En el breve discurso que les dirigió, el Papa se refirió a dos frases pronunciadas por el jefe de la delegación: “Jesús está con nosotros” y “Jesús está en camino con nosotros”. “Ambas –dijo el Papa– me hacen reflexionar y me plantean dos preguntas: ¿Yo soy capaz de creer que Jesús está con nosotros? ¿Yo soy capaz de caminar con todos, juntos, también con Jesús? Muchas veces pensamos que la tarea ecuménica es solamente la de los teólogos. Por eso es importante que los teólogos estudien, se pongan de acuerdo y expresen desacuerdo; sí, es muy importante. Pero, mientras tanto, el ecumenismo se hace en camino. Y es camino con Jesús, no con mi Jesús contra tú Jesús, sino con nuestro Jesús. El camino es fácil, se hace con la oración y con la ayuda a los demás. Rezar juntos: el ecumenismo de la oración, unos por los otros y todos por la unidad. Y luego, el ecumenismo del trabajo para tantos necesitados, para tantos hombres y mujeres que hoy en día sufren injusticias, guerras, cosas terribles. Todos juntos tenemos que ayudar. La caridad hacia el prójimo. Esto es ecumenismo. Esta ya es unidad. Unidad en camino con Jesús”.
Después el Santo Padre se refirió a otro ecumenismo que está caracterizando nuestra época: el de la sangre. “Cuando los terroristas o las potencias mundiales persiguen a las minorías cristianas o a los cristianos –observó– no se preguntan: “¿Eres luterano, eres ortodoxo, eres católico, eres reformado, eres pentecostal? No: “Eres cristiano”. Solamente reconocen a uno: el cristiano. El enemigo no se equivoca, sabe reconocer donde está Jesús. Este es el ecumenismo de la sangre. Hoy somos testigos. Pienso, por ejemplo, en los frailes ortodoxos coptos degollados en las playas de Libia:son hermanos nuestros. Dieron testimonio de Jesús y murieron diciendo: “¡Jesús, ayúdame!”. Con el nombre: Confesaron el nombre de Jesús”.
“Por eso –terminó– ecumenismo de la oración, ecumenismo del camino; y, el enemigo nos lo enseña, el ecumenismo de la sangre. Gracias, muchas gracias por vuestra visita”.