Detroit, ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA (Agencia Fides, 25/07/2017) - El juez Mark Goldsmith de Detroit ha bloqueado
durante noventa días la potencial deportación de los cristianos caldeos
y de otros inmigrantes iraquíes dispuesta el pasado mes de junio en
virtud de las nuevas reglas en materia de inmigración dispuestas por la
Administración Trump.
La medida ya había sido bloqueado temporalmente por el mismo juez por
períodos más cortos, y todas las suspensiones expiraban precisamente
ayer, lunes 24 de julio. La nueva medida ordenada por el juez Goldsmith
también toma nota de los mandatos de algunos ciudadanos iraquíes
amenazados con la deportación, que informaban del riesgo de poder sufrir
violencia y persecución, una vez repatriados en su país de origen. En
su disposición, Goldsmith también ha puesto de relieve cómo los casos
penales y judiciales que pesaban sobre muchos de los iraquíes amenazados
con la deportación - y evidenciados por la policía como la razón de su
deportación - en realidad eran casos “inactivos”, sacados a la luz para
la ocasión, de una manera evidentemente engañosa. En las razones de su
decisión, el juez señala que los derechos constitucionales de los
inmigrantes iraquíes – muchos de los cuales viven en EE.UU. desde hace
mucho tiempo - han sido violados, y que las garant
ías
para la tutela de las libertades fundamentales sólo pueden ser
suspendidas en raros casos de invasión extranjera o sublevación interna.
Los iraquíes arrestados el pasado 12 de junio por disposición de la
Immigration and Custom Enforcement (ICE, la agencia federal
estadounidense responsable del control de seguridad de las fronteras y
de la inmigración) eran 114, pero las medidas potenciales de expulsión
amenazan a unos 1400 inmigrantes de Iraq. Gran parte de los que ya han
sido arrestados vivían en la zona de Detroit y
pertenecen a familias cristianas caldeas.
La operación se produjo después del acuerdo entre los EE.UU. e Iraq en
el que el gobierno iraquí acordó acoger un cierto número de ciudadanos
iraquíes sometidos a órdenes de expulsión, con el fin de ser eliminado
de la lista negro de las naciones afectadas por el llamado “muslim ban”,
el bando del presidente Donald Trump para impedir el acceso a Estados
Unidos de ciudadanos de seis países de mayoría musulmana considerados
como potenciales “exportadores” de terroristas. Algunos de los
cristianos detenidos habían tenido anteriormente problemas con la ley.
El Patriarca caldeo Louis Raphael Sako también ha intervenido sobre el
caso: en una carta al obispo caldeo Frank Kalabat, que dirige la
Eparquía de San Tomás Apostol en Detroit, el Primado de la iglesia
caldea pidió solidaridad y cercanía a las familias de los iraquíes
afectados por esta medida de expulsión, y deseaba una solución adecuada
la emergencia humanitaria provocada por las medidas de alejamiento,
dirigidas hacia padres de familia con hijos pequeños.
Ahora los inmigrantes iraquíes que corren peligro de deportación tienen
tres meses para organizar junto con sus abogados, su estrategia legal
para hacer que las disposiciones de expulsión emitidas por el ICE sean
ineficaces.