Bangkok, TAILANDIA (Agencia Fides, 18/10/2016) – “La noticia tan temida ha llegado: el rey ha
muerto. De forma simultánea, los canales de televisión, en blanco y
negro, han emitido este breve comunicado el jueves, 13 de octubre, por
la tarde. La gente se ha quedado sin habla por un momento y luego se ha
echado a llorar” así lo explica a la Agencia Fides un misionero que
trabaja en el país. “Hombres y mujeres jóvenes y ancianos, en la ciudad y
en las periferias. Se ha producido y todavía continúa, una
manifestación de afecto sincero hacia el monarca ultra octogenario. Ya
habían iniciado los preparativos para su cumpleaños, el 5 de diciembre,
día de la fiesta nacional del padre, pero sus condiciones de salud,
desde hace tiempo inestables, empeoraron hace unos días. No ha muerto un
rey, ha muerto 'el Rey'.
Para la mayoría de los tailandeses probablemente este es el único rey
que han conocido. Ha sido el más longevo del planeta. Ha reinado durante
70 años con gran sabiduría y atención hacia su pueblo. La monarquía,
que sigue siendo una institución garante de la paz y de la unidad
nacional, se identifica con Bhumibol Adulyadej, soberano número 9 de la
dinastía Chacri, la misma que fundó Bangkok a finales del siglo XVIII”,
continúa nuestra fuente.
“La población se siente perdida. Las instituciones se han concedido un
tiempo de reflexión. Se hará luto durante un año y luego se llevarán a
cabo los minuciosos ritos de cremación.
A lo largo de este año, la población, probablemente casi la totalidad de
los 66 millones de ciudadanos, harán un acto de reverencia al gran
soberano, considerado por todos el buen padre de la patria, digno de
entrar en el paraíso budista. La Conferencia Episcopal católica también
ha emitido un comunicado, que ha sido leído en todas las iglesias el
domingo 16 de octubre. Los obispos invitan a los cristianos a orar
durante todo el año por el alma del difunto rey y por su sucesor.
También piden que se toquen las campanas durante 9 días consecutivos y
que se expongan imágenes adecuadas en los templos y las escuelas
católicas”.
Por otra parte, añade el misionero, “las otras religiones e
instituciones civiles están haciéndolo de manera similar. Los cines y
teatros han suspendido su programación, los canales de televisión
retransmitirán en blanco y negro durante un mes, las zonas turísticas
están adaptando sus horarios y la venta de alcohol. Las telas de color
negro se han agotado, ya que son un signo común de luto. En el
sentimiento de la gente este rey ha quedado grabado como modelo del bien
y de la misericordia. Siempre representado con las poblaciones
agrícolas, en las montañas, en las aldeas. Su imagen siempre ha estado
presente en todas las casas y aulas. Paneles gigantes con su imagen
pueden verse en las entradas de los pueblos y ciudades.
Sin duda ha jugado un papel delicado en el conducir esta nación a través
de las cenizas de la Segunda Guerra Mundial y las turbulencias del
sudeste asiático vinculadas al comunismo. Ha acompañado el proceso de
modernización del Estado sin alterar las costumbres y tradiciones.
Explícitamente ha favorecido la coexistencia de las religiones en una
nación budista casi en su totalidad. Ha frenado el resurgir de ciertos
conflictos civiles en tiempos de crisis. Ahora Tailandia, después de la
pausa del luto, tendrá una serie de problemas, para nada pequeños, a los
que hacer frente”.