Hassaké, SIRIA
 (Agencia Fides, 23/03/2017) – Los milicianos del Daesh se han retirado de los 
alrededores de Hassaké. Durante años, tenían posiciones a menos de 
veinte kilómetros de la capital de la provincia, en el noreste de Siria.
 Ahora se han alejado por lo menos sesenta kilómetros. La ciudad 
respira, pero las consecuencias del conflicto siguen pesando sobre la 
vida cotidiana: “Al sur de la capital” refiere a la Agencia Fides 
Jacques Behnan Hindo, arzobispo siro católico de Hassaké Nisibi, “hay 
pueblos de beduinos donde se pasa hambre.
Habían aceptado la dominación del Daesh, porque les garantiza lo 
necesario para vivir. Ahora muchos de ellos apoyan a las milicias 
kurdas. Pero muchos no tienen nada que comer. Como diócesis, acabamos de
 distribuir entre ellos tres mil cabezas de ganado entre cabras y 
cabritos, para que puedan tener leche y tratar de criar pequeños rebaños
 de gestión familiar o comunitaria. Serán recursos para asegurar su 
supervivencia. Los cristianos aquí han sufrido mucho durante la guerra. 
Sin embargo, hay quienes han sufrido tanto o más que los cristianos. Y 
nosotros ayudamos a todos”.
La arquidiócesis siro católica - añade Mons Hindo - también ha 
restaurado 25 viviendas en los barrios del sur de Hassaké, y las ha 
repartido a familias que no son cristianas. La intención es contribuir 
con el tiempo a debilitar los conflictos sectarios. En este sentido, el 
arzobispo siro católico sigue considerando como ambiguo el 
comportamiento de algunos grupos kurdos militarizados: “desde hace casi 
un año”, dice el Arzobispo, “continúan manteniendo el control del 
hospital en construcción que habían prometido desalojar antes de junio 
del año pasado, para comenzar los trabajos de restauración y permitir 
que el centro de salud iniciase su trabajo”. 
 
