Jalingo, NIGERIA (Agencia Fides, 06/11/2017) - En el estado de Taraba, uno de los 36 estados
de Nigeria ubicados en la parte oriental del país, en la frontera con
Camerún, viven muchos grupos étnicos. Las tribus se dividen en gran
parte en agricultores que cultivan sus granjas con cereales, té, café y
poblaciones nómadas de origen musulmán.
Cada vez es más frecuente que cuando los pastores necesitan nuevos
pastos para alimentar a sus rebaños, tomen por la fuerza las tierras de
cultivo. Sucede que las tribus de pastores nómadas se apropian con
violencia de los campos de los granjeros, obligándoles a huir. Se
producen así enfrentamientos, aldeas enteras son dadas a las llamas, las
casas se ven dañadas y los residentes, incluidos recién nacidos,
mujeres y ancianos, se ven obligados a huir.
A menudo, este conflicto es interpretado por los medios internacionales
como un "conflicto de religión", cuando en realidad tiene otras razones
detrás. O la religión es instrumentalizada e introducida en tales
problemáticas que en realidad son solo económicas.
Miles de personas de las zonas rurales se trasladan a las afueras de la
ciudad de Jalingo en busca de ayuda. Habiendo perdido todo, se
encuentran viviendo en campos de refugiados donde las condiciones de
higiene son malas: muchos niños son mordidos por serpientes e insectos,
se enferman de malaria e infecciones relacionadas con la suciedad y la
desnutrición
La situación empeora constantemente, y los Padres Agustinos (OSA),
presentes en el país desde hace más de 50 años, están trabajando para
ayudar a los refugiados con un proyecto de apoyo en cooperación con la
diócesis local. “Nuestro plan implica dos fases”, explica el padre
Michael Walsh, OSA, en una nota enviada a la Agencia Fides, “la primera
de apoyo de emergencia para los niños, en particular, para proporcionar
alimentos y géneros de primera necesidad; la segunda de desarrollo,
destinada a hacer que los hogares sean económicamente autónomos,
permitiendo iniciar una actividad productiva, agrícola o comercial en la
periferia de la ciudad”, concluye el padre Michael que vive en Nigeria
desde hace más de 20 años.
Los agustinos irlandeses llegaron al país en 1938 y fundaron la primera
comunidad en 1966. Aunque Nigeria es la primera economía africana,
gracias a un sector minero muy importante, además del país más poblado
del continente, con aproximadamente 177 millones de habitantes, al mismo
tiempo tiene una esperanza de vida de solo 52 años y el 70% de la
población vive por debajo del umbral de la pobreza (menos de un dólar
por día). Además, la presencia del grupo terrorista Boko Haram y los
actuales enfrentamientos inter-étnicos hacen que el país sea uno de los
más peligrosos del continente africano. A pesar de esto, los frailes
agustinos continúan su trabajo en áreas de educación comunitaria,
cuidado de la salud, formación laboral para mujeres y jóvenes y
construcción de la paz.