En Occidente algunos
se aprovechan de los acontecimientos en Irak para aumentar la
contraposición entre cristianismo e Islam
Cardenal Filoni:
“Hay un hecho concreto: como ya he dicho, los ataques afectan a los
cristianos, yazidíes chiíes, pero también se vuelven contra los
sunitas. Así que la cuestión no se puede establecer como un
conflicto entre el Islam y el cristianismo. Por otro lado, aquellos
que están llevando a cabo estas terribles acciones contra las
minorías lo hacen en nombre de una ideología intolerante
político-religiosa. Y esto es algo que debe hacer pensar”.