CIUDAD DEL VATICANO (http://press.vatican.va - 24 de julio de 2019).- Mensaje del Prefecto del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo
Humano Integral, S.E. el Cardenal Peter Kodwo Appiah Turkson, con motivo
del Día Mundial del Turismo que se celebra cada año el 27 de
septiembre.
Mensaje
"Turismo y empleo: un futuro mejor para todos" es el tema del
Día Mundial del Turismo, que se celebra el 27 de septiembre, promovido
por la Organización Mundial del Turismo (OMT). Un tema que recuerda la
iniciativa: "El futuro del trabajo", deseada por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que este año celebra su centenario.
La elección de tratar el tema del turismo desde la perspectiva del
trabajo parece particularmente apropiada en vista del enraizamiento del
estado crítico que caracteriza la dimensión laboral en la vida de
muchas personas, en todas las latitudes. Los deseados objetivos de paz,
seguridad, promoción e inclusión social no se pueden alcanzar si se
descuida el esfuerzo conjunto para garantizar a todos un trabajo
decente, equitativo y libre, construido en torno a la persona y a sus
necesidades primarias de desarrollo. humano integral ."Trabajar es
propio de la persona humana. Expresa su dignidad de haber sido creado a
imagen de Dios "[1], ha afirmado el Papa FRANCISCO.
Donde no hay
trabajo, no puede haber progreso, no puede haber prosperidad y,
seguramente, no puede haber un futuro mejor. El trabajo, que no es solo
el empleo, sino la forma en que el hombre se realiza a sí mismo en la
sociedad y en el mundo, es una parte esencial para determinar el
desarrollo integral tanto de la persona como de la comunidad en que
vive.
"Estamos llamados al trabajo desde nuestra creación", escribe el Papa FRANCISCO en la Encíclica Laudato si
', señalando que "el trabajo es una necesidad, parte del sentido de la
vida en esta tierra, camino de maduración, de desarrollo humano y de
realización personal "[2]. "Sin trabajo- ha reiterado en el mensaje de
video a los participantes en la 48ª Semana Social de los Católicos
Italianos (Cagliari, 26-29 de octubre de 2017)- no hay dignidad".
Como recuerda el Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia: "La persona es el criterio de la dignidad del trabajo" y, citando la Encíclica Laborem exercens,
"En efecto, no hay duda de que el trabajo humano tiene un valor
ético,el cual está vinculado completa y directamente al hecho de que
quien lo lleva a cabo es una persona" .[3]
Con especial referencia al turismo, en su Mensaje para el XXIV Día
Mundial del Turismo[4] San Juan Pablo II explicaba también que este
sector "se ha de considerar como una expresión particular de la vida
social, con implicaciones económicas, financieras, culturales y con
consecuencias decisivas para las personas y los pueblos. Su relación
directa con el desarrollo integral de la persona debería orientar su
servicio, como el de las demás actividades humanas, a la edificación de
la civilización en el sentido más auténtico y completo, es decir la
edificación de la "civilización del amor" (ver Sollicitudo rei socialis , No. 33) ".
En el día de hoy no son pocos los problemas relacionados con el
trabajo en el sector del turismo, que se caracteriza por su variada
profesionalidad y sus tareas específicas. Consultores de viajes y guías
turísticos, chefs, sommeliers y camareros, azafatas, animadores,
expertos en marketing turístico y redes sociales: muchos operan en
condiciones de precariedad y, a veces, de ilegalidad, con salarios
injustos, obligados a un duro trabajo, a menudo lejos de la familia, con
alto riesgo de estrés y sometidos a las reglas de una competitividad
agresiva.
Indigna, además, la explotación del trabajo en los países pobres pero
con una alta vocación turística en virtud del rico patrimonio ambiental e
histórico-cultural que los caracteriza, donde rara vez son las
poblaciones nativas las que se benefician del uso de los recursos
locales. Inaceptables son también las violencias contra su población, la
ofensa de su identidad cultural y todas las actividades que causan la
degradación y la explotación voraz del ambiente.
