CIUDAD DEL VATICANO (http://press.vatican.va - 8 de octubre de 2016).- El Papa FRANCISCO ha enviado un mensaje en vídeo a los participantes
en el 14° Encuentro Internacional “Manos abiertas” (Enma) que tiene
lugar en estos días en Santa Fe, Argentina. “Manos abiertas es una
organización de voluntarios de inspiración cristiana fundada en 1992 en
Villa de Mayo, cerca de Buenos Aires, impulsada por el padre jesuita
Angel Rossi, bajo el lema “Amar y servir”. Este año el tema del
encuentro es: “Misericordia, un viaje del corazón a las manos”.
Sigue el
mensaje del Santo Padre:
Queridos amigos y amigas de “Manos Abiertas”,
están reunidos en este Encuentro Nacional que tiene como tema:
“Misericordia, un viaje del corazón a las manos”. Tomamos dos textos del
Evangelio: cuando el Buen samaritano encuentra a ese hombre en el
camino, dice el Evangelio que siente compasión en el corazón, y después,
se bajó del caballo, lo tocó, lo curó; la compasión del corazón lo
llevó a hacer un trabajo con sus manos. Otra escena del Evangelio nos
habla de Jesús, a la puerta de la ciudad de Naím, que ve salir ese
cortejo fúnebre de un joven hijo de la madre viuda, y la madre atrás; y
sintió compasión por esa madre sola, se acercó, le dijo: “No llores”; y
empezaron a actuar sus manos, después tocó el cajón, y dijo: “Joven,
levántate”. Un viaje del corazón a las manos.Así es Jesús, así nos
enseña el Evangelio: a hacer, pero desde el corazón.
El corazón, sea el del Buen samaritano como el de Jesús, fue tocado
por la miseria: la miseria que vio allí, la miseria de esa madre viuda
que vio Jesús, esa miseria de dolor, y la miseria de ese hombre apaleado
que vio el samaritano. El corazón se junta con la miseria del otro y
eso es misericordia. Cuando la miseria del otro entra en mi corazón
siento misericordia, que no es lo mismo de tener lástima, la lástima es
otro sentimiento. Yo puedo tener lástima frente a un animal herido o a
una situación, pero misericordia es otro sentimiento, es cuando la
miseria del otro, o una situación de dolor, o de miseria, se me metió en
el corazón y yo permití que esa situación tocara mi corazón. Yo diría:
es el viaje de ida, el viaje de la miseria al corazón. Y este es el
camino: no hay misericordia si no se parte del corazón, un corazón
herido por la miseria del otro, por una situación dolorosa del otro, un
corazón que se deja herir.
Es distinto tener buenos sentimientos, eso no es misericordia, son
buenos sentimientos. Es distinto hacer filantropía con las manos, eso no
es misericordia, es bueno, es bueno, no es malo hacer filantropía, pero
no es misericordia, es otra cosa. Misericordia es ese viaje de ida
desde la miseria a mi corazón, asumida por mi corazón, que conmueve mi
corazón y que, a veces, lo conmueve de tal manera que el corazón es como
una brújula en el Polo Norte, no sabe dónde está parado por eso que
está sintiendo.
Claro, alguno de ustedes me puede preguntar: ¿Padre, cómo se tiene
misericordia y no lástima? Bueno, primero hay que pedir la gracia de
tener misericordia, es una gracia, y se la tienen que pedir al
Señor.Pero el único camino para tener la misericordia es a través del
propio pecado reconocido por uno y perdonado por el Señor, a través del
pecado reconocido y perdonado. Solo se puede ser misericordioso si uno
se siente realmente misericordiado por el Señor, sino no podés ser misericordioso. Si vos sentís que tu pecado es asumido, perdonado, olvidado por Dios, sos misericordiado, y desde ese ser misericordiado, podrás ser misericordioso. Si la misericordia no parte de tu corazón así, no es misericordia.
Y aquí empieza el viaje de vuelta. Si el viaje de ida fue dejarme
herir el corazón por la miseria de los demás, el viaje estable en mi
corazón es reconocer mi pecado, mi miseria, mi bajeza y se sentirme
perdonado y misericordiado por el Señor, ahora empieza el viaje de vuelta, del corazón hacia las manos.Y así el camino va desde mi miseria misericordiada,a
la miseria del otro; desde mi miseria amada por Dios, al amor de la
miseria del otro; desde mi miseria amada en mi corazón, a la expresión
con mis manos, y eso es misericordia. Misericordia es un viaje del
corazón a las manos. ¿Qué hago, abro las manos o mi corazón? Las dos
cosas. Dejáte herir el corazón por la miseria, por la de los otros y por
la tuya; dejáte misericordiar y empezá el viaje de vuelta, y con tus manos misericordiáa los demás derrochando misericordia y amor.
Que Dios los bendiga y les haga pasar un encuentro fecundo, fructuoso
para toda la comunidad de “Manos Abiertas”. Y por favor, no se olviden
de rezar por mí.