Santo Antônio da Patrulha, BRASIL (Agencia Fides, 16/07/2019) – "El Congreso fue, sin duda,
un momento de verdadera conciencia del camino misionero de la Iglesia en
Brasil y en el mundo". Así lo manifiestan, en su carta de compromiso,
235 seminaristas diocesanos y religiosos de 104 diócesis brasileñas, que
del 10 al 14 de julio se reunieron en Santo Antônio da Patrulha (estado
de Rio Grande do Sul), en el III Congreso Nacional Misionero de
Seminaristas. Promovido por las Obras Misionales Pontificias y la
Comisión Nacional COMISE (Conselho Missionário de Seminaristas), el
Congreso tuvo el mismo tema que el Mes Misionero Extraordinario,
‘Bautizados y Enviados: la Iglesia de Cristo en misión en el mundo’, y
el lema "Seréis mis testigos... hasta los confines de la tierra" (Hch
1,8). El objetivo general era animar y mejorar la formación misionera de
los futuros sacerdotes en Brasil, para que la misión sea verdaderamente
el eje central de la formación y ayude a los
seminaristas a adquirir un auténtico espíritu misionero.
En la última carta de compromiso, recibida por la Agencia Fides,
recogiendo la experiencia del Congreso, que fue "un excelente espacio
para reflexionar sobre la formación misionera de los futuros
sacerdotes", los seminaristas subrayan: "Se nos animó a ser agentes
activos en el proceso de conversión pastoral y a ayudar a la Iglesia a
vivir la misión como una ‘pasión por Jesús y, al mismo tiempo, una
pasión por su pueblo’ (EG 268) a lo largo de todo el proceso de
formación, tanto como permanente".
Luego continúan: "Con la intención de despertar más conciencia de la
Missio ad gentes y reanudar la transformación de la vida, la formación y
el cuidado pastoral, sentimos que, más que nunca, debemos asumir sin
miedo el seguimiento de Cristo de manera preferencial. No se puede
hablar de vocación, excluyendo la misión".
En la época actual, caracterizada por cambios frenéticos que nos hacen
perder el sentido de la vida, el misionero está llamado "a ser y a hacer
algo definitivo en medio de esta fugacidad, porque la misión tiende
hacia lo que no pasará". Fortalecidos por el amor a Jesucristo,
fundamento de la misión, los seminaristas recuerdan la necesidad de
"promover la sinodalidad y crear espacios misioneros en las casas de
formación y en las parroquias; despertar el ardor misionero a través de
la conciencia de que la misión continua y permanente es un
desbordamiento de la experiencia personal con Jesús". Es necesario, por
tanto, revisar con valentía hábitos, estilos, horarios, lenguaje,
escucha, diálogo, estructuras, módulos, caminos de formación humana,
teológica y espiritual, así como la práctica de la solidaridad, la
cooperación y la integración.
"Juntos reafirmamos nuestro deseo -concluyeron-, animados y guiados por
el Espíritu de Dios, de construir en el corazón de los seminarios, casas
de formación, institutos, universidades y parroquias, una mentalidad
viva y ardiente, dirigida a una Iglesia en misión permanente, con el
rostro misericordioso del Padre, signo insustituible de la Iglesia
misionera".