En este sentido, en 2003, siempre San Juan Pablo II señalaba que “la
actividad turística puede desempeñar un papel relevante en la lucha
contra la pobreza, tanto desde el punto de vista económico, como social y
cultural. Viajando se conocen lugares y situaciones diversas, y se cae
en la cuenta de cuán grande es la brecha entre los países ricos y
pobres. Además, se pueden valorar mejor los recursos y las actividades
locales, favoreciendo la participación de los sectores más pobres de la
población "[5].
En este sentido, las posibilidades de desarrollo que ofrece el sector
turístico son considerables, tanto en términos de oportunidades de
empleo como de promoción humana, social y cultural. Oportunidades
especialmente abiertas a los jóvenes y que fomentan su participación
como protagonistas de su desarrollo, quizás a través de iniciativas
empresariales en propio en los países desfavorecidos.
Los datos publicados por la Organización Mundial del Turismo (OMT)
muestran que de 11 puestos de trabajo en el mundo, al menos 1 es
generado, -directa o indirectamente-, por el turismo, y registran un
crecimiento constante del fenómeno que involucra a millones de personas
en todos los rincones del mundo. Se habla de un ciclo expansivo, con
enormes implicaciones a nivel social, económico y cultural, que ha
superado las expectativas más optimistas. Basta con decir que en 1950
los turistas internacionales eran algo más de 25 millones, mientras que
en la próxima década se estima que podrían alcanzar la cifra de dos mil
millones de viajeros en todo el mundo.
Frente a estos flujos, resulta alentadora la dimensión de encuentro
que puede brindar el trabajo en el sector turístico. En muchos casos en
el desempeño de sus tareas diarias los operadores del sector en todos
los niveles, tienen la oportunidad de encontrarse con personas de los
países más diversos y comenzar ese conocimiento, que es el primer paso
para el abandonando de prejuicios y estereotipos y para construir
relaciones basadas en la amistad. El pasado mes de marzo, dirigiéndose a
los jóvenes del Centro de Turismo Juvenil con motivo del 70 aniversario
de la fundación de esa asociación el Papa FRANCISCO ha hablado del
turismo como una oportunidad para encontrarse. El Pontífice expresó su
aprecio por el esfuerzo en promover un "turismo lento", "no inspirado
por los cánones del consumismo o deseoso solamente de acumular
experiencias, sino capaz de favorecer el encuentro entre las personas y
el territorio, y de favorecer el crecimiento en el conocimiento y el
respeto mutuos "[6].
El Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral llama,
pues, a todos los gobernantes y responsables de las políticas económicas
nacionales para que favorezcan el trabajo, particularmente entre los
jóvenes en el sector del turismo. Un trabajo que ponga en el centro a
la dignidad de la persona, como recomienda la Comisión Mundial sobre el
Futuro del Trabajo de la Organización Internacional del Trabajo (OIT)[7]
, que se convierta en nstrumento para promover el desarrollo integral
de cada hombre y de todo el hombre, que coopere en el desarrollo de las
comunidades, cada una de acuerdo con sus propias peculiaridades, y que
favorezca la creación de relaciones de amistad y fraternidad entre las
personas y los pueblos.
Aseguramos nuestra cercanía y nuestro apoyo a todos aquellos que
están comprometidos con el logro de estos objetivos, y exhortamos a los
responsables y operadores del turismo a tomar conciencia de los desafíos
y oportunidades que caracterizan el trabajo en este sector. Finalmente,
deseamos dar las gracias en particular a los trabajadores pastorales
por las energías que dedican cada día a asegurar que la Palabra de Dios
ilumine y vivifique este campo único de la vida humana.
Del Vaticano, 23 de julio de 2019.
Peter K. A. Cardenal TURKSON Prefecto